Unos cien artistas del cine cubano se solidarizan con el Movimiento San Isidro

Por 14ymedio

Foto de archivo de la pagina de Facebook del Movimiento de San Isidro.

HAVANA TIMES – Alrededor de un centenar de cineastas ha hecho público un manifiesto de solidaridad con los miembros del Movimiento San Isidro que iniciaron una huelga de hambre el pasado miércoles para pedir la libertad del rapero Denís Solís, condenado a ocho meses de prisión por un presunto delito de desacato.

Entre los firmantes hay nombres tan destacados como los realizadores Juan Carlos Cremata, Carlos Lechuga, Yimit Ramírez, Fabián Suarez, Fausto Canel, Violena Ampudia y Yaima Pardo. También están otros rostros relevantes de la escena artística cubana como Lester Álvarez o el actor Mario Guerra. Además, también suscriben el manifiesto Miguel Coyula, Yunior García y la productora Claudia Calviño, que residen en la Isla.

Muchos de ellos forman parte del colectivo Cardumen, que surgió hace dos años cuando el filme Quiero hacer una película, de Yimit Ramírez, fue excluido de una de las principales secciones de la última Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). El grupo reivindicaba entonces la existencia de un cine comprometido y opuesto al «complaciente».

«Creemos que solo hallaremos salvación en el diálogo y no en la imposición de la fuerza bruta», defiende el texto.

En su declaración, los firmantes reclaman el derecho de los cubanos a pensar distinto y a expresarlo libremente y afirman no tener miedo a los matices y diferencias. «Creemos que solo hallaremos salvación en el diálogo y no en la imposición de la fuerza bruta», defiende el texto.

Los firmantes consideran que el poder, que actúa con impunidad e imponiéndose a la ciudadanía, tiene un proyecto de país excluyente por el que no se sienten concernidos y expresan su apoyo moral a los huelguistas por comprometer su salud y dar un paso al frente a costa de perder su tranquilidad.

El manifiesto admite que puede discrepar con el Movimiento San Isidro como lo hacen ellos mismos de manera interna, porque se puede no compartir «una misma filiación política ni una misma visión del mundo, pero sí una sola humanidad». Como comunidad cinematográfica, los cineastas del Cardumen se reivindican al lado de la libertad y la vida.

«Podríamos no estar en sintonía con estos jóvenes en varios órdenes, eso no importa. La violencia ejercida contra ellos vulnera su dignidad. El estado de sitio al que se ve sometida la sede del Movimiento es vergonzoso. Nada tienen que ver esas prácticas con el ejercicio de los derechos políticos de una supuesta mayoría. Nos preocupa el desprecio a la vida humana que manifiestan los medios oficiales con su acostumbrado silencio», dice el texto.

Precisamente este lunes, el silencio se ha roto. La prensa oficial reproduce un texto del periodista Pedro Jorge Velázquez en el que se acusa al colectivo de estar financiado desde Washington a través de organizaciones como la Fundación Nacional Cubana Americana, una reacción habitual ante cualquiera que cuestione a las autoridades cubanas.

«Entienda que el pueblo cubano no responde porque el Movimiento San Isidro no los representa, no les ha resuelto nada, no les propone nada nuevo, no les muestra un futuro parecido a sus aspiraciones ni les enseña el camino de la esperanza y ni siquiera, digámoslo claro, sabe quiénes son. Lo que se mueve en La Habana es diferente a lo que se mueve en el resto del país. En mi cuadra nadie sabe lo que es el Movimiento San Isidro, aunque esta semana haya salido en el Washington Post», dice el texto, publicado entre otros por la web oficialista Razones de Cuba.

Otro artículo publicado por el mismo medio no duda en vincular al rapero Denis Solís con el terrorismo y con «un cubanoamericano radicado al sur de la Florida que se encuentra acusado en ausencia por el delito de sabotaje, y de quien ha recibido indicaciones de perpetrar acciones subversivas y de desobediencia civil en el territorio nacional».

Adentro de la casa-sede del Movimiento de San Isidro

Anamely Ramos arremetió contra estas acusaciones en un directo este lunes. «Miren esto, miren esta casa, vean las imágenes con un poco más de agudeza y vean la precariedad que se vive en esta casa, que además es la precariedad de todos los cubanos. Qué terrorismo, qué organizaciones internacionales nos pagan a nosotros, de dónde sacan esas ideas absurdas».

Igualmente, cuenta que Denis Solís no es «esa persona», sino un muchacho «que perdió a su mamá a los once años, que se hizo enfermero y vio que no podía vivir con su salario como la mayoría de los jóvenes cubanos»; que abandonó su carrera y se compró un bicitaxi, que le confiscaron; que, después, trató de irse del país y tampoco pudo, así que «se dio cuenta de que necesitaba protestar».

La curadora informa de que Luis Manuel Otero Alcántara y Maikel Castillo Osorbo «están débiles pero al mismo tiempo están convencidos de que no van a abandonar la huelga de hambre y sed», y ruega a todas las personas que apoyan al Movimiento que no les pidan que abandonen el ayuno. «Las energías no pueden estar enfocadas en ellos, sino en hacer ustedes desde su propia individualidad lo que creen que es correcto, y la única forma de salvarlos a ellos es insistir en la libertad de Denis Solís», suplica.

«Nosotros entramos aquí a tratar desde la poesía, desde el arte, incidir en una sociedad que está totalmente rota», argumenta Ramos en su video. «No es que Denis Solís sea nuestro amigo, no es que Denis Solís sea el Movimiento San Isidro y necesitemos salvarlo; es que necesitamos salvar a Cuba a través de Denis Solís». Y se refiere a los miembros de la Seguridad del Estado que los llevan acosando desde hace días: «Esas personas no son nada, no han hecho nada por este país salvo impedir que los demás hagan lo que tienen que hacer».

El mismo medio no duda en vincular al rapero Denis Solís con el terrorismo y con «un cubanoamericano radicado al sur de la Florida que se encuentra acusado en ausencia por el delito de sabotaje»

Mientras tanto, el colectivo ha seguido recibiendo muestras de apoyo desde amplios ámbitos de la cultura. Haydée Milanés, Descemer Bueno o Alexis Valdés se han pronunciado de manera particular en sus redes sociales.

La cantante, hija de Pablo Milanés, se mostró muy preocupada por el estado de salud de varios de los huelguistas. «En este punto, infelizmente y con dolor, ya no se puede hablar de respeto ni de tolerancia (esa que necesita tanto nuestro país); en este punto se trata de que hay personas que pueden morir en unas horas, de que sus cuerpos pueden comenzar a colapsar en cualquier momento», dijo.

El actor Alexis Valdés también apeló a poner por delante la vida de los miembros del colectivo e insta al Gobierno que no permita que les suceda algo malo. «Pido, por favor, que todo el que pueda hacer algo porque esa huelga de hambre termine que lo haga ahora. Ya», remata.

Tambien Amnistía Internacional

La organización Amnistía Internacional también se ha solidarizado con el Movimiento San Isidro en una declaración hecha pública el pasado viernes por Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de la ONG. «El continuo acoso e intimidación de miembros del Movimiento San Isidro, a la vanguardia de la impugnación del Decreto 349, una ley distópica que censura a los artistas, muestra la continua represión de los derechos humanos en Cuba, incluido el derecho a la libertad de expresión en el país. Las autoridades pueden seguir acosando, intimidando, deteniendo y criminalizando a artistas y pensadores alternativos, pero no pueden mantener sus mentes en la cárcel», sostuvo.

Las detenciones de las últimas horas también fueron denunciadas por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con sede en Madrid, que en un comunicado emitido este lunes condena «la escalada represiva del régimen cubano y sus actos de violencia contra activistas pacíficos y miembros de la sociedad civil y la oposición política». En esta ocasión, recuerda el OCDH, «la prensa acreditada estuvo presente, pero la policía impidió la cobertura de esa acción pacífica e intentó arrebatar las cámaras de los reporteros presentes, mientras pedían insistentemente a la turba de miembros de las brigadas de respuesta rápida que les escupieran, según afirmaron testigos».

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