Santos acepta reunión con Maduro pero pone condiciones

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, con los deportados.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, con los deportados.  Foto: elnuevodiario.com.ni

HAVANA TIMES (dpa) — El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, aceptó hoy una reunión con su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro, con el objetivo de solucionar la crisis fronteriza que viven ambos países desde hace dos semanas, pero puso como condición que cesen los atropellos contra los colombianos que viven en ese país.

“Le quiero decir al presidente Maduro que estoy dispuesto a reunirme con él, pero que los colombianos necesitan que se les respeten sus derechos fundamentales y que necesitamos que dé pasos en esa dirección”, dijo Santos en el marco del problema fronterizo, donde Venezuela acusa a Colombia de no asumir su responsabilidad para contener el contrabando, los grupos armados irregulares y el ataque a la moneda venezolana.

Sanatos señaló que el encuentro se puede concretar si el gobierno venezolano permite que 2.067 niños que se quedaron en Venezuela por el cierre de la frontera puedan cruzarla para ir a sus colegios en Colombia.

Otras dos condiciones consisten en que Venezuela permita el ingreso de 18 camiones que esperan en la frontera para recoger las pertenencias de los deportados y que se apliquen “los protocolos mínimos” de deportación para que los colombianos no sean maltratados.

“Si esas condiciones, que son mínimas, humanitarias, se cumplen, yo me siento a arreglar este problema. Yo le aseguro, presidente Maduro, que lo podemos arreglar, porque si el problema es el contrabando, somos los más interesados en luchar contra el contrabando”, dijo.

“Si el problema son las bandas criminales (que actúan en la frontera), somos los más interesados en combatir ese flagelo. Y quiero explicarle (a Maduro) que los problemas de Venezuela no son hechos en Colombia, que no somos responsables de la escasez, de la inflación y de la tasa de cambio”, añadió.

Maduro, por su parte, dijo al terminar una visita a China que deseaba un encuentro bilateral con Santos, a quien, sin embargo, le advirtió que le “va a ir mal si toma el camino de las amenazas”.

El presidente venezolano había expresado el martes su deseo de sostener una reunión “cara a cara” con Santos para solucionar los problemas fronterizos.

El pedido lo reiteró hoy, también desde China, después de reunirse con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a quien le pidió apoyo para contener el éxodo de colombianos hacia Venezuela por la frontera.

Dijo además que el gobierno de Bogotá no ha querido responder los pedidos de Venezuela para que se detengan las operaciones cambiarias en la frontera que debilitan a la moneda venezolana.

“La patria de Simón Bolívar llama al presidente Santos a restituir el equilibrio, la sensatez y la tranquilidad. Le va a ir muy mal si toma el camino de las amenazas, sean políticas, diplomáticas o de cualquier signo, porque Venezuela está acompañada por los pueblos del mundo y del propio pueblo colombiano”, señaló Maduro.

Paralelo al posible encuentro bilateral corre el anuncio del fiscal general de Colombia, Eduardo Montealegre, de que presentará una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) a raíz de los procesos de deportación a los que fueron sometidos ciudadanos colombianos en Venezuela.

“Esto no es una decisión precipitada, la vengo meditando desde que comenzó la crisis y allí comenzamos a analizar la situación a la luz del Derecho Internacional”, dijo Montealegre a la estación Blu Radio.

La crisis fronteriza fue analizada hoy en Bogotá por obispos de las conferencias episcopales de los dos países, que hicieron un llamado para que los presidentes solucionen el problema.

Según Roberto Luckert, arzobispo de Coro, Venezuela, el cierre de la frontera fue una “torpeza política” de Maduro, mientras que el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Luis Augusto Castro, dijo que la crisis no debe derivar en el retiro de Venezuela de su papel de “acompañante” del proceso de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC.

Las tensiones empezaron el 20 de agosto, cuando Maduro cerró la frontera entre el estado venezolano de Táchira y el departamento colombiano de Norte de Santander, después que un ataque a tiros dejara a tres soldados venezolanos heridos.

Además, decretó el estado de excepción en sectores limítrofes y ordenó las deportaciones, con el argumento de la lucha contra el contrabando y las bandas armadas que operan en la zona.

La ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, María Ángela Holguín, dijo el miércoles que las más recientes cifras indican que desde que empezó la crisis han sido deportados 1.326 colombianos, en su gran mayoría por el paso internacional que conduce a Cúcuta, capital de Norte de Santander.

Según Naciones Unidas, cerca de 10.000 colombianos han cruzado la frontera por pasos naturales, principalmente un río, para anticiparse a una eventual deportación.

Mientras, el vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, se reunió con embajadores acreditados en el país para exponer las medidas tomadas por el gobierno en la frontera.

En la reunión en la Cancillería con el cuerpo diplomático, Arreaza estuvo acompañado por el defensor del Pueblo, Tarek William Saab, quien criticó la amenaza de Colombia de denunciar a Venezuela ante la CPI.