Misioneros curan los pies de migrantes venezolanos en Bogotá

La monja Valdete Willeman hablando por radio RCN de Bogotá.

HAVANA TIMES – Lavar los pies de los venezolanos que han caminado días enteros, aplicar cremas y ungüentos para sanar las heridas, brindar un plato de comida y ofrecer zapatos nuevos es la labor de un grupo de misioneros en Bogotá, la capital colombiana.

“Son personas dignas de ser respetadas, pero llegan física, psicológica y espiritualmente destrozados, los pies hinchados y para llegar aquí es necesario tener valor. Ellos caminan 3, 6 o 15 días para llegar aquí”, relató hoy a RCN radio la monja Valdete Willeman, quien es una misionera Scalabriniana, una orden dedicada a acoger migrantes en todo el mundo.

La religiosa de origen brasileño ocupa sus días en ofrecer sus servicios en el Centro de Atención al Migrante de la Arquidiócesis de Bogotá, un espacio ubicado en el centro de la ciudad y al que diariamente llegan decenas de venezolanos que huyen de la crisis, agotados de las largas caminatas.

“Todos los días hago esto con mucho cariño, preparo su agua con jabón, la medicina para sanar sus heridas, esto es la iglesia”, agregó Willeman.

Una de las personas que ha llegado hasta este lugar es Vanessa, una venezolana que junto a su esposo y tres hijos cruzaron el Puente Internacional Simón Bolívar, que une a los dos países, y desde allí caminaron a Cúcuta, Bucaramanga y Bogotá, un recorrido de casi 600 kilómetros.

Cifras oficiales dan cuenta que un millón de venezolanos han llegado a Colombia para establecerse. Ese número contabiliza regulares e irregulares.

Pies de ciudadana venezolana luego de una caminata de varios días. Diariamente llegan decenas de personas para ser acogidas en el Centro de Atención al Migrante en Bogotá.  Foto: RCN Radio

Luego del lavado y la curación, los inmigrantes reciben un par de zapatos nuevos. El sótano del lugar funciona como bodega, donde no solo hay calzado, sino todo tipo de prendas que han sido donadas por los colombianos.

“Viene la gente y deja sus donaciones en buen estado, acá los clasificamos por tallas y lo que más se recibe son chaquetas y zapatos”, dijo al mismo medio Esteban López, trabajador del lugar.

En la bodega también hay juguetes y peluches, pensando en que a Colombia llegan familias enteras.

Según cuentan los administradores del lugar, nueve de cada diez personas que llegan al Centro de Atención están de paso.

“Nuestra meta es Ecuador”, dijo Mateo, otro de los venezolanos que llegaron hasta allí, al tiempo que hace cuentas porque el dinero no le alcanza. El viaje hasta la frontera puede llegar a costar unos 60 dólares por persona, y está allí junto a su esposa. A eso se suma el temor porque en el borde les impidan el paso.