La guerra ha terminado: Colombia abre las puertas a la paz

Por Guillermo Nova (dpa)

Map of Colombia.  Illustration: kids.nationalgeografic.com
Map of Colombia. Illustration: kids.nationalgeografic.com

HAVANA TIMES – Colombia dio un decisivo paso adelante para poner fin a más de medio siglo de conflicto armado tras anunciar hoy que finalizaron las negociaciones y que ya hay un acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC.

“Hoy hemos llegado a la meta, la firma es el fin del conflicto armado, la mejor forma de ganarle a la guerra fue sentarnos a hablar de la paz, la guerra ha terminado”, aseguró el jefe negociador del Gobierno colombiano, Humberto de la Calle, tras el histórico anuncio.

El representante gubernamental y el líder guerrillero Luciano Arango, alias “Iván Márquez”, realizaron una prefirma de los acuerdos a modo simbólico, como cierre del pacto, a la espera de que sean firmados más adelante por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el comandante Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”.

“La firma de un acuerdo de paz no es un salto al vacío”, aseguró De la Calle. Los negociadores “hubiéramos querido algo más”, dijo el representante gubernamental, quien señaló que será la sociedad colombiana quien decida “si hemos acertado”.

“El pueblo debe convertirse en garante principal de su cumplimiento”, señaló “Iván Márquez”, quien pidió mirar hacia delante en esta nueva etapa que vivirá Colombia.

Después de cuatro años de negociaciones en La Habana, en los que se vivieron momentos de incertidumbre y que contaron con el abierto rechazo del ex presidente Álvaro Uribe, finalmente Colombia ya tiene su acuerdo de paz.

Según fuentes gubernamentales, el acto protocolario de firma de Santos y “Timochenko” se realizará en septiembre y posiblemente en Colombia. Se espera que en octubre el acuerdo sea sometido a un plebiscito para que los colombianos lo refrenden o rechacen.

A partir de la firma final de la paz, los guerrilleros tendrán 180 días para desmovilizarse bajo supervisión de una comisión liderada por la ONU.

Los diálogos de paz comenzaron en La Habana el 19 de noviembre de 2012 con una agenda previamente acordada de cinco puntos por ambas partes en la que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, como repetía frecuentemente De la Calle.

En mayo de 2013 llegó el primer acuerdo relativo al desarrollo rural por el que se sentaron “las bases para la transformación del campo y crea las condiciones de bienestar y buen vivir para la población rural”.

El primer punto en común sirvió para que las negociaciones continuaran con mayor optimismo y en noviembre de ese año ambas partes acordaron la participación política de la guerrilla una vez se firmase el fin del conflicto.

En mayo de 2014 se firmó el acuerdo para el combate contra las drogas ilícitas, uno de los grandes problemas del país sudamericano, para lo que marcaron una estrategia de lucha contra el narcotráfico.

A puerta cerrada el proceso avanzaba lento aunque daba sus primeros resultados, pero cuando se empezaron a tocar los puntos polémicos de las víctimas y la justicia en el postconflicto se vivieron jornadas que hicieron pensar que se entraba en punto muerto.

El 23 de septiembre de 2015, un día después del fin de la visita del papa Francisco a Cuba, la isla volvía a centrar los focos de atención. Santos y “Timochenko” se dieron un apretón de manos ante la atenta mirada del mandatario cubano, Raúl Castro.

La histórica fotografía selló el acuerdo de la creación de un sistema de justicia especial para todos los implicados en el conflicto, con beneficios para quienes admitieran su responsabilidad y respeto a la memoria de las víctimas.

El acuerdo fue uno de los grandes éxitos de las negociaciones porque eliminaba uno de los frenos para avanzar. Santos anunció entonces un plazo de seis meses como máximo para firmar la paz. La fecha fijada fue el 23 de marzo de 2016, un objetivo que finalmente no se cumplió.

Hubo que esperar hasta el 23 de junio para el anuncio en La Habana del cese el fuego bilateral y definitivo, finalmente se ponía fin al conflicto con la dejación de las armas por parte de las FARC.

Las armas entregadas por la guerrilla se utilizarán en la construcción de tres monumentos, uno en Colombia, otro en la sede de la ONU en Nueva York y el tercero en La Habana, en agradecimiento a su papel como garante de las negociaciones.