Familia Gross pide a Obama negociar con Cuba

HAVANA TIMES (dpa) — El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, debería mandar a Cuba a un enviado especial de “alto nivel” que tenga poderes para negociar las condiciones para la liberación del contratista norteamericano encarcelado en la isla Alan Gross, reclamaron hoy su esposa Judy y su abogado.

“Obama tiene que mandar a un enviado de alto nivel a Cuba que tenga la autoridad de discutir todo un espectro de cuestiones en la relación bilateral y que pueda tomar las decisiones que sean necesarias para que Alan vuelva a Casa”, afirmó el abogado de la familia, Jared Genser, en rueda de prensa en Washington.

El representante legal dijo no dudar de la “preocupación” del gobierno de Obama por Gross, quien la semana próxima cumplirá tres años desde su detención en La Habana y que actualmente cumple 15 años de cárcel en la isla. “Pero los esfuerzos realizados no han tenido éxito”, subrayó.

“Es hora de que cambien las tácticas, han pasado tres años y el gobierno no ha logrado sacar a Alan, necesitamos un enfoque diferente y urgimos al gobierno a que mande a un enviado de alto nivel”, insistió.

Según consideró, esta persona -para la que no quiso proponer a nadie en concreto- debería viajar de forma “privada” y “discreta” a la isla.

A la par, sin embargo, tiene que ser “cercana al presidente, que tenga autoridad para discutir cuestiones de la relación bilateral y la capacidad de revisar lo que quieren los cubanos y los estadounidenses y encuentre una manera de traer a Gross a casa”, enumeró Genser.

Tanto para el abogado como para Judy Gross, la reciente reelección de Obama para un segundo mandato constituye un momento oportuno para hacer un renovado esfuerzo diplomático a favor del contratista, pese a que un año atrás el ex gobernador de Nuevo México Bill Richardson ya hizo un esfuerzo parecido, sin éxito.

“Mi filosofía es que eso sucedió entonces, no funcionó pero esto no va a impedirnos ahora mandar más enviados”, dijo Judy Gross, quien denunció que su marido se siente “abandonado y olvidado” en Cuba, “como un soldado al que se deja morir en el campo” de batalla.

“Ahora estamos en un momento distinto, han pasado tres años, su salud (de Gross) sigue empeorando y el presidente acaba de ser reelegido para un segundo y último mandato, por lo que estamos en otro momento político”, acotó Genser.

El caso de Alan Gross es uno de los que más lastra actualmente las tensas relaciones entre Washington y La Habana. El contratista estadounidense fue detenido en diciembre de 2009 cuando intentaba entrar a la isla con sofisticados equipos de comunicación prohibidos en Cuba, aunque habituales en otros países.

Un tribunal condenó al estadounidense a 15 años de prisión en marzo de 2011 por “actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado”. Gross sostiene que los equipos estaban destinados a facilitar el acceso a Internet a la comunidad judía en Cuba.

Su familia ha denunciado un gran deterioro en la salud de Gross, de 63 años, en estos últimos tres años, algo que las autoridades cubanas niegan.

Esta misma semana, el gobierno de Raúl Castro descartó oficialmente que Gross padezca cáncer, una evaluación médica que la familia del estadounidense sigue poniendo en duda, por lo que reclama que se permita que un médico elegido por los Gross pueda realizar más pruebas al contratista.