Esperando a Dorian en Miami

Por Vicente Morín Aguado

Calle 8 de Miami mientras Dorian se acerca

HAVANA TIMES – En la tarde del lunes 2 de septiembre, llueve a ratos, escampa y sale el sol, y vuelve la lluvia pero sin ventolera. La calle ocho de la Pequeña Habana puede cruzarse sin mucho esperar. El turismo que inunda esta zona pintoresca de Miami ha disminuido, sobre todo por la persistente amenaza que inunda los teléfonos.

Dorian está a primera vista, mezclado con una infinidad de anuncios donde no falta Jennifer López, quien al menos en las pantallas móviles no parece temerle a la tormenta.

La gente se muestra aleccionada, Nikki, dueño de una mesa caliente que ofrece comida cubana barata, advierta a sus empleados: “no voy a cerrar, tampoco asegurar cristales, si viene—el ciclón— que se lo lleve todo, esta gente no me engaña, gasta y gasta dinero, después por gusto.” La referencia es sobre la desmedida propaganda comercial, aliada de los temores que lógicamente desata un huracán categoría cinco.

El transporte público funciona normalmente, inclusive los Trolleys, vistosos Ómnibus gratuitos cuyas rutas recorren las áreas centrales de la ciudad, estableciendo conexiones con el resto de la transportación urbana.

Han cerrado numerosos comercios, generalmente pequeños, escasamente relacionados con urgencias. La razón primera no es el huracán, es que en todos los Estados Unidos celebran El Día del Trabajo, feriado en este inmenso país. Sin embargo, no hay una regla obligatoria, quiénes desearon abrir lo hicieron.

Los supermercados están abiertos, son muchos en el país de la abundancia, asombra no ver aglomeraciones de público cuando es inminente una sucesión de días de mal tiempo, al menos así piensa el cronista, recién escapado del desabastecimiento hecho historia llamado Cuba.

En el Dólar Tree, el verdadero “todo por un dólar”, no las tristes imitaciones cubanas, había poca gente comprando. Se trata de una cadena de supermercados, cualquiera de ellos tan grande como puede serlo Ultra en La Habana, donde se ofertan desde salchichas hasta helados, confituras, enlatados, aseo personal, utensilios de cocina, refrescos, y muchas cosas más.

Unos se abastecieron antes, otros necesitaban muy poco. Alguien pregunta por velas, le responden que las tradicionales se acabaron, quedan de las usadas en la liturgia, grandes, gruesas, perfumadas, conocidas por Cirios. Claro, la escala de tiendas comienza en estos árboles del billete verde con el UNO como precio, hasta alcanzar los Wal-Mart o los Mall, donde puedes necesitar ayuda para encontrar la salida.

La población está bien informada, si se escribe en el buscador de Google la palabra refugio, aparecerán diversas opciones para los necesitados, con indicaciones de cómo llegar a ellas. La lista de locales es extensa, casi todas escuelas.

Duermen tranquilamente

Tratándose de los Estados Unidos y de la Florida en particular, llama la atención una nota especial emitida por las autoridades:

El servicio de Inmigración y control de aduanas, el temido ICE por sus siglas en inglés, “suspendió desde el jueves todo tipo de operaciones de arrestos en Florida ante la emergencia causada por el huracán Dorian”. Se aclara que, de necesitar refugio, no se pedirá documentación alguna a los necesitados, “ni antes, ni durante, ni después” de su estancia en los refugios.

No es fácil comprender la filosofía del american way of life.

La nota curiosa es que hay locales donde se aceptan mascotas, en tanto han habilitado un centro especial para albergar animales de vida silvestre en peligro.

Se agregan instituciones benéficas con ofrecimientos de camas más tres comidas diarias.

Las escuelas no abrirán este martes, advierte el superintendente del sector en Miami Dade, el gran condado correspondiente al núcleo original de Miami, lo mismo debe esperarse para otras poblaciones que erróneamente suelen englobarse bajo el referido nombre: Hialeah, Florida City, Coral Gables, Kendall, etc.

Facebook se vuelve imprescindible cuando hay que estar encerrado en casa. Los internautas descargan sin mostrar temor por el cielo que amenaza. Ironizan ante lo inevitable, conscientes de la sociedad a la cual pertenecen. Con la firma de Norge Pérez se lee están locos porque llegue el ciclón, para después hacerse ricos. Las torpezas al hablar del presidente Trump no escapan al chiste mordaz en los noticieros:

“Trump no cree haber escuchado de un huracán categoría 5, según sus propias palabras después de irse al golf en un terreno de su propiedad ayer domingo. Cuatro tormentas de este tipo han afectado el país desde que asumió el cargo.”

El colega Alejandro Armengol de Cubaencuentro.com replica una bonita crónica de su autoría titulada CICLON, cuyas palabras iniciales van dirigidas a Hemingway en Cuba.

Explica Alejandro en FB: “El paso del huracán es fortuito, inevitable e incierto. Cuando llega solo cabe buscar refugio. Un ciclón nos hace sentir pequeños, débiles abandonados. Ese alarde de fuerza de la naturaleza abre las posibilidades de que los hombres se ayuden o se dediquen al saqueo. Somos mejores y peores. Una tragedia para unos y una bonanza para otros. Miseria y oportunidad. Pérdida y ganancia.”

Cuba felizmente escapó esta vez, así lo comenta otro cronista desde Habana, Armando Antonio Ginory Valdés, agregando fotos: El huracán Dorian no pasó—por Cuba— y acaba de colapsar un edificio de apartamentos en Centro Habana. Si llega a pasar…

Vicente Morín Aguado: [email protected]