El balance de 15 años del Plan Colombia

¿Será necesario un Plan Colombia II?

Por Beatriz Juez

Illustración colombiadrogras.wordpress.com
Ilustración colombiadrogras.wordpress.com

HAVANA TIMES (dpa) — El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, celebrarán el jueves en la Casa Blanca el 15 aniversario del Plan Colombia, mientras muchos ya hablan de un Plan Colombia II para el posconflicto.

La reunión entre Obama y Santos es “una oportunidad para celebrar la cooperación entre Estados Unidos y Colombia, dos importantes socios en las Américas, pero también se discutirá la finalización del proceso de paz y los próximos pasos a dar para su implementación”, adelantó Harold Trikunas, director para América Latina de Brookings.

Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, espera una “reunión cordial” entre los dos mandatarios. “Se trata de un logro muy importante, surgido de la cooperación estrecha entre Colombia y Estados Unidos a lo largo de los años. Hay pocos casos parecidos en el mundo”, resaltó Shifter. Sin embargo, este experto considera que “hay que moderar el triunfalismo” porque los desafíos pendientes son “muchos y complejos”.

Los expertos consultados por dpa se encuentran divididos sobre el balance del Plan Colombia, lanzado hace 15 años por los presidentes Andrés Pastrana y Bill Clinton con el objetivo de generar una revitalización social y económica en ese país, terminar el conflicto armado en Colombia y luchar contra el narcotráfico.

“El balance es positivo. Las cifras hablan por sí solas, sobre todo en el área de seguridad. Cuando se lanzó el plan, la situación era crítica y los colombianos de clase media emigraban masivamente.
Esto no pasa ahora: el estado ha reconstruido en gran parte su autoridad y capacidad de control territorial”, explicó Shifter.

“La violencia ha disminuido, se ha fortalecido el estado, y existe mayor conciencia de los derechos de los ciudadanos y del estado de derecho. Pero la debilidad sigue siendo la limitada presencia del Estado, aparte de las fuerzas armadas y policiales, en muchas zonas rurales”, explica Trikunas, que también hace un balance positivo.

Para Shifter, el punto más débil del Plan Colombia ha sido el enfoque contra las drogas. “Los limitados resultados en este campo muestran los límites de la ‘guerra contra las drogas’, y la necesidad de encarar el problema con nuevas estrategias”, apunta este experto en América Latina.

En cambio, Juan Carlos Hidalgo, analista del CATO Institute, considera que el balance depende del ángulo desde donde se mire.

“Desde el punto de vista de lucha contra las insurgencias armadas, tanto de las FARC como del ELN, ciertamente jugó un papel importante, aunque el 95 por ciento de la inversión en defensa que llevó a cabo hizo en Colombia en la década pasada provino de recursos del gobierno colombiano, no de ayuda estadounidense”, explicó este analista.

Desde el punto de vista de lucha contra el narcotráfico, “ha sido un rotundo fracaso, ya que si bien cayó la producción de coca, dicho país continúa siendo el principal productor de coca del mundo. Y como un todo, la región andina continúa produciendo una cantidad similar de cocaína hoy que antes del Plan Colombia”, señaló Hidalgo.

Los expertos consideran que Washington debería acompañar a Colombia en la difícil tarea de consolidar la paz, tal como lo hizo en la guerra contra las FARC y la lucha contra el narcotráfico.

“El Plan Colombia no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para conseguir una Colombia más segura, pacífica y desarrollada. Por eso será clave conocer el alcance y las metas del nuevo plan de asistencia que está diseñando el gobierno de Obama”, según Shifter.

Este experto en América Latina considera “fundamental que Estados Unidos haga todo lo posible para que los 10.000 millones de dólares invertidos en Colombia en estos 15 años sigan rindiendo sus frutos”.
Shifter considera que “mantener la cooperación y el compromiso de Estados Unidos con Colombia es la mejor manera de asegurar que los avances logrados no se pierdan”.

Trinkunas también cree que Washington continuará “su apoyo técnico al gobierno colombiano durante la próxima fase. Pero vale recordar que los elementos importantes del acuerdo de paz, como la reforma agraria, la justicia, y la desmovilización, son áreas en las cuales el trabajo recaerá mayoritariamente sobre colombianos”.

Según Shifter, “dado lo mucho que Colombia tiene por hacer, lo más apropiado sería que Estados Unidos presente un programa de asistencia amplio, con énfasis en dos pilares: el Estado de derecho y las instituciones, y el desarrollo económico y social”.

En cambio, Hidalgo se opone a un Plan Colombia II, “especialmente si es diseñado para financiar un acuerdo de paz que garantizará la impunidad a personas que cometieron crímenes de lesa humanidad”.

Esta analista cree que “cualquier costo que implique la implementación de este acuerdo debe correr por cuenta de los colombianos, que se suponen que lo ratificarían vía plebiscito”. Para Hidalgo, “sería inaudito que los contribuyentes de Estados Unidos terminen pagando parte de la indemnización por los crímenes cometidos por las FARC”.

Hasta ahora ha habido una continuidad tanto de gobiernos republicanos como demócratas en apoyo del Plan Colombia y los expertos confían en que, gane quien gane las elecciones presidenciales en Estados Unidos el próximo mes de noviembre, este apoyo continúe en el posconflicto.