EEUU-Cuba: en el fútbol no hubo acercamiento

Por Daniel García Marco (dpa)

Cuba vs. Estados Unidos 17/7/2015. Foto: concaf.com
Cuba vs. Estados Unidos 17/7/2015. Foto: concaf.com

HAVANA TIMES (dpa) – Óscar se vistió hoy la camiseta blanca de la selección de fútbol de Estados Unidos, pero quería también algo de Cuba para el partido de cuartos de final de la Copa Oro. Buscó en el armario y lo más representativo que encontró fue una camiseta roja del Che Guevara que portó en la mano.

A horas de que el lunes reanuden relaciones diplomáticas, el aficionado simbolizó hoy un acercamiento entre dos países aún muy alejados en el fútbol. Estados Unidos aplastó a Cuba por 6-0 y avanzó a semifinales de la Copa Oro, el torneo que enfrenta a selecciones de Norteamérica, Centroamérica y Caribe.

“Nadie daba a Cuba favorito (para estar en cuartos), por eso estoy admirando y patrocinando a la selección cubana, a pesar de que sea el Che, que no sería un símbolo propio de Cuba, pero al menos es identificativo con la selección”, afirmó Oscar con la camiseta del líder revolucionario. El fan nació en El Salvador pero es estadounidense y simpatizante del pueblo cubano. “No del gobierno”, matiza.

El himno de Cuba sonó en el estadio M&T de Baltimore, muy cerca de Washington, donde el lunes ondeará la bandera de la isla en la histórica reapertura de la embajada, símbolo de unas relaciones que se reanudan tras 54 años de enfrentamiento ideológico.

Poco después del himno, el primer gol de Clint Dempsey. Llegaron tres más antes del descanso. Al final fueron seis. No hubo hermandad en la cancha. En el fútbol, Estados Unidos es la gran potencia continental, el vigente campeón y el máximo candidato al título.

Diferente habría sido el duelo si hubiera sido de béisbol, aún el gran deporte nacional cubano pese a la pujanza del fútbol en la isla, similar al del “soccer” en el vecino del norte.

Cuba además se encontró con un inconveniente habitual. Como casi siempre en el torneo bienal, regresan a la isla menos jugadores de los que salen. Hasta cuatro futbolistas han dejado el equipo. Se abrazan con sus compañeros, se despiden y comienzan una nueva vida sin mirar atrás.

“Los que no estaban no representan nada, escogieron su camino”, dijo tras el partido el seleccionador cubano, Raúl González, molesto con las continuas preguntas de los periodistas sobre los desertores. “No me interesan, no me preocupan, soy un hombre feliz, un hombre de fútbol”, añadió.

Su homólogo estadounidense, el alemán Jürgen Klinsmann, destacó las dificultades del cuadro cubano: “Lo que está pasando el cuerpo técnico (de Cuba) es impensable para nosotros. Es un logro lo que han conseguido”.

Los aficionados al fútbol asumen las huidas con normalidad, la historia habitual del torneo. “Pasa siempre, cuando vienen aquí a la Copa Oro siempre se van sus jugadores. No les gusta vivir en Cuba”, dice a dpa Edor, un aficionado estadounidense de padres guatemaltecos.

“Se nos están quedando sin gente”, afirma a dpa Juan Valle, uno de los pocos cubanos que se encuentran en los aledaños del estadio.

“Aquí hay más prosperidad, más lucidez, se vive mejor”, asegura con la camiseta roja de Cuba que tomó prestada de un sobrino. Valle, que supera los 60 años, está de visita en Estados Unidos. Afirma que él no se quedará.

“Es muy importante para el pueblo de Cuba”, dice sobre el acercamiento entre los gobiernos. “Porque está viviendo en la miseria. Esto no es fácil, hay que estar allí para verlo”, dice sonriente con un sombrero que lo protege del fuerte sol de Baltimore.

La casualidad hizo que Cuba se clasificara a cuartos y que jugara hoy en el estado de Maryland, donde vive su familia, también vestida con distintivos cubanos.

“Qué lástima, no hubo necesidad (de huir)”, lamenta las fugas Oscar, con la camiseta del Che, líder de la Revolución Cubana junto a Fidel Castro. Cree que con el acercamiento será más fácil que los cubanos salgan de la isla. “Yo quiero que ellos vengan a Estados Unidos”, agrega.

La selección de Cuba regresará mañana a la isla. En el avión faltarán compañeros que entendieron que la vida en Estados Unidos puede ser mejor. Las diferencias, al menos en el fútbol, se mantienen.