Diálogo en Venezuela llega a su hora decisiva

Con un futuro incierto

Por Ángel González (dpa)

venezuelaHAVANA TIMES – A escasas horas de un encuentro decisivo y tras más de un mes de reuniones, la Mesa de Diálogo instalada en Venezuela tiene un futuro incierto ante las amenazas de retiro por parte de la oposición, que critica la falta de resultados por la negativa del Gobierno a satisfacer sus demandas.

Se espera que el martes se celebre una reunión definitiva entre el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, y la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que podría permitir alcanzar un acuerdo para reducir las tensiones políticas bajo el auspicio de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y El Vaticano.

Sin embargo, a estas alturas el proceso pareciera tener un futuro gris ante las amenazas de la oposición de retirarse en caso de que el Gobierno no atienda sus demandas.

Las demandas más importantes de la MUD son: permitir una “salida electoral” a la crisis a través de un referéndum revocatorio contra Maduro o convocando elecciones adelantadas, liberar a los opositores presos, que consideran “presos políticos”, que se restituyan las competencias de la Asamblea Nacional (Congreso unicameral) que le fueron removidas por decisiones judiciales y permitir la llegada de “ayuda humanitaria” en forma de alimentos o medicinas para paliar la crisis que sufriría la población.

Pero el Gobierno ha rechazado la virtual totalidad de estas demandas y tras más de un mes de diálogo el único logro de la mesa fue la liberación de seis activistas que la oposición catalogaba como “presos políticos”, aunque desde el oficialismo se niega que en Venezuela existan prisioneros de conciencia.

En las últimas horas, se conoció que el representante del Vaticano en la mesa, el cardenal Pietro Parolin, había enviado una carta a Maduro, la MUD y la Unasur, en la que pedía al Gobierno acceder a la mayoría de las demandas de la oposición.

La carta desató la ira de Maduro, quien denunció que uno de los facilitadores estaba “saboteando” el diálogo, aunque sin mencionarlo.

La oposición reconoció la existencia de la carta y saludó su contenido.

Este ha sido el último capítulo de la breve y accidentada historia de la Mesa, que desde un principio fue criticada por un sector de la oposición que denunció que el objetivo de Maduro era ganar tiempo y desactivar la agenda opositora que apuntaba a lograr un cambio político por la vía “democrática y constitucional”.

Los escasos resultados de la mesa parecieran confirmar las críticas de sectores de la oposición como los partidos Vente Venezuela (VV) y Voluntad Popular (VP), del detenido dirigente Leopoldo López, que pidieron a la MUD retirarse del “supuesto diálogo” por considerar que dicho proceso estaba condenado al fracaso.

Por su parte, Maduro vaticinó que “la mesa se irá consolidando y recibiremos enero, febrero, marzo con una mesa de diálogo fortalecida”.

Sin embargo, en la medida en que la oposición fue exteriorizando su frustración, Maduro cambió el tono y advirtió que no permitiría un posible retiro.

“La Mesa de diálogo instalada hace cuatro semanas es una oportunidad para la paz y no voy a permitir que nadie se levante de esa mesa de diálogo, en esa mesa de diálogo nos quedamos todo el año 2017, todo el año 2018 y debemos instalarla como una institución del país para el diálogo entre los diferentes y para procesar las diferencias”, recalcó.

Los llamados de Maduro, empero, no han amilanado las críticas de la oposición, que en los últimos días ha subido el tono y amenazado con retirarse en caso de que el Gobierno no acceda a las exigencias planteadas en la mesa.

“Si mañana martes 06/12 régimen no cumple compromisos adquiridos, (el partido) AD se retira de la mesa diálogo. De acuerdo 100 por ciento (con) carta enviada (por el) Vaticano. Como Vaticano ha emplazado al régimen a cumplir compromisos adquiridos mesa diálogo, ahora Maduro lo acusa de ‘infiltrado’ y ‘saboteador'”, criticó el presidente del Parlamento venezolano, Henry Ramos Allup en Twitter.

En tanto, se espera que el próximo choque entre el Gobierno y la oposición gire alrededor del nombramiento de dos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), algo que podría cambiar el equilibrio político de un poder que podría ser clave en caso de que se produzca un evento comicial.

El nombramiento, según la MUD, será realizado por el Parlamento en el que cuenta con una holgada mayoría, mientras el oficialismo solicitó que el nombramiento fuese realizado por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), una instancia frecuentemente acusada de estar subordinada al Gobierno.

La falta de un acuerdo sobre este tema clave podría profundizar las diferencias entre el Gobierno y la MUD y complicar aún más la viabilidad del diálogo como mecanismo político.