Cubanos exiliados celebran la “dignidad” de los opositores nicas

Berta Valle en Virginia, junto a su marido, Félix Maradiaga, y su hija. (EFE)

“No estamos pidiendo que nos levanten las sanciones”, dice Ortega a Washington

Por EFE / 14ymedio

HAVANA TIMES – La Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC), que engloba a 35 organizaciones civiles de dentro y fuera de Cuba, expresó este jueves su solidaridad con los más de 200 presos políticos excarcelados en Nicaragua, que fueron expulsados ayer del país centroamericano.

“Los ex presos políticos nicaragüenses recién liberados, así como los que aún permanecen presos, cuentan con la comprensión y respaldo de sus hermanos cubanos que tan de cerca e identificados con ellos hemos estado antes, durante y ahora después de su injusto encarcelamiento”, señaló en un comunicado la ARC.

No obstante, los exiliados cubanos subrayaron que “el precio de ser libre a cambio de destierro nunca fue el objetivo de esos patriotas”. Se trata, precisó, de una expulsión y destierro que responde a la decisión del “dictador Daniel Ortega y constituye una vieja y gastada estrategia de este tipo de dictaduras para negociar y obtener concesiones”, así como para “blanquear su imagen ante el mundo”.

“Desterrándolos, la dictadura de Nicaragua comete otro crimen, mostrando que son ellos quienes no merecen ser nicaragüenses”

El obispo auxiliar de la Arquidiócesis católica de Managua, Silvio José Báez, radicado en Miami, también mostró su alegría por las excarcelaciones, aunque calificó de crimen el destierro. “Desterrándolos, la dictadura de Nicaragua comete otro crimen, mostrando que son ellos quienes no merecen ser nicaragüenses”, escribió.

En Virginia, la activista Berta Valle afirmó que la difícil lucha de estos años ha merecido la pena, tras reencontrarse con su marido, Félix Maradiaga. Ambos comparecieron sonrientes, junto a su hija, ante los medios concentrados en el hotel al que ha sido trasladado el opositor, tras llegar al aeropuerto de Dulles, en las afueras de Washington.

“Estamos muy agradecidos a Dios, agradecidos a tantas personas que han hecho posible este milagro y, por supuesto, a esta nación que se ha convertido en nuestro segundo hogar”, dijo Valle. La activista, quien dio también las gracias a la prensa por ayudarlos a alzar sus voces, agregó: “Estamos impactados de vivir de este momento, pero también agradecidos porque la lucha que fue tan difícil mereció la pena”.

Maradiaga, ex precandidato a la Presidencia de su país, explicó, como su colega Juan Sebastián Chamorro, que se enteró de que volaban hacia EE UU en las puertas del avión que les ha transportado.

Entre los que rechazaron la excarcelación está el obispo Rolando José Álvarez Lagos, que fue trasladado de su residencia, donde guardaba prisión domiciliar desde agosto pasado, al Sistema Penitenciario Nacional, conocido como la cárcel Modelo. La noticia fue divulgada por el propio Daniel Ortega en una entrevista en radio y televisión.

“No sé qué piensa este señor (Álvarez), que frente a una decisión del Estado nicaragüense, él dice que no acata, una resolución de un poder del Estado que lo está mandando a irse de país”

Según el mandatario, el jerarca fue trasladado por agentes policiales de su casa de habitación, en Managua, hacia la Fuerza Aérea, en donde aterrizó un avión privado de EE UU, para llevarse a 224 “de los que llaman presos políticos”, pero antes de subir, Álvarez Lagos reclamó hablar con los obispos en una reunión.

“No sé qué piensa este señor (Álvarez), que frente a una decisión del Estado nicaragüense, él dice que no acata, una resolución de un poder del Estado que lo está mandando a irse de país”, reprochó Ortega.

Tampoco quiso marcharse, según el dirigente, Fanor Alejandro Ramos, de 50 años, porque además de delitos considerados “traición a la patria”, guarda prisión por almacenamiento de drogas y tenencia ilegal de armas. “Seguramente (Ramos) tuvo temor que ya estando en los Estados Unidos, y con ese récord, lo investigaran y le encerraran en prisión allí y terminara en cadena perpetua o en la silla eléctrica”, dijo Ortega.

Ortega dijo que, frente a la decisión del obispo, sí se subieron al avión un grupo de 11 religiosos, entre ellos sacerdotes que también guardaban prisión, y ya se encuentran en Washington. El mandatario explicó que no podían subir a la fuerza a Álvarez, debido a que parte del acuerdo con las autoridades de EE UU era que los prisioneros nicaragüenses tenían que subir por su voluntad.

Además, añadió que, en vez de llevarlo a su casa de habitación, donde “se le ha tratado de una manera increíble, como a ninguno en este país”, lo trasladaron a la Modelo, en las afueras de Managua, porque “él es un hombre común y corriente. El hábito no hace al monje”.

“Está desquiciado, pero bueno, eso ya lo deberán determinar las autoridades judiciales y las autoridades médicas que tendrán también que atenderlo, porque ahora que llegó a la Modelo, llegó que era un energúmeno”

Ortega se quejó de lo calificó de un “comportamiento de soberbia de quien se considera ya el jefe de la Iglesia (católica) de Nicaragua, el líder de la Iglesia latinoamericana y que debe incluso pensar en ocupar el cargo de su santidad, el papa” Francisco. “Está desquiciado, pero bueno, eso ya lo deberán determinar las autoridades judiciales y las autoridades médicas que tendrán también que atenderlo, porque ahora que llegó a la Modelo, llegó que era un energúmeno”, anotó.

Ortega afirmó que el obispo Álvarez “estaba irritado, porque ahora sí está en la prisión” y es porque “él lo decidió”. El obispo, de 56 años, fue acusado por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado y la sociedad, y su juicio se celebrará el 15 de febrero próximo.

El nicaragüense también sostuvo que no espera nada de EE UU tras esta decisión. “No estamos pidiendo nada a cambio”, sostuvo Ortega, que celebró que ahora en Nicaragua no queden “golpistas”, “terroristas”, ni “mercenarios”.

La situación, mencionada en ocasiones por el mandatario, se concretó “hace unos días” cuando la vicepresidente Rosario Murillo, su esposa, llamó por teléfono al embajador estadounidense en Managua, Kevin Sullivan, quien tenía previsto un viaje a su país, y le planteó que Washington acogiera a los prisioneros.

“No se trata de negociar nada”, aclaró Ortega, quien ahora calificó a los presos políticos de “víctimas de las políticas imperialistas, que los utilizan, los financian, los arman, y luego los mandan a buscar como destruir la paz de un país, como la que venía gozando Nicaragua hasta abril de 2018”.

Washington pidió una lista de prisioneros y dijo que se llevaría a todos en un solo vuelo este jueves, tras lo cual, Managua envió una relación de 228 presos, cuatro de los cuales fueron vetados

El embajador Sullivan primero les dijo que iba a consultar con la Casa Blanca y luego les preguntó qué a cuántos iban a excarcelar. Su Gobierno respondió que a todos, incluyendo al obispo nicaragüense Rolando Álvarez, que al final no aceptó. “No queremos que quede ningún rastro de los mercenarios del imperio en nuestro país”, añadió.

Washington pidió una lista de prisioneros y dijo que se llevaría a todos en un solo vuelo este jueves, tras lo cual, Managua envió una relación de 228 presos, cuatro de los cuales fueron vetados. Uno de ellos fue Eliseo de Jesús Castro Baltodano, quien había guardado prisión en Estados Unidos y luego deportado en febrero de 2006 por violencia contra las mujeres.

Los otros tres fueron Walter Antonio Ruiz Rivera, Jaime Enrique Navarrete Blandón y el abogado José Manuel Urbina Lara. “Nos dijeron que ellos no podían. No nos dieron razones”, explicó Ortega, que considera esta situación “un mensaje para la paz, para la estabilidad”.

“Gracias a Dios se produjo el milagro. Hemos recuperado la paz de la que estamos gozando. Ahora que salieron los golpistas, los mercenarios, respiramos la paz, gracias a Dios”, concluyó.

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