Cuba arrendará restaurantes estatales

HAVANA TIMES (dpa) — El Estado cubano arrendará a partir de diciembre pequeños locales a sus trabajadores para la gestión privada en el sector gastrónomico, informó ayer el diario oficial “Granma”.

La medida, que se pondrá en marcha “de manera gradual”, prevé permitir inicialmente el arrendamiento de restaurantes y cafeterías con plantillas de hasta cinco trabajadores. “El nuevo modelo pretende estimular la calidad de los servicios en la gastronomía” y constituye “una fuente de trabajo alternativa”, señaló “Granma”.

Las nuevas disposiciones entrarán en vigor a partir del 1 de diciembre y regirán en su principio en las provincias de Artemisa, Villa Clara y Ciego de Ávila.

El gobierno de Raúl Castro realiza desde hace varios años reformas para “actualizar” el modelo económico cubano con elementos de mercado.

Las medidas incluyeron el año pasado la liberalización parcial de los mercados automotor e inmobiliario, antes bajo monopolio estatal, y la ampliación del trabajo por cuenta propia, el llamado “cuentapropismo”. El gobierno de Fidel Castro nacionalizó a finales de los 60 los pequeños comercios privados en la isla.

La apertura a la iniciativa privada ha dado paso a una eclosión de restaurantes que funcionan en casas particulares en los últimos años.

Además de los llamados “paladares”, el Estado cubano permite también la gestión privada de peluquerías, un sector en el que ya arrienda locales estatales.

Con las reformas, el gobierno de Raúl Castro espera incentivar la creación de empleo para descargar al inflado sector estatal. La Habana anunció hace dos años el recorte de medio millón de empleos en el sector público.

Según cifras de mediados de este año, casi 390.000 personas están registradas ya como “cuentapropistas” en la mayor de las Antillas.

Muchos de ellos, sin embargo, son jubilados o trabajadores con varios empleos. El sueldo medio estatal ronda los 20 o 30 dólares mensuales al cambio en Cuba.

La flexibilización para la iniciativa privada ha creado también cierto descontento entre profesionales y otros trabajadores de alta cualificación, que no pueden prestar servicios por cuenta propia.