El atentado contra el oleoducto Trasandino fue cometido el lunes pasado y provocó el derrame de 10.000 barriles de petróleo, lo que fue catalogado por el ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo, como el peor daño ecológico producido en la última década por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Los trabajadores de Ecopetrol han puesto barreras para impedir el avance del crudo, que cayó al arroyo Pianulpí, de ahí al río Guisa y luego al río Mira, que desemboca en el Pacífico.
En la labor ya se han contenido aproximadamente 3.000 barriles de crudo, pero los restantes 7.000 siguen avanzando hacia el mar.
El atentado dejó desde este miércoles sin agua potable a cerca de
200.000 habitantes del puerto marítimo de Tumaco, en el departamento de Nariño (suroeste), pues la mancha de crudo afectó su sistema de acueducto.
Los habitantes de Tumaco empezaron a padecer la falta de agua casi al mismo tiempo que el servicio de electricidad fuera restablecido después de que un atentado cometido por presuntos miembros de las FARC causará un apagón desde el pasado fin de semana.
Un ataque con explosivos derribó una torre de interconexión y dejó sin el fluido eléctrico a 260.000 habitantes de Tumaco y de los vecinos municipios de Mallama, Ricaurte, Magüi Payán, Roberto Payán y Barbacoas.
Las FARC han intensificado sus ataques contra la infraestructura eléctrica y petrolera desde hace poco más de un mes, tras levantar un cese del fuego unilateral que mantuvieron desde diciembre pasado.
El incremento de las hostilidades se presenta en medio del proceso de paz que el gobierno colombiano y las FARC protagonizan desde 2012 en Cuba para acabar con un conflicto de cinco décadas de duración.
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