Primer aniversario de los despidos en hospitales de Nicaragua

Por Javier Pastora Membreño  (Confidencial)

El Hospital-Escuela Oscar Danilo Rosales en León, Nicaragua. Foto: Carlos Herrera / Confidencial

HAVANA TIMES – El 27 julio se cumplió un año de nuestro despido del hospital HEODRA, León. Muy temprano ese día, la Directora Judith Lejarza, como en los heraldos de la muerte, nos fue anunciando la infausta noticia, —al primer grupo de médicos y resto de trabajadores de la salud—, despedidos por razones absolutamente políticas, en los hospitales públicos de Nicaragua.

Después, como un efecto dominó, cienes más de colegas del área sanitaria correrían la misma suerte en el resto del país, sin importar el respeto de ningún derecho laboral, ni el sustento jurídico de los convenios colectivos que nos protegen como trabajadores y, comenzaron a identificar sólo enemigos en quienes pensamos diferentes de la metódica línea planteada por “su santidad”; el hermano Gobierno, que nos castiga a perpetuidad como a Prometeo.

Miles de consultas perdidas, aumento de la morbimortalidad hospitalaria, cese casi absoluto de la cooperación extranjera de brigadas en los hospitales afectados, pérdida del intercambio de residentes a hospitales en Estados Unidos, afectación de programas médicos de referencia nacional, finalización de entrenamiento de subespecialidades con universidades extranjeras, que garantizaban parte del programa de formación en el extranjero (Estados Unidos y Suiza) de cirujanos plásticos, disminución absoluta de la calidad de formación del postgrado (especialistas en formación), debido a la valoración primaria del educando por su afinidad política y no por su competencia científica.

También sufrimos la drástica suspensión de la ayuda en equipamiento en materiales endoscópicos y quirúrgicos, afectación de proyectos de investigación médica con universidades extranjeras, pérdida cualitativa sustancial de médicos altamente subespecializados en áreas como neonatología e infectología  pediátrica, (a propósito ahora con las epidemias), oncología quirúrgica, patología ginecológica y gastrointestinal, anestesiología, cirugía plástica,  cirugía ortopédica de columna, endoscopia biliar y pancreática avanzada para resolver casos de pacientes referidos de toda Nicaragua.

Todo absolutamente todo, sin importar el menoscabo y sufrimiento de los pacientes que son afectados por esta enorme injusticia en contra de mujeres y hombres cuyo único delito fue mantener su compromiso con la ética y la dignidad humana de pensar con libertad.

Y tristemente, ante esta injusticia enorme, la OPS, un organismo regional importantísimo en la salud, NO ha dicho absolutamente nada.

Médicos en el exilio que como el resto de nicaragüenses, sueñan con volver a su patria para encontrar un espacio de libertad y tranquilidad, que es imposible en este momento.

Si pudiese volver el tiempo, estoy seguro que la mayoría de mis colegas harían  y realizaríamos lo mismo que nos tocó hacer; a saber: levantar nuestra voz y nuestras conciencias para gritar LIBERTAD, y garantizar una atención para todos nuestros pacientes de forma tal que nunca más la salud se convierta en una herramienta política, y sea verdaderamente un derecho universal, que garanticemos todos, independientemente de nuestra ideología.

Durante el reinado del terror de la revolución francesa, antes de que rodara la cabeza del sabio Lavoisier condenado a la guillotina por aquella, al escucharse frases a favor del sabio, Coffinhal dijo estas palabras históricas: “La República no necesita sabios ni químicos, el curso de la justicia no puede detenerse”.

Estos señores parecen decir ahora, nuestra Revolución, no necesita de médicos que piensen diferente de nosotros.

Ya veremos lo que dice la Historia.