Victoria indígena abona otras batallas

Por Franz Chávez

HAVANA TIMES, 25 oct. (IPS) — Con gestos victoriosos y anticipando nuevas campañas en defensa de territorios ancestrales, los indígenas de las zonas tropicales de Bolivia celebraron la promulgación de la ley que prohíbe la construcción de una carretera, cuyo cuestionamiento limó el apoyo popular al presidente Evo Morales.

A tono con el clima frío de La Paz, Morales mostró un semblante adusto al momento de poner su firma el lunes por la noche para que entrara en vigor la norma lograda por los indígenas tras una accidentada caminata de 600 kilómetros durante 66 días, reprimida por la policía en un recóndito pueblo pero ovacionada por miles de manifestantes a su arribo a La Paz.

«La amenaza es latente, pero queda el mensaje de que los pueblos originarios hemos reflexionado sobre la defensa de los territorios», dijo a IPS el líder indígena y diputado Pedro Nuni, del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), aunque discrepante con su partido en estos asuntos.

«El gobierno sabe que no puede decidir el futuro de nuestras tierras sin consultarnos», añadió.

Nuni no ocultó su satisfacción por haber alcanzado, según sus palabras, 95 por ciento de atención a los 16 puntos del pliego de condiciones del movimiento de protesta, entre los cuales destacó la exigencia de cancelar el proyecto vial a través del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), una zona protegida donde habitan los pueblos chimán, yuracaré y moxeño.

La ley aprobada de prisa por la Asamblea Legislativa Plurinacional y bajo la presión de una vigilia de los aborígenes caminantes instalada en sus puertas, ratificó el valor patrimonial, sociocultural y natural del territorio localizado en la zona central de Bolivia, entre los departamentos de Beni, en el norte del país, y Cochabamba, en el centro.

Este territorio fue concedido en uso a sus habitantes hace 21 años, tras una marcha que redescubrió a los olvidados habitantes de la zona amazónica, que luego serían gestores de la reforma constitucional, constituida luego en plataforma política de Morales, el primer presidente indígena de la historia de este país con mayoría de población de ese origen.

Pero esta vez los hombres, mujeres y niños de la selva no marcharon solos. A la columna se unieron indígenas altiplánicos, de valles y el chaco, todos convencidos de que las 22 tierras comunitarias de origen corren el mismo peligro que el Tipnis, porque ellas guardan petróleo, madera, bosques, minerales y otros recursos no renovables apetecidos por las firmas transnacionales.

La ambientalista Carmen Capriles, impulsora de la Campaña Salvemos al Madidi, expuso ante IPS una lectura sociológica al describir la unión y reconocimiento mutuo de identidades diferenciadas entre los propios aborígenes y los descendientes europeos y el sentido común de pertenecer a un verdadero Estado Plurinacional, como establece la nueva Constitución.

Pero aclaró que ese Estado Plurinacional no es precisamente el del discurso gubernamental, sino el real que se selló en medio de la represión, en la carretera, la selva y la montaña.

Capriles también resalta el reencuentro de los indígenas de zonas rurales pobres con los habitantes urbanos de similar condición social, con quienes consolidaron una alianza natural para asumir una defensa concertada de la naturaleza.

Morales postulaba la conservación de las zonas ricas en flora y fauna, pero ese pensamiento quedó desdibujado tras su frustrada intención de construir una carretera a través de una zona protegida.

El diputado indígena Nuni atribuyó el éxito de la movilización, que reunió a más de un millar de caminantes, a los «liderazgos colectivos» y a las «organizaciones intermedias», en las cuales deposita la fortaleza para la defensa de la Madre Tierra y las zonas reconocidas como propias de los pueblos indígenas.

El presidente de la Subcentral del Tipnis, Fernando Vargas, defendió el derecho de los habitantes de la zona a utilizar los recursos naturales y, con ello, expresó su interpretación al término «intangible» que según otros analistas impide el aprovechamiento de las riquezas existentes en el parque.

Pero el mensaje de Vargas tuvo otra proyección cuando convocó al presidente Morales a construir un país, sustentado en la conservación de la naturaleza.

El mensaje llevaba implícito una previsión sobre las futuras batallas de los pueblos indígenas por preservas sus tierras.

Capriles afirmó que la solución al conflicto del Tipnis queda como un problema aislado y deja en situación de vulnerabilidad a otras áreas protegidas y tierras comunitarias de origen, que comprenden a zonas como los parques Madidi y Pilón Lajas, en el norte del departamento de La Paz, áreas próximas a recientes descubrimientos de reservas petroleras.

La construcción de una represa y proyecto hidroeléctrico en la zona conocida como El Bala, en medio de estos parques protegidos, provocaría la inundación de unas 300.000 hectáreas y la desaparición del territorio ocupado por la tierra comunitaria del pueblo leco.

«No nos tratemos como enemigos entre habitantes de oriente y occidente. Sigamos con el proceso de cambio pero sin destruir las tierras comunitarias de origen y con el respeto a los derechos de los pueblos», arengó Vargas.

El líder de la Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano y conductor de la marcha, Adolfo Chávez, pidió desterrar la revancha y adoptar la unidad en paz, pero pidió a los ministros de Morales evitar provocaciones que podrían desatar la «ira popular».

El presidente Morales descargó toda responsabilidad en la suspensión definitiva de la carretera en los dirigentes indígenas a quienes encargó la tarea de explicar la medida a otros habitantes del Tipnis, quienes según su argumento, reclamaron la construcción de la vía.