Una pequeña gran empresa contra la pobreza

Por Danilo Valladares

HAVANA TIMES, 7 mayo (IPS) — Las pequeñas y medianas empresas (Pymes) centroamericanas han abrazado programas de cooperación externa para abrirse paso en el mercado, otra forma de combatir la profunda pobreza enraizada en la región.

Una de estas iniciativas es el “Programa de acceso a los mercados a favor de micro, pequeñas y medianas empresas asociativas en las zonas rurales de América Central”, ejecutado por la Asociación Guatemalteca de Exportadores y financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

“El principal resultado que buscamos es generar empleo y a través de ello lograr acceso a la seguridad alimentaria y nutricional y mejorar la calidad de vida”, explicó a IPS Iván Buitrón, director del programa.

Esta iniciativa, que arrancó en marzo y tendrá un costo de tres millones de dólares, brindará formación a más de 80.000 empresarios rurales organizados de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala durante tres años.

Pero ¿qué pretenden desarrollar en las Pymes de la región? “Uno es el fortalecimiento de las capacidades empresariales, el manejo administrativo, contable, costos, entrega y venta de sus productos”, respondió Buitrón.

“Otro es el apoyo en el desarrollo organizacional en producción y productividad y cómo hacer que los productos alcancen la calidad y volumen que están demandando los mercados y cumplan con los lineamientos de trazabilidad”, agregó.

Y, además, “la gestión del conocimiento para facilitar el acceso a ferias internacionales para conocer experiencias exitosas y la importancia de los requerimientos de inocuidad y producción limpia”, puntualizó.

Para lograr el despegue de las Pymes será ineludible lograr un trabajo conjunto. “Es esencial que el Estado invierta en infraestructura y acopio para la producción y que el sector privado contribuya con la parte técnica de inteligencia del mercado y que ambos se complementen en alianzas público privadas”, añadió.

De esta manera, el programa busca reducir los índices de pobreza mejorando las entradas de dinero de los habitantes de estos cuatro países que forman parte del listado mundial de 56 naciones con ingresos medianos bajos (entre 976 y 3.855 dólares), basado en el ingreso nacional por persona elaborado por el Banco Mundial.

Por ejemplo, 47 por ciento de los 5,7 millones de nicaragüenses sobreviven con menos de dos dólares al día, según datos del Instituto de Información para el Desarrollo de ese país, mientras que la mitad de los 14 millones de guatemaltecos subsiste con esa cantidad, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A pesar de la miseria, América Central tiene potencialidades. “Hay muchas oportunidades y demanda de productos de la región pero no hay políticas de apoyo e incentivos para que puedan acceder más rápido al mercado”, señaló el experto.

Mientras, las necesidades de los empresarios de pequeña y mediana escala están a la vista.

“Tenemos problema con los intermediarios porque ellos ponen sus precios y, como la demanda está baja, debemos conformarnos, aunque al final salimos perdiendo”, narró a IPS Alberto Ortiz, artesano de la comunidad de Samayac en el sureño departamento de Suchitepéquez.

Ortiz fabrica cinturones y bolsas de piel, aunque afronta obstáculos para abrirse una brecha en el mercado. “Hemos intentado armar una asociación, pero hemos tenido problemas y las instituciones gubernamentales no nos echan la mano”, se quejó.

Por eso no duda en que el aprendizaje es una gran oportunidad para su desarrollo, “principalmente en la comercialización del producto”, señaló.

Lina Martínez, gerente de la hondureña Casabe O’Big Mama, dijo a IPS que las pequeñas y medianas empresas “carecen de capital y de capacidad productiva y tecnológica para generar volumen”.

Por eso, esta elaboradora garífuna de cazabe, una clase de tortilla hecha a base de harina de casava (yuca), cree que es necesario el “crédito blando” (a costo bajo) para suplir estas necesidades. “Es importante apuntar hacia productos con mejores empaques, proveyendo préstamos con tasas de interés blandas. Esa sería una excelente alternativa”, dijo.

Martínez es beneficiaria del programa “Una mano para crecer”, de la cadena estadounidense Wal-Mart, a través del cual busca vender su producto a esa red de supermercados.

Pero la cooperación para las Pymes puede conllevar fracasos en su aplicación.

“El apoyo tiene que tener la flexibilidad que le permita maniobrar en el camino a fin de responder proactivamente sobre la realidad encontrada”, comentó a IPS Yasmin Martínez, de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador.

“Pero estos programas vienen tan amarrados, que al final de cuentas, el dinero queda en manos de consultores que trataron, pero no lo lograron”, añadió.

Martínez cree que la brecha tecnológica, la formación y la falta de innovación son los principales problemas que afrontan las Pymes en El Salvador, sin contar con la delincuencia que mediante extorsiones “las están ahogando”.

Sin embargo, para la economía salvadoreña, como para los demás países de la región, es por demás elemental.

Las Pymes salvadoreñas representan 99,6 por ciento del parque empresarial del país, con más de 174.000 establecimientos, y su contribución al empleo es de 65,5 por ciento, con casi 488.000 empleos directos en promedio, según la Cámara de Comercio e Industria de ese país.

Ingrid Figueroa, del Centro para la Promoción de la Micro y Pequeña Empresa en Centroamérica adscrito al Sistema de Integración Centroamericana, puntualizó ante la consulta de IPS que el fomento a las iniciativas empresariales de pequeña escala, la articulación productiva, el acceso al financiamiento y mejorar la educación financiera son grandes retos que debe asumir la región.