Las diferencias políticas entre Nicaragua y Venezuela
que dan un ápice de esperanza al país sudamericano?
Hay varios factores que dejan abierta la posibilidad de que exista un cambio en el rumbo venezolano, aunque la incertidumbre es la que más pesa.
HAVANA TIMES – Aunque Nicaragua y Venezuela son países a menudo comparados por el modelo autoritario que los domina, sus contextos políticos tienen ingredientes muy distintos, sobre todo frente al proceso electoral que están atravesando los venezolanos.
Son 10 los candidatos que competirán el 28 de julio en las urnas para conseguir –o mantener– la silla presidencial, sin embargo los más relevantes son Nicolás Maduro, quien busca su tercer sexenio en un país que está sumido en una longeva crisis; y Edmundo González Urrutia, el abanderado de la oposición mayoritaria.
El politólogo nicaragüense Félix Maradiaga reconoce que es muy difícil ser optimista con relación a las próximas elecciones de Venezuela, porque sin duda está replicando alguna de las diversas modalidades de fraude electoral que ha implementado la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, para mantenerse en el poder desde 2007.
No obstante, el politólogo señaló que entre los especialistas en la materia hay consenso de que el régimen de Ortega-Murillo en Nicaragua se ha cerrado mucho más que Venezuela en materia electoral y de espacios cívicos.
Maradiaga destacó la premisa de que “no todas las dictaduras son iguales, ya que unas son más cerradas que otras”. En el caso de Nicaragua, diversas organizaciones internacionales han coincido en señalar la brutalidad del régimen de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo.
Una de las más notorias diferencias en el proceso ha sido que en el caso de Venezuela, la oposición ha logrado hacer amplios mitines políticos, como el recién pasado jueves 4 de julio, día que inició la campaña electoral y el principal candidato opositor –de la mano de la líder María Corina Machado– reunió a miles de seguidores.
En Nicaragua, el último proceso electoral presidencial, en 2021, estuvo marcado por el encarcelamiento de los principales competidores que buscaban hacerle frente de Daniel Ortega. Es decir que Ortega se aseguró de no tener un solo obstáculo en su camino para su cuarta reelección consecutiva.
El candidato del mayor bloque opositor de Venezuela, Edmundo González Urrutia, prometió modernizar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para los “nuevos escenarios estratégicos militares que se vislumbran a nivel nacional y mundial”, en caso de ganar las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio. EFE/ Ronald Peña R.
La organización Freedom House, en su reporte sobre la “Libertad en el Mundo”, apunta que “Nicaragua es el país en todo el planeta donde más se han cerrado los espacios cívicos en los últimos diez años”.
“Esa dura experiencia nicaragüense nos deja la lección de que las dictaduras pueden tomar la decisión de aferrarse al poder ‘cueste lo que cueste y haciendo lo que haya que hacer’, como lo dijo una vez Tomás Borge”, manifestó Maradiaga.
Venezuela tiene a la oposición adentro
No obstante, Maradiaga señaló que en el caso de Venezuela hay varios factores muy específicos que dejan abierta la posibilidad, aunque lejana, de un cambio.
“En Venezuela hay una negociación con la comunidad internacional y una serie de acuerdos preliminares alcanzados en Barbados”, dijo el politólogo.
Maradiaga también apuntó “es un país con una necesidad desesperada de encontrar mercado para su petróleo y, entre otros factores, también hay que señalar que existe una presencia física dentro del país de la líder de la oposición como es María Corina Machado”.
Aunque fracturado, el proceso de negociación en Venezuela sigue en pie. El miércoles 3 de julio, el gobierno retomó sus conversaciones con Estados Unidos tras varios meses en vaivén y con las inminentes presidenciales como telón de fondo, seguidas de cerca por Washington.
Maduro anunció que ambos países celebraron ese miércoles, de manera virtual, una primera reunión, durante la que se comprometieron, según Caracas, a “trabajar de forma conjunta para ganar confianza y mejorar las relaciones” y a “mantener las comunicaciones de manera respetuosa y constructiva”.
La principal coalición opositora venezolana, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), considera positivo el reinicio del proceso de diálogo entre EE.UU. y Venezuela, ya que las diferencias “se deben tratar de resolver por la vía pacífica”.
Incertidumbre
Para otro analista político que habló con LA PRENSA bajo condición de anonimato, todo se resume en una sola palabra: incertidumbre.
“Las valoraciones se dividen entre los escépticos y negativos, que no creen que Maduro está dispuesto a permitir unas elecciones limpias y mucho menos a entregar el poder en caso de un triunfo de la oposición, por un lado, y por otro los optimistas, que apuestan a un cambio, aun cuando Maduro pierda, reservándose cuotas importantes de poder”.
Por otra parte, el analista señaló el reconocimiento unánime, reconocido pública y privadamente, por tirios y troyanos, de que el régimen está agotado y que son imperativos los cambios. Pero ante una negativa de la realidad la situación de agotamiento puede prolongarse y retrasar una salida democrática negociada, aunque no por mucho tiempo”.
¿Qué impacto podría tener un cambio en Venezuela?
Maradiaga valoró que actualmente la incidencia del régimen de Nicolas Maduro en Venezuela sobre Nicaragua es considerablemente menor a la que existió en tiempos del fallecido presidente Hugo Chávez.
“Venezuela le llegó a transferir al régimen de Ortega más de 500 millones de dólares al año de forma sostenida por más de una década. Sin esa suma gigantesca de dinero, Ortega no habría podido consolidar su control político en Nicaragua. Hoy Venezuela no tiene esa capacidad y eso hace que la incidencia sobre Nicaragua sea menor. No obstante, las dictaduras funcionan con mucha interdependencia entre ellas y eso es especialmente cierto en el caso de las tiranías de Cuba, Venezuela y Nicaragua”, expresó Maradiaga.
Golpe “moralizador”
Aún así, Maradiaga consideró que un cambio político en Venezuela sería “inmensamente moralizador para la causa de la libertad en Nicaragua y dejaría a Ortega más debilitado y aislado”.
El otro analista político también manifestó que el efecto de un cambio político en Venezuela, sobre la situación en Nicaragua, las consecuencia serían fundamentalmente en el plano político y moral.
“La salida de Maduro del poder sería vista como la derrota final del proyecto bolivariano impulsado por Chávez y Fidel Castro. La dependencia económica de Nicaragua con Venezuela es mínima, por lo que no habría consecuencias en ese nivel”, manifestó la fuente.
Con información de la agencia EFE
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