Honduras: Lobo reprueba primer año
Por Thelma Mejía
HAVANA TIMES, 29 enero (IPS) — Al cumplirse el primer año en la Presidencia de Honduras de Porfirio Lobo, elegido en los comicios de noviembre de 2009 organizados por el gobierno de facto, la mayoría de los consultados en distintas encuestas reprueban su gestión.
En una escala de 0 a 10, las opiniones negativas sobre Lobo superaron los cinco puntos en un sondeo elaborado por el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop), de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador y el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de Honduras, ambos de la orden católica de los Jesuitas.
No se aprecian mejoras en materia económica, de inseguridad, derechos humanos y corrupción, según las respuestas reiteradas entre las 1.548 entrevistas realizadas en 16 de los 18 departamentos de Perú entre el 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2010.
El gobierno se defiende argumentando que fue un año difícil en el cual logró iniciar el camino hacia la «reconciliación» nacional.
Lobo, del derechista Partido Nacional, fue elegido en un proceso electoral marcado por el golpe de Estado que derrocó el 28 de junio de 2009 al presidente Manuel Zelaya, quien fue sacado a punta de metralleta por los militares y enviado entonces a Costa Rica en medio de un complot cívico para evitar reformas políticas.
Zelaya se encuentra ahora en República Dominicana, a donde viajó el 27 de enero de 2010, cuando Lobo asumió el gobierno y le otorgó un salvoconducto tras permanecer por cinco meses en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, luego de un sorpresivo retorno al burlar la inteligencia militar y policial del régimen de entonces de Roberto Micheletti.
Al asumir el gobierno, Lobo comenzó a gestionar, sin éxito por ahora, la anulación de los juicios por corrupción y abuso de autoridad que enfrenta Zelaya, incoados una vez que fue expulsado del cargo.
Uno de los mayores fracasos de Lobo, citados en el estudio, es la violencia e inseguridad, donde un promedio de 10 personas son asesinadas diariamente, en su mayoría por acciones de sicarios. También citan el avance del narcotráfico y la infiltración de éste en la policía.
El único logro que destacan es el «bono 10 mil» que consiste en dar una vez al año, cerca de 500 dólares a una familia pobre, diferido en tres pagos, a cambio de matricular a sus hijos en la escuela, el cual fue ampliado a las familias de policías y soldados.
Para el sacerdote jesuita Ismael Moreno, coordinador del ERIC, los hondureños también aplazan al presidente Lobo por el desempleo, la situación económica y el alto costo de la vida.
En declaraciones a IPS, Moreno dijo que, si bien los hondureños reconocen el intento de Lobo por romper el cerco internacional contra Honduras creado a partir del derrocamiento de Zelaya, «los esfuerzos de reconciliación siguen siendo débiles». «Da la impresión de que el mandatario dialoga sólo con los suyos», apuntó.
Pero el presidente hondureño sale al paso de estas aseveraciones y de la encuesta misma, al afirmar en una comparecencia pública esta semana, que ha logrado restablecer relaciones diplomáticas con más de 90 países, así como frenar el deterioro de la economía y gozar nuevamente de elegibilidad ante los organismos financieros internacionales.
«Hemos revertido el deterioro de nuestra economía y este año se volverá a la senda del crecimiento, superando así la falta de confianza y el aislamiento internacional», dijo el gobernante.
El producto de Honduras creció 2,6 por ciento en 2010, en contraste con la caída del tres por ciento que tuvo en 2009. El repunte es atribuido a la reactivación de la «maquila», la producción industrial en zonas francas, la captura del pez tilapia, el buen precio del café en el mercado internacional y a las remesas de dinero enviadas por los emigrantes desde Estados Unidos.
Pero Honduras sigue fuera de la Organización de los Estados Americanos (OEA), de donde fue suspendida tras el golpe de Estado. Lobo confía en superar «pronto» el impasse, al destacar que ha cumplido «todas las exigencias» y su objetivo ahora es alcanzar la reconciliación nacional.
Reconciliación que concibe bajo dos formas. El compromiso de recursos frescos por más de 2.000 millones de dólares que le permitirán crear empleos y otorgar más subsidios a las familias pobres, así como ejecutar reformas políticas orientadas a abrir los espacios de participación ciudadana.
Ese cambio podría concluir con la instalación de una Asamblea Constituyente que permita la reelección presidencial, una iniciativa de la que fue acusado Zelaya y que sirvió de justificación para su derrocamiento.
El Congreso legislativo aprobó ya las reformas constitucionales que amplían las figuras del plebiscito y referéndum, que serán ratificadas en dos semanas.
Lobo espera también que el informe prometido para marzo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, creada tras los acuerdos entre Zelaya y el régimen golpista de Micheletti, esclarezca los hechos del 28 de junio de
2009 y siente las bases de una reconciliación.
Pero esta reconciliación no se ve que ocurra pronto, en particular de parte de los seguidores de Zelaya agrupados en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que alista protestas de rechazo contra lo que considera una «continuidad del golpe» reflejada en el gobierno de Lobo.
«Mientras Zelaya no regrese, seguirá la polarización, quizá no con la fuerza de antes, pero ahí esta presente y el presidente Lobo debe entenderlo y dar señales claras que no habrá ni más golpes, ni impunidad», dijo a IPS el diputado izquierdista Marvin Barahona, uno de los vicepresidentes del Congreso.
Un hecho que sorprendió a los encuestadotes es que, si bien los hondureños consultados condenan el golpe contra Zelaya, consideran que la acción «fue incorrecta, pero necesaria», hallazgo que coincide con otros sondeos de opinión, que reflejan el conservadurismo hondureño.