Haití: De fuerza de paz a humanitaria

Por Mario Osava

HAVANA TIMES, 13 enero (IPS) — Brasil envió este miércoles dos aviones con 21 toneladas de alimentos a Haití, inaugurando el “puente aéreo” de ayuda humanitaria inmediata a la población afectada por el devastador terremoto.  Su contingente militar, el de Uruguay y el resto de los cascos azules de la ONU están a pleno en tareas de rescate.

Además de ocho aviones de la Fuerza Aérea disponibles para transportar alimentos, medicamentos y agua, Brasil donará 15 millones de dólares al pueblo haitiano en los próximos días, pese a las dificultades de comunicación con los gobernantes del país caribeño, anunció el canciller Celso Amorim.

El ministro de Defensa, Nelson Jobim, viajó también este miércoles en otro avión, con jefes militares y técnicos en defensa civil, para conocer la situación de Haití en persona y evaluar la asistencia global que puede prestar Brasil a las víctimas del terremoto de magnitud 7.0 en la escala de Richter registrado el martes.

Según testigos locales, el sismo produjo el caos y destrucción generalizada en la capital, Puerto Príncipe, estimándose que las personas muertas pueden superar ampliamente las 100.000 calculadas inicialmente y los afectados directos superan los tres millones de los nueve millones de habitantes de ese país caribeño, que comparte la isla La Española con República Dominicana.

Brasil mantiene en Haití 1.250 efectivos, el mayor contingente militar de la Misión de Estabilización de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Haití (Minustah, por sus siglas en francés), que conduce. Creada en 2004, hoy está conformada por soldados de 16 países.

La segunda fuerza militar en importancia de la Minustah es la de Uruguay, con 1.162 efectivos, a los que se agrega personal policial que trabaja en la formación de agentes locales.

La jefatura de las Fuerzas Armadas uruguayas se mantenía en alerta hasta las últimas horas de este miércoles ante cualquier comunicación con su contingente en Haití. Como las líneas fueron destruidas por el sismo, la única vía de comunicación es por teléfono satelital, pero la señal era aleatoria, dijeron fuentes.

El gobierno de Tabaré Vázquez informó que todos se encuentran fuera de peligro, y están abocados a las operaciones de rescate en zonas afectadas con todo su potencial, junto al resto de los cascos azules, mientras que se estudia el tipo y volumen de asistencia humanitaria que aportará ese pequeño país sudamericano.

Sin embargo, existe preocupación por la ubicación de un militar, el teniente coronel Gonzalo Martirené, quien se encontraba en el Cuartel General de la Minstuah, en Puerto Príncipe, cinco minutos antes de que se derrumbara el edificio, dijo el ministro de Defensa, Gonzalo Fernández.

En las últimas horas, los medios de comunicación uruguayos difundieron noticias contradictorias sobre el paradero del militar, pero oficialmente hasta ahora se lo considera “desaparecido”.

Brasil llora a Zilda

Once militares brasileños murieron a causa del terremoto y otros siete estaban desaparecidos hasta la tarde de este miércoles, según informaciones del Ministerio de Defensa.

Además, Brasil lamenta la muerte de Zilda Arns, una médica que salvó a millones de brasileños de la desnutrición y la mortalidad infantil dirigiendo la Pastoral del Niño que ella creó en 1983 vinculada a la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica.

Últimamente coordinaba la acción internacional de esa Pastoral y por eso estaba en Haití.

La Pastoral del Niño, decisiva en la notable reducción de la mortalidad infantil en Brasil, acompaña a casi dos millones de niños, niñas y mujeres embarazadas en tres cuartos de los 5.560 municipios del país, movilizando cerca de 300.000 voluntarios y asistiendo a 1,4 millones de familias pobres.

Por misión de la Conferencia Episcopal, Arns también creo en 2004 la Pastoral del Anciano, que ya cuenta con 14.000 trabajadores voluntarios.

Los gobiernos de los sureños estados de Paraná, donde vivía, y de São Paulo decretaron duelo oficial de tres días por la muerte de la hermana de Paulo Evaristo Arns, el arzobispo católico paulista por varias décadas que lideró la resistencia contra la violencia de la dictadura militar en Brasil (1964-1985).

Los brasileños están haciendo “un buen trabajo” en Haití, evaluó para IPS el agrónomo haitiano André Yves Cribb, quien vive desde 1992 en Brasil, a donde llegó primero para estudiar y luego se quedó a trabajar en la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) y participar en misiones brasileñas en su propio país.

Además de los militares, la organización no gubernamental brasileña, Viva Rio, mantiene en un barrio pobre de Puerto Príncipe un “trabajo serio” que trató, inicialmente, de mitigar la escasez de agua con pozos y recolección de aguas de lluvia en cisternas, una experiencia difundida originalmente en el semiárido nordeste de Brasil, informó Cribb.

Pero el objetivo general es “reducir las tensiones sociales”, explicó. Por eso el proyecto comprende también capacitación profesional, especialmente de mujeres, muchas como agentes de salud, programas de artes y deportes y de seguridad humana.

“Es muy triste” que un país que hace 200 años protagonizó una de las “tres mayores revoluciones mundiales”, que culminó con la independencia nacional, sufra esa tragedia, agravando la miseria en que vive su pueblo, comentó Cribb.

Se estima que alrededor de 80 por ciento de los haitianos viven en la pobreza o en la indigencia, en un territorio que tras años de inestabilidad política, injerencia externa y sustracción indiscriminada de sus recursos naturales hoy no cuenta con reales estándares de construcción de infraestructura y casi sin presencia de un Estado.

“Es bien posible que hayan muerto mas de 100.000 personas”, como estimó el nuevo primer ministro de Haití, Jean-Max Bellerive, destacó el agrónomo, basado en su conocimiento de la concentración poblacional y la topografía de Puerto Príncipe.

La lección es que “Haití necesita la solidaridad dentro del país, de los haitianos que viven afuera y de los amigos externos” para superar sus llagas, sostuvo.

Lamentó que sus compatriotas “no están aprovechando como deberían la ayuda brasileña, especialmente en agricultura y medio ambiente”, áreas en las que este país sudamericano desarrolló muchas tecnologías útiles para Haití.