Guatemala: El cobayo busca justicia

Por Danilo Valladares

HAVANA TIMES, 10 oct. (IPS) —  Tras la creación de una comisión de alto nivel para aclarar los abominables ensayos médicos realizados por estadounidenses con centenares de guatemaltecos en los años 40, el gobierno de este país centroamericano discute alternativas de resarcimiento del daño.

“Estos actos deben condenarse y ser sujetos de proceso. Es necesario que repudiemos el hecho y condenemos este tipo de actitudes. La humanidad ha evolucionado y estas acciones no deben tolerarse bajo ningún punto de vista. La actitud tomada por Estados Unidos logra esa jerarquía de delitos de lesa humanidad”, dijo a IPS el abogado indígena Amílcar Pop.

El gobierno de Estados Unidos informó el 1 de este mes que, entre 1946 y 1948, científicos de ese país infectaron a por lo menos 696 guatemaltecos con enfermedades de transmisión sexual, por lo cual el presidente Barack Obama pidió disculpas a su par guatemalteco, Álvaro Colom, y anunció una “profunda investigación” para esclarecer lo sucedido.

La noticia provocó una ola de indignación en la población, que considera insuficientes las disculpas de las autoridades estadounidenses y exige justicia.

La comisión investigadora formada en Guatemala está integrada por el vicepresidente Rafael Espada y representantes de los ministerios de Salud, Gobernación, Defensa, Relaciones Exteriores y también del Colegio de Médicos de Guatemala.

Pop consideró que el trabajo de este comité será de suma importancia para buscar condenas judiciales y morales contra los responsables.

Al estilo del médico y criminal de guerra nazi Josef Mengele, el médico estadounidense John Cutler realizó en Guatemala experimentos, principalmente con soldados, prostitutas y enfermos mentales, a quienes infectó con sífilis, gonorrea y otras enfermedades, reveló la investigadora Susan Reverby, del Wellesley College de Massachusetts.

Paradójicamente, entre 1945 y 1946, en Núremberg, Alemania, en el llamado “juicio de los doctores”, Estados Unidos juzgó y sentenció a una veintena de médicos por sus macabros experimentos con miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

El objeto del estudio de Cutler, avalado por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos en la administración de Harry Truman (1945-1953), era observar el desarrollo prolongado de las enfermedades sin ofrecer tratamiento a los infectados , algo que además “nunca produjo ninguna información útil”, según Reverby.

De hecho, un informe reciente del caso realizado por el estadounidense Departamento de Salud y Recursos Humanos concluyó que 71 personas inoculadas con sífilis murieron, aunque no relaciona directamente su fallecimiento con la inoculación.

Pop señaló que la búsqueda de resarcimientos y apoyos económicos “es la típica actitud de países pobres, aunque la dignidad colectiva de nuestros pueblos debe ir más allá, lo cual no tiene por qué afectar las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Guatemala”.

Otros creen que el resarcimiento para el país es muy importante.

Víctor Manuel Gutiérrez, presidente de la Comisión de Salud y Asistencia Social del Poder Legislativo, dijo a IPS que incluso Estados Unidos podría contribuir al país con Estatus de Protección Temporal (TPS) para miles de guatemaltecos que viven ilegalmente en ese país.

“Debe haber una consideración de los Estados Unidos para el país y un resarcimiento u otro beneficio para los guatemaltecos que trabajan en ese país pues mucha gente así lo desea. Esa sería una buena alternativa para ellos y para nuestro país”, dijo.

Además, el congresista anunció que solicitará al Organismo Ejecutivo –Consejo de ministros– que les permita integrarse a la comisión que investigará estos ensayos para aclarar lo ocurrido, pues esto “marca una invasión a nuestra dignidad nacional”.

Para iniciar la investigación el presidente Colom solicitó a Estados Unidos toda la información relacionada con el caso.

“Se ha pedido oficialmente toda la información, pero todavía está en la universidad donde descubrieron los archivos”, dijo el miércoles el mandatario guatemalteco, quien calificó el experimento como “un crimen de lesa humanidad”.

Carlos Mejía, presidente del Colegio de Médicos de Guatemala e integrante de la comisión investigadora, dijo que este es un hecho similar al protagonizado por el nazismo durante la Segunda Guerra mundial.

Por ello analizarán la información disponible del caso en Guatemala y en Estados Unidos para lograr determinar qué fue lo que ocurrió y quiénes son los responsables.

Mientras tanto, la Procuraduría de los Derechos Humanos, a través de un anuncio pagado en la prensa nacional, pidió el miércoles a los sobrevivientes de los ensayos o a sus familiares que acudan a la institución para darles apoyo legal para iniciar demandas y reparaciones.

El ex canciller guatemalteco Gabriel Orellana dijo a IPS que antes de demandar al gobierno de los Estados Unidos y exigirle un resarcimiento se debe saber cuál fue la participación que tuvieron las autoridades guatemaltecas de turno cuando ocurrió el experimento. El presidente del país en ese entonces era Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951).

“Estamos dando por sentado que fue un abuso lo que se hizo, pero no sabemos si fue con la bendición del gobierno de Guatemala”, sostuvo.

“Imagínese que el gobierno de Guatemala hubiera dado su visto bueno, con qué legitimación vamos a reclamar”, sostuvo.

Al abogado guatemalteco le parece “sospechoso” que ni la Procuraduría de los Derechos Humanos ni el Ministerio Público formen parte de la comisión investigadora del caso, “lo cual le resta beligerancia al tema”, concluyó.