Estrategia comunitaria en México contra violencia creciente

Por Emilio Godoy

HAVANA TIMES, 16 nov. (IPS) — Convocada por la Fundación Heinrich Böll, la periodista italiana María Ficara participa en un intercambio de experiencias con organizaciones de México, al igual que lo hace con Argentina, El Salvador y Guatemala, sobre acciones ciudadanas para la prevención de la violencia y la inseguridad.

La preocupación central de las comunidades mexicanas es cómo organizarse para afrontar la violencia derivada de la guerra contra los narcotraficantes y cómo contrarrestar los incentivos sociales y económicos que estos ofrecen, especialmente a los jóvenes.

“Hay que invertir en procesos de organización social y fortalecer los proyectos micro en los barrios”, dijo Imelda Marrufo, fundadora y coordinadora de la Red Mesa de Mujeres en la norteña Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos.

“Hemos copiado experiencias ciudadanas para hacer de Ciudad Juárez un lugar mejor”, contó a IPS tras participar en México de un encuentro internacional para analizar el tema.

Ese colectivo, surgido a comienzos de los años 90 y que aglutina a 10 organizaciones, ha documentado casos de violencia contra las mujeres y otras violaciones a los derechos humanos en la zona de Juárez, considerada una de las más violentas del mundo.

El gobierno puso en marcha desde 2010 el proyecto “Todos somos Juárez”, que incluye políticas de seguridad, salud, educación y desarrollo social, para disminuir los índices de violencia. Pero las organizaciones de la sociedad civil aseguran que esa iniciativa oficial no funciona.

Luego de asumir la Presidencia de México en diciembre de 2006, el conservador Felipe Calderón apeló a las Fuerzas Armadas para luchar contra el narcotráfico, campaña que dejó hasta ahora más de 50.000 asesinatos, según recuentos periodísticos, la mayoría de los cuales no están sujetos a investigación penal. Oficialmente se admiten 45.000 muertes, pero relacionadas con la guerra entre mafias.

De Europa a América

En 2006, la periodista Ficara convocó a estudiantes de 14 y 15 años para que aportaran relatos ficticios para un libro, con el objetivo de romper el silencio alrededor de la organización mafiosa N’drangheta, de la sureña región italiana de Calabria y una de las más poderosas de Europa.

“Los relatos nos dieron su percepción del grupo mafioso, y fue un éxito”, dijo a IPS la reportera italiana, responsable de relaciones exteriores del Museo della N’drangheta, situado en la ciudad de Regio de Calabria.

El resultado fue la publicación “A mani libere” (Manos libres), editado por Ficara, basado en un proyecto piloto desarrollado en tres escuelas para fomentar la cultura de paz, la memoria y el reconocimiento a las víctimas de la violencia en la zona.

La N’drangheta tiene presencia en 30 países y es la organización que domina el tráfico de cocaína, negocio para el cual se ha aliado con el poderoso cartel mexicano de Sinaloa, dirigido por Joaquín “El Chapo” Guzmán y uno de los siete grupos que se disputan el comercio de drogas ilícitas hacia Estados Unidos.

“Hay que construir una ética ciudadana, que contagie a los jóvenes, a la sociedad, para deslegitimar la guerra y la violencia y enaltecer el valor de la vida”, señaló Teresa Bernal, presidenta de la colombiana Red Nacional de Iniciativas por la Paz y contra la Guerra (Redepaz) y presente también en el foro internacional.

“Es necesario construir redes y alianzas y combinarlo con propuestas alternativas”, sugirió.

Desde los años 90, Bernal y la Red han sido partícipes en los procesos de paz impulsados en esa nación sudamericana y han propugnado por una solución negociada del conflicto armado interno entre las fuerzas de seguridad del Estado y las guerrillas izquierdistas.

El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, liderado por el poeta Javier Sicilia, cuyo hijo Juan Francisco fue asesinado en marzo, busca dar visibilidad a las víctimas de la violencia en México y reclama una ley de Víctimas, similar a la aprobada por el parlamento colombiano en junio para restituir los derechos de los afectados y devolverles las tierras despojadas o abandonadas.

El camino comunitario

En algunos sitios en México, la comunidad ha buscado formas de responder a la violencia local. En el municipio de Cherán, en el sudoccidental estado de Michoacán, los pobladores instrumentaron rondas de vigilancia para controlar a miembros de bandas narcotraficantes y de taladores ilegales de árboles.

En 10 municipios del sureño estado de Guerrero funciona la denominada Policía Comunitaria, encargada de la seguridad en esa zona.

El Museo “es replicable en sitios como México, porque es el mismo modelo: recuperar la memoria y dar valor a los testimonios. Hay que desmitificar la violencia y deconstruir su cultura”, planteó Ficara.

Esa institución funciona en un inmueble decomisado a la N’drangheta y ya lo han visitado miles de personas, especialmente estudiantes, con entrada gratuita.

La experiencia del primer volumen editado por Ficara impulsó la elaboración de un segundo con alrededor de 120 biografías de personas asesinadas por la mafia y en la cual participaron 120 estudiantes de 16 y 17 años de escuelas de la zona.

Ficara trabajó en los años 90 en la revista mensual antimafia I Sicialini, cuyo fundador Giuseppe Fava fue asesinado en 1984 por la organización siciliana Cosa Nostra.

I Sicialini publicó en 1993 un informe en le que se señalaban los presuntos vínculos mafiosos de un político por entonces emergente llamado Silvio Berlusconi, quien el sábado 12 renunció al cargo de primer ministro tras más de 15 años en los primeros planos de la política italiana.

“Hemos podido indagar y denunciar. Es falso que todos los asesinados por el narcotráfico hayan tenido nexos con el crimen. En el caso de las víctimas, las familias quieren contar su historia y ser escuchadas. Estamos siendo rebasados por la violencia”, reconoció Imelda Marrufo.

La Red construye un movimiento de víctimas de violencia en los norteños estados de Chihuahua, al cual pertenece Juárez, Zacatecas y Coahuila, para documentar casos de asesinatos y desapariciones y denunciar la falta de investigación y la impunidad imperantes.

Sus datos indican que 310 mujeres fueron asesinadas en Juárez en 2010, cifra que se ubica este año en 200.

Un informe del Parlamento Europeo sobre la situación en México habla de 230.000 desplazados de sus hogares a causa de la violencia.