El poder, lo único que parece importar en Brasil

Por Ana María Pomi 

Dilma y Lula.  foto/archivo: telesurtv.net
Dilma y Lula. foto/archivo: telesurtv.net

HAVANA TIMES (dpa) – La crisis que tiene a Brasil hundido económica y políticamente comienza a dejar al desnudo el que parece ser el único objetivo que preocupa en Brasilia: el poder, sea para alcanzarlo, para mantenerlo o para obtener una porción mayor de la que ya se tiene.

En el caso del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, el avance del proceso que busca destituirla, sumado a la reciente pérdida de su mayor aliado, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) de su vice, Michel Temer, abrió paso a una “liquidación del Estado”, según definición del diario “Folha de Sao Paulo”.

En esa suerte de mercado persa, los siete ministerios que el ahora ex socio dejó vacantes se ofrecen a partidos que puedan garantizar a cambio la mayor cantidad de votos en la Cámara Baja para frenar el avance del juicio político.

El caso más ilustrativo, y que ha despertado más estupor, es el del ministerio de Salud.

Hoy comandado por Marcelo Castro, del PMDB, la cartera con mayor presupuesto del Gabinete y responsable de hacer frente a las epidemias de dengue, zika y H1N1 fue ofrecida al derechista Partido Progresista (PP).

Según la analista del diario “O Estado de Sao Paulo”, Eliane Cantanhede, el riesgo de que Rousseff logre frenar el avance del proceso en su contra a ese precio es que su Gobierno se “arrastre hasta el final con centenas de oportunistas, un ministro cualquiera en la Salud para evitar las muertes por dengue y la microcefalia por zika, otro en Deportes mientras se organizan los Juegos (Olímpicos de Río de Janeiro), un tercero en Turismo, cuando millones de extranjeros arribarán para el mayor evento deportivo de la Tierra, mientras millones de telespectadores vean los Juegos y Brasil”.

Salud, Turismo y Deportes son tres de los ministerios que están en el “mostrador de ofertas”, como formulan medios de prensa a las negociaciones en el Ejecutivo.

El ministerio de Salud puede cambiar de titular en breve por ser el más codiciado. Turismo, anfitrión de millares de turistas, delegaciones y jefes de Estado y de Gobierno que vendrán a los Juegos, está vacante desde el lunes porque Henrique Eduardo Alves renunció antes de que su partido, el PMDB, dejara el Gobierno.

Deportes tiene a Ricardo Leyser como ministro interino, ya que Georg Hilton dejó el cargo después de que su partido, el PRB, abandonara el oficialismo, cuando faltan cuatro meses para Río 2016.

Por su parte, el PMDB de Temer, beneficiario directo del “impeachment”, también concentra los esfuerzos en lograr que prospere el juicio político e intenta que los otros socios del Gobierno sigan sus pasos.

Cuando rompió el martes con oficialismo, el PMDB ordenó a los ministros afiliados la entrega “inmediata” de los cargos. Pero salvo el titular de Turismo, ninguno obedeció.

Esto dejó al limbo de incertidumbre en el Gobierno, calculadora en mano, hace cuentas para ver a qué partido entregar cuál ministerio y así llegar a los 172 votos que necesita como mínimo en Diputados para enterrar el incipiente juicio político.

En las negociaciones entran unos seis o siete partidos menores que juntos suman votos valiosísimos para defensores y detractores del Gobierno. Estos partidos, que tampoco ofrecen un plan de acción o soluciones para el país, se limitan a esperar para ver si los vientos soplarán hacia el lado de Rousseff, un Gobierno en vías de extinción, o de Temer, un Gobierno que no sabe sin nacerá.

La enorme mayoría de los que participan en las frenéticas negociaciones ya fueron citados, denunciados, acusados y/o procesados por delitos de corrupción vinculados a la red ilegal en Petrobras. Encabezan la lista las cuatro principales autoridades del país.

Rousseff fue citada por el senador Delcídio Amaral -ex PT- por haber intentado interferir en el Poder Judicial a favor de empresarios implicados en los fraudes y acusada de estar al tanto de toda la trama ilegal.

Temer, su vice, enfrenta dos pedidos de apertura de juicio político también porque, según Amaral, se benefició con los desvíos de fondos en el ente estatal.

Eduardo Cunha, presidente del Parlamento y tercero en la “línea de sucesión”, ya es objeto de autos de procesamiento por el mismo caso.

El cuarto en la línea jerárquica, el presidente del Senado, Renan Calheiros, es objeto de nueve procesos de investigación por parte de la Policía Federal, también por sospechas de nexos con el “petrolao”.

En la comisión de la cámara de diputados que analiza si debe o no proseguir el proceso contra Rousseff, 34 de sus 65 miembros enfrentan denuncias por delitos de lavado de dinero, corrupción, apropiación de recursos públicos, improbidad administrativa, entre otros.

Mientras, los brasileños que se amontonan en los corredores de los hospitales, los que integran la legión de casi 10 millones de desempleados, sufren la inflación de casi 10 por ciento o regresan desde la “nueva clase C” a la pobreza de la que mal lograron salir. La clase política solo mira la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia y la forma de quedarse allí o llegar a ella.