EE.UU.: ¿Quiénes son el 99 por ciento?

Por Kanya D’Almeida y Judith Scherr *

HAVANA TIMES, 4 nov. (IPS) — La frase “Somos el 99 por ciento”, acuñada por los manifestantes del neoyorquino parque Zuccotti, es motivo de controversia entre las minorías que conforman el movimiento que cuestiona el sistema capitalista de Estados Unidos, país de una arraigada segregación racial y social.

Utilizada en todo el país, el “99 por ciento” se refiere a la población que recibe lo que queda de la riqueza mundial después de que los dueños de las corporaciones y “el uno por ciento más rico” se embolsan la mayor parte.

Según un informe divulgado por el Center for Social Inclusion (Centro para la Inclusión Social), los trabajadores negros y latinoamericanos en Estados Unidos son considerados “de segunda clase”, además de estar excesivamente representados en ocupaciones mal pagas, que requieren escasas habilidades y en las que tienen “limitadas posibilidades de ascender en la escala de oportunidades”.

El estudio plantea que los estadounidenses que no son de raza blanca y los inmigrantes son sistemáticamente excluidos del mercado laboral debido a que muchos carecen de título universitario. Su escasa educación es consecuencia de la falta de recursos que recibe la educación pública en los barrios que habitan.

“Las personas de color (como se denomina a quienes no pertenecen a la mayoría anglosajona en Estados Unidos) no pueden acceder a centros de empleo ubicados lejos de sus hogares debido a inadecuados servicios de transporte público”, señala el informe.

“Negros, latinoamericanos, indígenas estadounidenses y poblaciones específicas de asiáticos viven donde no están los empleadores, donde los gobiernos locales no establecen transporte público y donde la base impositiva es demasiado pequeña para financiar adecuadamente las escuelas”, añade.

El 99 por ciento también es desigual

Un grupo de manifestantes se concentró el 25 de octubre por la noche en el Battery Park, muy cerca de donde está acampado el movimiento Ocupa Wall Street, para participar en un debate sobre poder y privilegios.

La discusión fue organizada por el Grupo de Trabajo de Personas de Color (POC WG, por sus siglas en inglés) para Ocupa Wall Street, que lucha por incorporar un discurso de desigualdades estructurales dentro del movimiento.

Un mes antes, miembros de South Asians for Justice (Sudasiáticos por la Justicia) llegaron a la asamblea general realizada en el distrito financiero justo a tiempo para oír la lectura de lo que sería el primer documento oficial, la”Declaración de la ocupación de la ciudad de Nueva York”, dijo a IPS la organizadora de POC WG, Thanu Y.

“Inmediatamente nos impactó el segundo párrafo de ese documento, que rezaba: ‘Nosotros, los ocupantes, antes divididos por el color de nuestra piel, nuestro género, orientación sexual (.) somos una sola raza, la raza humana'”, agregó.

“Sentimos que el tono de la declaración estaba borrando la historia de las comunidades de color y de los inmigrantes en Estados Unidos, y asumiendo que todos partíamos del mismo punto, en lo económico y en lo político, cuando salimos a protestar contra esta crisis económica; nos parece que es incorrecto”, dijo Thanu Y.

“Creo que es necesario que un debate sobre esas desigualdades tenga protagonismo en este movimiento en Estados Unidos e incluso en el plano mundial, donde las realidades de clases y castas simplemente no pueden ignorarse. La manera en que estamos divididos es parte del motivo por el que hay una crisis económica”, señaló la activista.

Así fue como el grupo decidió bloquear la declaración, y se quedó en el parque hasta cerca de la medianoche, reformulando el texto para reflejar mejor la diversidad de los integrantes del movimiento.

Desde entonces, el POC WG es una fuerza importante dentro de la organización de Ocupa Wall Street, alentando la participación de las minorías.

Un movimiento de mayoría blanca

Pese a la brutal clausura el 25 de octubre del campamento de Ocupa Oakland, en California, una semana después el movimiento se recuperó en ese estado occidental, y cada vez más población negra busca mantener en alto la tradición combativa de la ciudad.

El Partido de los Panteras Negras nació el 15 de octubre de 1966 en Oakland. La ciudad también albergó un fuerte movimiento antiapartheid liderado por negros e impulsó al capítulo de la Rainbow Coalition (coalición arcoiris) más fuerte del país.

Cuatro décadas después, Ocupa Oakland cuenta con el apoyo de habitantes afrodescendientes a modo individual, pero no ha logrado obtener el respaldo de dos sectores clave: pastores y funcionarios negros.

En buena medida, hay una limitada participación negra porque se trata de un movimiento liderado por blancos, según el abogado afroestadounidense y veterano defensor de los derechos civiles Walter Riley.

“Cada vez que en este país hay un movimiento iniciado principalmente por blancos, se da la tendencia de que en él no haya grandes cantidades de negros”, dijo.

“Eso no significa que los negros no lo apoyen”, continuó, destacando que lo que está en el núcleo del movimiento Ocupa -la condena a los bancos- es un punto crucial de las quejas de la población negra, por ejemplo en lo relativo a la falta de inversiones en barrios de esa comunidad.

Oakland también representa la desigualdad que existe dentro del “99 por ciento”. En 2010, el desempleo entre los blancos fue de siete por ciento, mientras que entre los negros y latinoamericanos fue de 19,6 y 15,2 por ciento respectivamente.

El supervisor del condado de Alameda, Keith Carson, también afrodescendiente, apoya el mensaje anticorporativo del movimiento, pero considera “perturbador” el hecho de que no tenga líderes.

Según Carson, los ocupantes de Oakland enviaron el mensaje equivocado al acampar frente a la municipalidad, cuando los objetivos reales deberían ser los bancos.

La falta de una fuerte participación negra también puede entenderse en el marco del cambio demográfico.

En los años 80, 46 por ciento de los habitantes de Oakland eran negros. Actualmente, lo son apenas 27 por ciento, mientras que 25 por ciento son blancos, levemente más que los latinoamericanos.

Como señaló el reverendo Daniel Buford, ahora que la comunidad blanca más rica se ve perjudicada por el desempleo y las ejecuciones, sus miembros lideran el movimiento de protesta contra las corporaciones y los bancos. Mientras, la iglesia negra continúa organizándose en torno a asuntos primordiales, como la educación, afirmó.

Clarence Thomas, miembro del consejo ejecutivo de la International Longshore and Warehouse Union en San Francisco y ex Pantera Negra, enfatizó en la necesidad de que “el 99 por ciento” se una.

Según él, una de las fortalezas de las Panteras fue su capacidad de establecer coaliciones con aliados blancos, y esto puede ocurrir en el movimiento Ocupa.

Es un error creer que se trata de un movimiento liderado por jóvenes blancos, sostuvo.

“Es cuestión de que participemos en el proceso”, dijo.

* Este es el primero de dos artículos sobre las influencias étnicas y de clase en los movimientos inspirados en Ocupa Wall Street de Estados Unidos.

EE.UU.: ¿Quiénes son el 99 por ciento? – (2)

Por Kanya D’Almeida*

HAVANA TIMES, 4 nov. (IPS) — Aunque Ocupa Wall Street y protestas similares que sacuden a Estados Unidos se han vuelto casi sinónimos de democracia, procesos basados en el consenso y otros símbolos de unidad, el lenguaje y las tácticas que emplean los aísla de muchas poblaciones del país.

Los inmigrantes han intentado participar, pese a que las ocupaciones se emplazan casi exclusivamente en centros urbanos, y las grandes mayorías de extranjeros trabajan en suburbios y áreas rurales dedicadas a la agricultura.

Sin embargo, Erik Nicholson, portavoz de United Farm Workers (Trabajadores Agrícolas Unidos), un sindicato con 27.000 miembros, dijo a IPS que entre la comunidad de inmigrantes hay un apoyo generalizado al movimiento.

“Somos por definición una organización transnacional, dado que la abrumadora mayoría de nuestros miembros en áreas agrícolas son inmigrantes que se vieron obligados a huir de los devastadores impactos de las mismas políticas económicas contra las que protesta el movimiento Ocupa aquí, en Estados Unidos”, explicó Nicholson a IPS.

“Políticas como el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) causaron en los años 90 un enorme éxodo de productores maiceros de México, que llegaron a Estados Unidos en busca de empleo. Ahora trabajan en condiciones terribles”, agregó.

Este año se produjeron por lo menos dos muertes en plantaciones del occidental estado de California, señaló. Los hacendados no brindan a sus trabajadores agua o techos que los protejan del sol, por lo que “literalmente caen muertos por el calor”, enfatizó.

“Pero estas tragedias que ocurren en el agro no están desconectadas de Wall Street. Cantidades sin precedentes de capitales de riesgo se vierten en la agricultura estadounidense con promesas imposibles de retornos en una industria altamente volátil”, añadió.

“Hace menos de dos semanas tuvimos una manifestación contra Darigold, una gran corporación que comercializa leche en un establecimiento cuyos trabajadores soportan un trato horrendo”, dijo Nicholson.

“Ocupa Seattle se unió a esa protesta, lo que representó una gran aproximación de los dos movimientos”, señaló.

“Tenemos que reconocer el increíble grado de temor que existe en las comunidades de inmigrantes. Cuando salen de sus casas por la mañana no tienen idea de si volverán en la noche o si los arrestarán en una redada bajo las nuevas y draconianas leyes antiinmigración que rigen en este país”, explicó.

“Aun así han salido a apoyar al movimiento Ocupa porque representa un momento real para la acción masiva, ha unido esfuerzos diversos y continúa creciendo. Necesitamos seguir haciendo el trabajo que siempre hicimos, seguir moviéndonos y buscando maneras de conectarnos”, agregó.

“Descoloniza Wall Street”

Días después de que Ocupa Wall Street publicó su declaración “Una demanda”, un bloguero llamado JohnPaul Montano escribió una carta abierta a los ocupantes, expresando su preocupación por el lenguaje del “99 por ciento”.

“Yo esperaba que ustedes, que luchan por la justicia y la igualdad, mencionaran que la misma tierra sobre la cual protestan no les pertenece, que ustedes son huéspedes sobre esa tierra indígena robada”, decía.

“Esperaba que abordaran la historia centenaria que nosotros, los pueblos indígenas de este continente, hemos soportado mientras ustedes decían estar construyendo una ‘tierra de libertad’ sobre nuestras sociedades indígenas, sobre nuestras tierras indígenas, mientras destruían y/o ignoraban nuestros modos de vida”, agregó el bloguero.

Pocas semanas después, Julián Padilla, actual portavoz del subcomité educativo del Grupo de Trabajo de Personas de Color (POC WG, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Nueva York, publicó un folleto detallando que, en 1685, la Dutch West India Company obligó a pueblos africanos esclavizados a construir un muro entre los comerciantes blancos y los indígenas estadounidenses, que todavía luchaban por su tierra, contra los colonos en lo que ahora es el bajo Manhattan.

El muro garantizó un espacio para que los comerciantes compraran y vendieran sus acciones “hasta que formalizaron la práctica mediante la fundación de la Bolsa de Valores de Nueva York, en 1792”.

En una marcha de protesta varios días después, Padilla, junto con otros organizadores, intentó cambiar el cántico que entonaba la multitud de “Todo el día, toda la semana, ocupa Wall Street” a “Todo el día, toda la semana, descoloniza Wall Street”, pero sus esfuerzos fueron en vano.

“La mayoría de la gente no quiere confrontar el hecho básico de que los pueblos indígenas fuimos las primeras víctimas de todas las traiciones que se producen aquí”, en Wall Street, dijo a IPS Joseph, miembro del movimiento aborigen estadounidense.

“La gente no quiere usar las palabras reales asociadas con este lugar: genocidio, asesinato, tortura, violación, esclavitud”, agregó.

“Oigo a la gente hablar de (las leyes) Jim Crow (que durante casi un siglo institucionalizaron la segregación racial en Estados Unidos), de que (los negros) tenían que usar puertas diferentes para ingresar a las cafeterías. No olvidemos que los indígenas no tenían ninguna puerta abierta en absoluto”, señaló.

La mesa de Joseph en el parque Zuccotti, repleta de literatura política contemporánea e histórica, recibe poca atención de la multitud, pero él está determinado a seguir hasta el final.

A fines de octubre, los organizadores de las manifestaciones en Albuquerque decidieron renombrar su protesta “(Des)Ocupa Albuquerque”, por respeto a la activa población indígena de Nuevo México y para conectar la expansión capitalista y el movimiento local por el derecho a la tierra.

Un participante en una sentada en Albuquerque escribió en el Daily Kos que “para los aborígenes de Nuevo México, ‘ocupa’ significa 500 años de ocupación forzada de sus tierras, recursos, cultivos y también de sus voces por parte de potencias imperiales como España y Estados Unidos. A gran parte del ’99 por ciento’ le vino muy bien ese arreglo”, sostuvo.

Padilla dijo a IPS que “ocupar un espacio no es malo en sí mismo; la cuestión es quién, cómo y por qué”.

“Cuando los colonizadores blancos ocupan una tierra, no solamente duermen allí durante la noche; (también) roban y destruyen. Cuando los indígenas ocuparon la isla de Alcatraz, fue (un acto de) protesta”, ejemplificó.

“Ocupar significa apoderarse de un espacio, y pienso que un grupo de anticapitalistas que se apoderan del espacio en Wall Street es poderoso, pero deseo que el movimiento de la ciudad de Nueva York cambie su nombre a ‘descoloniza Wall Street’ para tomar en cuenta la historia y las críticas indígenas, a la gente (que no es blanca) y al imperialismo”, agregó.

* Este es el segundo de dos artículos sobre las influencias étnicas y de clase en los movimientos inspirados en Ocupa Wall Street de Estados Unidos.