Colombia y el NO al acuerdo de paz

Por Pedro Campos

Foto: canalcapital.gov.co
El presidente Juan Manuel Santos y el ex-presidente Alvaro Uribe.  Foto: canalcapital.gov.co

HAVANA TIMES — El rechazo de una mayoría mínima en Colombia al acuerdo de Paz alcanzado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC en  Cuba, no parece un rechazo a la Paz propiamente dicha, sino más bien a varios aspectos  del acuerdo y a las condiciones en que fue alcanzado.

Según todo lo que ha salido en la prensa, se pudiera concluir que, al menos,  cuatro factores fundamentales, -puede haber otros y otros análisis-,  parecen haber llevado a ese resultado:

1- La supuesta impunidad con la que bregarían los responsables de crímenes en ambos bandos del conflicto, 2- Las amplias posibilidades políticas con las que quedarían Las FARC, incluidos escaños en el parlamento sin haber participado en un proceso electoral, 3- La no participación del sector uribista en las negociaciones y  4- El temor a una remontada política de las FARC con un discurso populista que le posibilite en un futuro llegar al poder y hacer algo parecido a lo de Cuba o Venezuela.

1-La supuesta impunidad para los responsables de crímenes hizo que votaran por el NO, electores que han estado en uno u otro bando del conflicto, cuando en verdad sí están contemplados  procesos judiciales para estos casos. En tal sentido señala la introducción del acuerdo: “El Punto 5 contiene el acuerdo “Víctimas”. Desde el Encuentro Exploratorio de 2012, acordamos que el resarcimiento de las víctimas debería estar en el centro de cualquier acuerdo. El acuerdo crea el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, que contribuye a la lucha contra la impunidad combinando mecanismos judiciales que permiten la investigación y sanción de las graves violaciones a los derechos humanos y las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario, con mecanismos extrajudiciales complementarios que contribuyan al esclarecimiento de la verdad de lo ocurrido, la búsqueda de los seres queridos desaparecidos y la reparación del daño causado a personas, a colectivos y a territorios enteros”.

En el texto del acuerdo hay varias páginas dedicas al tema.

Todo parece indicar que no hubo una suficiente divulgación al respecto. Quizás algunos querrán más precisiones y pueden tener razón. Sin duda un tema difícil de negociar por sus implicaciones ulteriores. Lo alcanzado pudiera mejorarse, pero no parece que sería del todo justo decir que los acuerdos permitirían la impunidad.

2- Este aspecto realmente favorece a las FARC,  pues le otorga escaños no ganados en elecciones, sin embargo alguna voz pública deberá reconocérsele. Es algo que posiblemente tendrá que negociarse de nuevo y en el que las FARC, posiblemente, tendrían que hacer concesiones.

3- Con el sector uribista no se contó en las negociaciones. Error. Todas las partes con intereses involucrados, debieron estar presentes. La participación del sector uribista en la campaña por el No, demostró contar con más fuerza que la imaginada por el propio Santos. Ya este sector fue convocado a opinar y de alguna manera tendrá que ser tenido en cuenta en las nuevas negociaciones.  A las FARC no va a quedar más remedio que aceptar esa participación si quiere en definitiva alcanzar un nuevo acuerdo, como parece.

4- El temor a una Colombia con un gobierno de tipo fidelista o chavista estuvo jugando en el fondo de todo. En tal sentido el papel relevante de Cuba en las negociaciones puede haber sido menos beneficioso de lo esperado. Un país neutral, hubiera -quizás- desalentado ese temor. Cuba siempre vinculada a las FARC, era vista como “parte” por muchos de los adversarios de las guerrillas.

Siempre la relación con Cuba será problemática mientras tengamos un gobierno identificado con el estatal-socialismo estalinista, algo que muy pocos quisieran ver repetido en esta región. Al parecer no fue suficiente el acercamiento Cuba-EEUU para que el papel mediador cubano se viera sin prejuicios. Un país sin elecciones democráticas, donde se impone la paz de la represión y las cárceles, con la gente ávida de abandonarlo, no es bien visto promoviendo la paz en otros países.

Las FARC, deberán dejar despejadas todas las dudas sobre sus futuras pretensiones, específicamente, sobre la posibilidad de intentar implantar en Colombia un gobierno de tipo fidelista o chavista.

La concesión del Premio Nobel de la Paz al  Presidente colombiano, debiera estimularlo para que persista en la búsqueda de una solución al conflicto. Pero lograrlo pasaría por nuevas negociaciones  donde estos cuatro aspectos sean reconsiderados  o tenidos en cuenta por todas las partes.

2 thoughts on “Colombia y el NO al acuerdo de paz

  • Mucho influyó en el NO, el hecho de que Cuba estuviese metiendo su cuchareta por tal de estar en carroza. Todos los pueblos latinoamericanos les tienen terror a que a sus países les caiga la plaga-castrista, (ni siquiera los guatacones de Fidel, como Maradona, que después que se “curó” su drogadiccion se fue echado para Argentina). Y a los que cogieron de bobos, ahí están batallando para quitárse la plaga de arriba.

  • Importantes declaraciones de Timochenko.
    Bogotá, 12 oct (EFE).- El líder máximo de las FARC, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, consideró hoy un “exabrupto” reabrir la discusión sobre el tema de justicia incluido en el acuerdo de paz rechazado en el plebiscito del pasado 2 de octubre y advirtió que dilatar la situación actual le haría daño al proceso en Colombia.

    “Sería un exabrupto volver a revivir una discusión que nos llevó más de un año y medio, que fue una de las discusiones más duras y difíciles en las cuales se acogieron las opiniones de mucha gente, de muchas organizaciones, en especial de las organizaciones de víctimas”, declaró “Timochenko” a Caracol Radio.

    Los líderes del “no” que se impuso en el plebiscito, encabezados por el partido Centro Democrático, liderado por el expresidente Álvaro Uribe, han criticado el modelo de justicia transicional acordado con las FARC porque consideran que abre la puerta a la impunidad.

    El 23 de septiembre de 2015, vio la luz el acuerdo marco en materia de justicia transicional, considerado un hito de la negociación porque abrió el camino para concluir el punto de víctimas, que fue anunciado el 15 de diciembre del mismo año bajo el principio de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.

    La justicia transicional prevé la creación de un mecanismo de Jurisdicción Especial para la Paz que se aplicará a los responsables del conflicto armado y un proyecto de ley de amnistía que prevé el perdón para los miembros de las FARC que no cometieran delitos graves.

    El jefe guerrillero dijo desde La Habana que el acuerdo sobre este tema “fue refrendado” por él y el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y que incluso “hubo que volver a renegociarlo”.

    “A mí me parece que se sale de contexto volver a empezar. Sería pensar en otros seis años y yo creo que el país no está para eso”, añadió el líder de las FARC, que descartó la posibilidad de “ponerse a pensar en candidaturas presidenciales”.

    “Timochenko” citó un comunicado emitido por los negociadores del Gobierno y las FARC tras conocerse los resultados del plebiscito, e indicó que el acuerdo firmado el pasado 26 de septiembre “contiene las reformas y las medidas necesarias para sentar las bases de la paz y garantizar el fin del conflicto”.

    Según dijo, en “la práctica” hay un cese al fuego bilateral que se viene cumpliendo.

    “A estas alturas a los hospitales militares no ha entrado un solo herido, un solo muerto, en los campamentos nuestros no tenemos un solo herido, un solo muerto y ningún civil ha sido afectado por causa del conflicto”, añadió.

    Consultado sobre la posibilidad de que se reúna con los exmandatarios Uribe y Andrés Pastrana, férreos críticos del proceso de paz y cabezas visibles del “no” en el plebiscito, aseguró que no ha recibido un pedido al respecto.

    “Nosotros hemos dicho desde hace mucho rato, el acuerdo ya se cerró, y desde hace mucho rato se convocó a todos los sectores, hasta cartas públicas hubo, fuera de las cosas que se hicieron sin mucha publicidad llamando a los unos y a los otros, para que aportaran en esa discusión que se estaba dando en el desarrollo de los acuerdos, quien no vino fue porque no quiso”, sostuvo.

    Sobre la negativa en el plebiscito, “Timochenko” opina que generó una situación política que no se puede “soslayar” e implica “un mandato político dirigido al presidente de la República (…) para que no implemente determinados contenidos del acuerdo final”.

    “Creo personalmente que fue hasta bueno que hubiera sucedido eso, porque está permitiendo aclarar muchas dudas y en especial está comprometiendo a ese importante sector del pueblo colombiano que no votó, más del 63 %, a interesarse por este hecho histórico”, agregó.

    A su juicio, esto permite “corregir” lo que no hicieron en desarrollo de los acuerdos, como fue “una pedagogía masiva”, clara sencilla “para que la gente tuviera claro qué era lo que se acordaba en La Habana y cómo eso lo afectaba o no”.

    Sin embargo, advirtió que la situación actual “no se puede dilatar”.

    “Las fuerzas que no quieren la paz, las fuerzas que están interesadas en que la confrontación continúe y que se usufructúan de la guerra están interesadas en que el proceso fracase y una de las formas de hacerlo fracasar es la dilación”, alertó.

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