Arabia Saudita-EE.UU: Cada vez más lejos

Por Jim Lobe*

HAVANA TIMES, 15 sep. (IPS) — Las crecientes tensiones entre Arabia Saudita y Estados Unidos han debilitado una de las alianzas más duraderas y efectivas del mundo, según observadores.

La oposición de Washington a la iniciativa para que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas reconozca a Palestina como estado independiente es solamente la última de las discrepancias con Riyadh que han afectado las relaciones.

“Estamos viendo una relación cada vez más transaccional”, sostuvo Chas Freeman, ex embajador de Estados Unidos en Arabia Saudita durante la primera Guerra del Golfo en 1991.

Washington ha ido perdiendo credibilidad frente a los sauditas incluso antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando Israel ignoró los pedidos del gobierno de George W. Bush (2001-2009) para que frenara la represión a la segunda Intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación), indicó Freeman.

El diplomático habló el lunes en un foro sobre las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita celebrado en Washington y co-auspiciado por la Fundación Carnegie para la Paz Internacional y el Centro de Investigación del Golfo, con sede en Dubai.

Por su parte, el profesor Gregory Gause, prominente experto saudita en la Universidad de Vermont, coincidió: “Las relaciones ahora están basadas más en intereses comunes que en una visión compartida del mundo”.

“Lo que los mantiene unidos es la falta de una alternativa”, añadió.

La creciente tensión bilateral volvió al tapete el lunes cuando el príncipe Turki Al Faisal, ex director de las fuerzas de inteligencia sauditas y embajador en Washington entre 2005 y 2007, publicó un artículo de opinión en el diario The New York Times titulado: “Vetar a un estado, perder a un aliado”.

Si Washington no apoya la iniciativa palestina para la membresía en la ONU, “Arabia Saudita ya no será capaz de cooperar con Estados Unidos de la misma forma que lo ha hecho históricamente”, escribió.

Un veto estadounidense a la iniciativa, alertó, no solo “tendría profundas consecuencias negativas” para las relaciones entre Washington y Riyadh, sino que también “socavaría las relaciones (de Estados Unidos) con todo el mundo musulmán, fortaleciendo a Irán y amenazando la seguridad de la región” de Medio Oriente.

Las estrechas relaciones entre los dos países datan de los años 30, pero se volvieron más fuertes luego de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) –cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) declaró la defensa de Arabia Saudita un interés “vital” para Estados Unidos– y a comienzos de la Guerra Fría. Los vínculos siempre han dependido de una negociación básica de seguridad a cambio de petróleo.

Con la excepción de la participación saudita en el embargo árabe de petróleo durante la guerra de octubre de 1973, los dos países han cooperado estrechamente en una amplia gama de temas, particularmente durante los años 80, cuando Riyadh ayudó a financiar la llamada “Doctrina Reagan”, cuyo objetivo era derrocar los supuestos gobiernos prosoviéticos en América Central, África austral y Afganistán.

A comienzos de los años 90, Arabia Saudita sirvió como plataforma de lanzamiento de la campaña militar liderada por Estados Unidos para expulsar a las fuerzas de Iraq de Kuwait, y Washington mantuvo una significativa presencia militar en el reino hasta poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Pero las relaciones sufrieron varios golpes en los primeros años de la administración de Bush.

Además de la decepción del entonces heredero a la corona y ahora rey Abdalá bin Abdulaziz con Washington por su incapacidad para controlar las acciones israelíes en los territorios palestinos, el hecho de que 15 de los 19 secuestradores en los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueran de nacionalidad saudita generó una tormenta de publicidad negativa y especulaciones sobre el posible respaldo de Riyadh a la red radical islámica Al Qaeda y a otros movimientos islamistas.

La falta de respuesta del gobierno de Bush al plan propuesto por Abdalá para la paz con Israel, luego adoptado por la Liga Árabe en su cumbre de Beirut de 2002, y la invasión liderada por Washington a Iraq en 2003 agravaron las tensiones bilaterales.

Riyadh se opuso vehementemente a la incursión en suelo iraquí, pues temía -como efectivamente ocurrió-que el derrocamiento de Saddam Hussein (1979-2003) solo fortalecería aun más la influencia regional de Irán.

Después del 11 de septiembre de 2001, solo en un tema ambos países han coincidido: la cooperación antiterrorista y los esfuerzos vinculados para derrotar a Al Qaeda y a otros movimientos islamistas.

“No solo están matando terroristas. sino que también están atacando la ideología del terrorismo”, según Freeman. “Es un área de las relaciones que ha estado floreciendo”.

Sin embargo, otros tópicos siguen siendo serios motivos de discordia. Aunque el presidente Barack Obama ha elogiado en forma repetida la Iniciativa de Paz Árabe, como es conocido el plan de Abdalá, no ha podido persuadir al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu de que la acepte como base de las negociaciones con los palestinos.

Nuevas tensiones han surgido como consecuencia de la Primavera Árabe.

El rey Abdalá se habría sentido decepcionado por la presión de Obama sobre el presidente egipcio Hosni Mubarak para que renunciara, y Washington y Riyadh chocaron públicamente sobre la represión lanzada por la monarquía sunita en Bahrein contra la población de mayoría chiita, especialmente luego de que unos 2.000 soldados sauditas y emiratíes fueran enviados a apoyar al régimen del rey Hamad.

La operación fue vista como el ejemplo más claro de lo que los analistas llaman “agenda contrarrevolucionaria” de Riyadh en el Golfo.

“Estados Unidos ha tenido una posición muy ambigua (sobre la Primavera Árabe), y creo que la relación con Arabia Saudita no ha ayudado”, opinó Marina Ottaway, especialista en democratización en la Fundación Carnegie.

“Las diferencias (entre los dos países) sobre la dirección de la evolución política en el mundo árabe se están agravando”, alertó Freeman.

* El blog de Jim Lobe sobre política exterior se puede leer en: http://www.lobelog.com.