Alternativas de desarrollo en A.Latina

Ivet González

Foto: Ihosvanny

HAVANA TIMES, 14 ene (IPS) — Con variadas experiencias acumuladas, los movimientos sociales proponen alternativas al desarrollo capitalista en América Latina, en ancas de la crisis del neoliberalismo, los cambios políticos y una mayor incidencia de la ciudadanía, según expertos y activistas reunidos en la capital cubana.

América Latina vive un momento favorable para establecer otras vías diferentes al capitalismo gracias a los avances en materia de justicia social e integración regional, así como una mayor independencia de las naciones, opinó el filósofo cubano Fernando Martínez Heredia en el IX Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios, iniciado el lunes y que finalizó este jueves.

El encuentro, que se realiza cada dos años auspiciado por el Grupo América Latina, Filosofía Social y Axiología (Galfisa) de Cuba, se propuso desde su primera edición en 1995 constituirse en espacio de intercambios de experiencias, diálogo y articulación entre las iniciativas ciudadanas de América Latina y el mundo.

Estos movimientos se consolidan en la región desde los años 90 y representan luchas sociales, armadas o no, que se oponen al modelo neoliberal, persiguen la reivindicación de sectores tradicionalmente marginados por la pobreza, género, color de la piel, edad o cultura, y el respeto al ambiente.

Una de las metas buscadas consiste en “mantener un bloque histórico de movimientos populares, combativos y conscientes, críticos pero unidos a los poderes” del pueblo, dijo a IPS Fernando Martínez Heredia, director del Instituto Cubano de Investigación Cultural “Juan Marinello”.

Para este sociólogo, “las alternativas para América Latina, descontando Cuba, son afianzar los poderes populares”, sobre todo en países como Venezuela, Bolivia y Ecuador, socios junto a otros cuatro países en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.

Se requiere de “alianzas muy diversas con sectores que defienden sus intereses y autonomía dentro del capitalismo mundial”, insistió.

Estos movimientos sociales presentan similitudes pese a tener como principio el reconocimiento de la diversidad. Según la investigadora Ana Esther Ceceña, de la Universidad Nacional Autónoma de México, un elemento común radica en su “intento por romper la esencia del capitalismo, que se centra en el dominio de la naturaleza, incluyendo la humanidad”, opinó.

Una de las tantas alternativas pueden ser las “propuestas del vivir bien”, que recuperan las herencias de las culturas originarias de América y su forma de vida respetuosa del ambiente. En ellas, “la naturaleza y el otro hombre no son el enemigo a vencer y a dominar, sino ese complemento que necesitamos para construir el futuro”, indicó Ceceña a IPS.

Sin embargo, esta economista consideró que determinadas expresiones de la sociedad civil, como “los movimientos estudiantiles o de derechos humanos, pueden ser muy complicadas porque están en algunos casos muy criminalizadas”.

“Estamos obligados a buscarles más vueltas al asunto”, insistió Ceceña, quien aboga por ampliar el concepto de política.

Entre los retos de la ciudadanía latinoamericana aparecen el de traspasar lo local y armar redes en todas las latitudes.

“Los movimientos donde más avanzamos son justamente aquellos con una convergencia de la lucha en varios países, hecho que puede cambiar la correlación de fuerzas”, comentó a IPS Nalu Faria, líder brasileña de la organización Marcha Mundial de Mujeres.

Los planteos de movimientos como el campesino, de indígenas y feministas muestran caminos a seguir, sobre todo por la experiencia en la “descolonización cultural”, soberanía alimentaria, demanda de una reforma agraria integral y emancipación de la mujer, detalló la activista argentina Claudia Korol, del no gubernamental Equipo de Educación Popular “Desarrollo al Día”.

Pero los niveles de incidencia política de los movimientos sociales en América Latina varían en cada país.

“Hoy encuentras procesos donde el movimiento social está muy presente y, en otros, está casi ausente”, explicó a IPS José Miguel Hernández, miembro del Comité Cubano del Foro Social Mundial (FSM).

Este foro, que se realiza cada año desde 2001, se considera un espacio democrático para el intercambio de organizaciones no gubernamentales, de la sociedad civil y redes, que tienen un carácter no capitalista. La edición de este año se celebrará del 6 al 11 de febrero en Dakar.

En el caso de esta isla caribeña, también se valoran alternativas a seguir, sobre todo en un contexto de cambios económicos y políticos. Desde diciembre pasado se desarrollan debates en las secciones sindicales y comunidades cubanas sobre el “Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”.

Esas propuestas, que se discutirán hasta febrero, centrarán el VI Congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), que se realizará en abril.

Esta máxima instancia del PCC pretende ampliar la participación ciudadana con estos análisis como antecedente y trazar estrategias para mejorar la economía, en crisis desde la disolución a comienzos de los años 90 de la Unión soviética y su bloque socialista de Europa oriental, entonces principal socio comercial.

“Si estamos planteando elevar la calidad del proceso revolucionario, tenemos necesariamente que tomar en cuenta algunas de estas experiencias”, enfatizó Hernández. Sus formas para “compartir los saberes, los métodos de educación popular y participativos” deben incorporarse al escenario cubano, estimó.

“No basta con realizar procesos de discusión masivos si precisamente esos conocimientos o esas experiencias después no son totalmente tomadas en cuenta”, analizó el también activista del Departamento Internacional de la Central de Trabajadores de Cuba.

Según Hernández, desde organizaciones sociales cubanas se plantean posiciones más horizontales y participativas