Un tipo normal

Por Lorenzo Martin Martines

HAVANA TIMES – Soy un tipo normal, igual a miles que deambulan por mi ciudad. Nací en la Habana, con la década del 70, cuando el sueño de los 10 millones se esfumaba y el café mezclado aparecía en la cocina cubana.

Crecí con juguetes “Básico”, “No Básico” y “Dirigido” (1), una vez al año, mataperreando (2) con chivichanas (3) y aprendiendo a montar bicicleta con la del amiguito. Mi escuela de natación quedaba en las pocetas del malecón habanero y mis entrenadores fueron los mayorcitos de la pandilla… y por métodos no muy ortodoxos.

Aprendí artes marciales a pulso peleando a los puños a las 4.30 pm, después de terminar la escuela y los mangos más dulces que comí fueron “robados” en la Presa de la Guayaba. Las lecturas de Emilio Salgari me hicieron soñar con lejanos mares repletos de piratas malos y yo de pirata bueno vengando ofensas.  Elpidio Valdés y el Tio Estiopa llenaron mis tardes, antes de ver FAR-Visión o las aventuras de turno.

En fin, fui un niño feliz, de mi barrio, de mi época… Eramos felices con poco y siquiera notábamos que eramos pobres, pobres al punto de la miseria. Eramos felices y gritábamos con orgullo “Seremos como el Che”.  Eramos felices y nos burlábamos del gay, del cristiano y de cualquiera que fuera diferente o mostrara algún tipo de modales educados que nos permitiera tildarlo de aburguesado.

Crecí y madure, estudie y me hice profesional. En todos esos años la pobreza se enraizó en la sociedad cubana y bien pronto fue evidente ante mis ojos. Durante ese crecimiento viví el éxodo del Mariel y los mítines de repudio. Admire como héroes a los que fueron a regar con su sangre las tierras africanas, ansiosas de libertad. Vi por televisor el enjuiciamiento y condena de generales y altos mandos por tráfico de drogas o traición a la patria.

Pase por la “Rectificación de errores” (4), la caída del Muro de Berlín y por la disolución del campo socialista. La perdida de la fe, el periodo especial y el éxodo de las balsas marcaron mi juventud. El hambre también toco a mi puerta y no me comí el gato casi de milagro.

En esa época comenzaron a desaparecer mis amigos, de forma esporádica pero constante.  Muchos se lanzaron en balsas a la aventura de cruzar el estrecho de la Florida y me gustaría decir que todos tuvieron suerte, pero no todos lo lograron.

En esos años de juventud también fui testigo del renacer glorioso de la prostitución, escondida tras el eufemismo de “jineteo”. Glorioso renacer porque se convirtió en la tabla de salvación de miles de familias, que comían y vestían gracias al cuerpo de las hijas más lindas del Caribe. Glorioso porque trajo hordas de turistas ansiosos por llevarse un poco del calor caribeño y no precisamente el del sol.  No pasó mucho tiempo para que los varones también se sumaran al rentable mercado de cuerpos.

Rápido comenzó a desparecer nuestra aguerrida tropa de bienvenida al turista. La mayoría se fueron casadas con turistas y lograron rehacer su vida en otras latitudes, alejadas de sus playas y familias y acosadas por el frio europeo. Otras no tuvieron tanta suerte y terminaron presas, y a falta de un artículo penal especifico contra la prostitución fueron condenadas por constituir un “peligro social”.

Fui espectador la caída de Fidel Castro, allá por el 2004 en Santa Clara.  Pude vivir su retiro y el traspaso de poder a su hermano Raúl Castro, cual gobierno dinástico. De Raúl también pude ver su retiro del poder y el traspaso del mismo a un gobernante fiel al partido, por el democrático método de señalarlo con el dedo.

Aun sobrevivo, a pesar de “La Coyuntura” (5), la Covid, el 11/J (6), dos años de aislamiento social, las reformas del “Ordenamiento Monetario” y la vuelta de los apagones.

Al cabo de más de 50 años y de la aventura de vivir, les cuento que forme familia y tuve hijos. Mis hijos hoy se esconden del frio alejados del sol de su tierra y de su idioma, en busca de un futuro mejor.

Como ven, soy un tipo normal, de mi tierra y de mi generación. Un tipo normal que hoy se pregunta porque mis amigos, familiares y hasta hijos, se tuvieron que largar.  Un tipo normal que perdió la sonrisa y la busca en esta ciudad, que hoy es solo hoteles nuevos vacíos, barrios en derrumbe y allegados desapareciendo.

Glosario

1- Juguetes básicos, no básicos y dirigidos: Sistema de distribución en Cuba, en las décadas de los 70s y 80s, mediante el cual se vendían tres juguetes al año a cada niño. Durante el resto del año no se comercializaban juguetes.

2- mataperreando: Acción de jugar en la calle y deambular el barrio ejercida por niños.

3- chivichana:  especie de carretilla elaborada con rodamientos o cajas de bolas y madera, que los niños cubanos usan a modo de vehículo, propulsado por otro niño que empuja o por el impulso proporcionado por un plano inclinado.

4- Proceso de rectificación de errores: proceso llevado a cabo por el Partido Comunista Cubano a partir del año 1985, parecido a la Perestroika soviética.

5- La coyuntura: eufemismo con el que se bautizo a la crisis de petroleo que comenzó a padecer Cuba a partir de septiembre del 2019.

6- 11/J : el 11 de julio del 2021 una parte del pueblo cubano, fundamentalmente jóvenes, se lanzó a las calles a reclamar mejores condiciones de vida, el fin del gobierno comunista y libertad, pero fueron reprimidos brutalmente.

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