Ultraje a los símbolos patrios en Cuba

Por Matraca (El Toque)

HAVANA TIMES – En la satírica isla del doble discurso, el Gobierno cubano se ha esmerado en castigar a aquellos artistas que osan utilizar la bandera en sus expresiones artísticas, mientras los propios dirigentes y turistas dan rienda suelta a sus extravagancias con los símbolos nacionales.

Hablemos de Aniette González, la cubana que cometió el «crimen» de cubrirse con la bandera en una fotografía. ¡Horror! ¡Qué afrenta a la Patria! El Gobierno no tardó en escoltar a González hasta la sede policial de la Seguridad del Estado en Camagüey, donde seguramente la bandera recibió terapia intensiva para superar el trauma. 

Aniette es una joven activista cubana que se sumó a la iniciativa #LaBanderaEsDeTodos, impulsada por el periodista independiente Héctor Luis Valdés Cocho. La fiscalía de Camagüey pide prisión preventiva para Aniette, como si se tratara de una peligrosa delincuente. 

Esta semana el rapero estadounidense Tekashi 6ix9ine, en su visita a Pinar del Río, también se cubrió con la bandera cubana. Pero, ¡qué curioso! No hubo represión. Claro, porque, ¿cómo podría ofender la bandera un extranjero que la adorna como capa de superhéroe?

Y no olvidemos a Luis Manuel Otero Alcántara, otro artista cubano que, en su intento de reivindicar a la enseña nacional, terminó siendo encarcelado por un supuesto ultraje del símbolo patrio. ¿Quién le manda a querer que la bandera nos acompañe en todos los momentos, solemnes o no? ¡Vaya ocurrencias!

Luis Manuel es conocido por sus actuaciones públicas como crítica al Gobierno cubano y su totalitarismo, y permanece preso desde el 11 de julio de 2021, sancionado a cinco años de privación de libertad por supuesto ultraje a los símbolos de la patria, desacato y desórdenes públicos. 

Pero no todo es «sufrimiento» para los símbolos patrios. Los altos funcionarios y dirigentes cubanos, en su «infinita sabiduría», han decidido que es totalmente apropiado comercializarlos en divisas extranjeras y destinarlos al turismo. ¡Ah, qué bien lucen en los souvenires y en las tiendas de los hoteles!

En fin, que en la Cuba del doble discurso, los símbolos patrios son intocables, a menos que seas turista o funcionario, o que el Gobierno encuentre una forma de lucrar con ellos.

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