Alazanes: se repite la historia
Por José A. Rodríguez
HAVANA TIMES – Casi copia exacta de lo sucedido hace 12 meses, vivieron los Alazanes de Granma en la Serie del Caribe de Béisbol, al caer eliminados en la semifinal, esta vez 4 x 7 frente a las Águilas Cibaeñas de la República Dominicana.
El año pasado llegaron a la misma instancia y fueron superados por la mínima (0x1) por el equipo anfitrión, en aquel momento las Águilas de Mexicali (otra coincidencia más) cuando venían también de finalizar la fase clasificatoria con balance de tres victorias y una derrota, y dependieron nuevamente del brazo de Lázaro Blanco, su principal carta.
Otra vez en suelo mexicano, Blanco volvió a salir con efectividad, luego de enredarse en demasía en el primer episodio, tras recibir par de imparables y regalar un boleto. Sin embargo, propinó tres ponches para evitar anotaciones y de ahí en adelante caminó sin tropiezos y de manera dominante hasta el sexto capítulo.
Allí, ya con más de 100 lanzamientos hacia el plato (algo que no hace ningún otro serpentinero de otro equipo), soportó par de carreras por cuadrangular con uno a bordo, de Ronny Rodríguez, quien puso la pizarra 3×2, todavía a favor de los Alazanes, que habían sacado del box al también cubano Yuniesky Maya, abridor de los dominicanos, aprovechando, sobre todo, la mala defensa de sus rivales.
Dice un viejo refrán que donde las dan, las toman, y eso mismo ocurrió en el séptimo rollo con los cubanos, que tras brillar a la defensiva durante todo el certamen (tenían solamente un error), fallaron y permitieron a sus contrarios ponerse delante 5×3. El relevista Raidel Martínez lanzó mal a primera tras recibir un toque de bola que se le escapó al inicialista Guillermo Avilés, y permitió dos carreras que pusieron delante a los quisqueyanos.
Martínez era un manojo de nervios cuando se encaramó al box el viernes, en el primer encuentro, lógico de cierta manera por su juventud, pero afortunadamente logró controlarse y sacó a relucir su incuestionable calidad, ratificada al día siguiente con otro cierre de lujo. Desde entonces no había vuelto a lanzar, y en el choque decisivo se vio nuevamente con problemas para controlar sus emociones.
Antes de eso, fue controversial la decisión del mentor Carlos Martí de no traer un emergente por el receptor Frank Camilo Morejón en la parte baja del sexto episodio, con las bases llenas. En el banco había hombres de mayor fuerza como Lázaro Cedeño y Rafael Viñales, máximos jonroneros del campeonato cubano, o con más tacto como Alexánder Ayala y Juan Carlos Torriente.
En definitiva, Morejón bateó para doble play y mató otra amenaza de los Alazanes, que hasta ese momento acumulaban ocho hombres dejados en circulación. En el octavo, perdiendo 3 x 7, Martí puso a Torriente por Morejón, sin corredores en las almohadillas.
Se sabe que a ese nivel no se pueden dejar pasar muchas oportunidades de pisar la goma, y en especial en este certamen, jugado en un estadio propicio para los bateadores, y con un pitcheo como el cubano, que se sabía el punto flaco, agravado porque los árbitros de la región tienen una zona de strike diferente a la acostumbrada en la Mayor de las Antillas.
Otro punto sobre el cual hay polémica es la negativa a mover un poco la alineación, pues después de rendir a sus anchas el primer día, Yurisbel Gracial estuvo apagado, y no debió permanecer en un turno de tanta responsabilidad como el tercero en el orden al bate.
Ahí pudo darse una permuta con Raúl González, que sí conectó con comodidad, y Gracial también aportaría dinamismo en el noveno turno. Resultado: Gracial fue al plato siempre con hombres en base mientras Granma estuvo delante, y en todos los casos puso el tercer out. En el octavo y el noveno, perdiendo y con bases limpias, conectó par de imparables para maquillar su actuación.
También llamó la atención que se forzara el regreso de Alfredo Despaigne, quien se lesionó desde el primer día. Primero se dijo que regresaba en cuatro semanas, luego que para la final, más tarde que para la semifinal, y en definitiva salió como emergente en el último encuentro de la fase regular, en una situación completamente intrascendente.
Es cierto que Despaigne quería jugar, pero el cuerpo médico, el sicólogo y el colectivo técnico debieron ser más persuasivos con él. En primer lugar, porque no era imprescindible, y en segundo, porque se arriesgaba a profundizar una lesión que precisa, sobre todo, de reposo y puede comprometer su regreso al béisbol japonés. Si a eso se suma que aunque jugó, no podía estar al ciento por ciento físicamente, especialmente, a la hora de correr, lo mejor era dejarlo en la banca para utilizarlo de emergente en una situación puntual.
Todo eso fue en el juego crucial, y merece el análisis, pero tampoco puede olvidarse que los Alazanes de Granma han regalado la mejor imagen de equipos cubanos desde el regreso a las Series del Caribe en 2014.
Este año volvieron a mostrar un gran espíritu de lucha y una excelente defensa, desgraciadamente malograda en el juego de vida o muerte, pero regalaron un juego alegre y exacto en casi todos los órdenes.
Cuando tuvieron en el bolsillo el boleto para el cruce semifinal, Carlos Martí dio descanso a algún que otro titular para mantener en forma a quienes están en la banca, y también puso a lanzar al resto de los serpentineros convocados.
Todo eso hizo relanzar las esperanzas de un regreso a la final caribeña, con los emergentes en juego y los mejores lanzadores listos para actuar, pero en definitiva todo se combinó para que nuevamente regresaran antes de lo esperado.
Nota: La proxima cita para los Alzanes de Granma es un Nicaragua para una amistosa de tres juegos entre el 23 y 25 de febrero.