Una obra brillante de la ingeniería civil cubana
Fotorreportaje por Ernesto González Díaz
HAVANA TIMES – En 1837, Cuba se convirtió en el primer país de Iberoamérica en tener ferrocarriles, con la construcción y explotación del tramo Habana-Bejucal. España, que era la metrópoli de Cuba en aquel entonces, demoraría once años más para inaugurar su primer tramo.
Inicialmente fue empleado con fines económicos y posteriormente para facilitar la transportación masiva de pasajeros de un punto a otro del territorio nacional. En la construcción de sus primeros tramos murieron más de 2.000 trabajadores, muchos de ellos en régimen de esclavitud.
Setenta y cinco años después, en noviembre del 1912, se inaugura la Estación Central de Ferrocarriles de La Habana, y con ella los elevados que dan acceso a la entrada y salida de los trenes, una de las obras de ingeniería civil cubana más trascendentes e icónicas.
Dicha obra consiste en un paso elevado de más de 1 kilómetro de longitud y altura que oscila entre los 3.2 y 7.3 metros. Constituida por pórticos de hierro ajustados con tensores laterales, también de hierro, estos elevados permiten el paso de los trenes que salen y llegan hacia y desde el oeste de La Habana, por la parte superior del mismo, y al nivel de terreno están construidos los ramales que dan acceso a los patios de Cristina y La Coubre.
Como dato curioso, a ambos lados de esta obra se encuentran las termoeléctricas más antigua y más moderna que hay en el país. La Central “Otto Parellada”, más conocida como Tallapiedra y una de las tres centrales flotantes turcas que hace apenas meses llegaron al país y están sincronizadas al Sistema Electroenergético Nacional, y que como se puede apreciar en las fotos, lleva el eslogan “Power of friendship” (El poder de la amistad) entre las banderas turca y cubana.
Lamentablemente el desarrollo del ferrocarril en Cuba no ha sido fiel a su inicial tradición y hoy en día se encuentra entre los menos modernos del continente.
Excelente reportaje y fotos. Cuando he transitado en tren por ese elevado lo he hecho con susto pensando que puede caer, es increíble lo bien que ha resistido más de 100 años. El futuro (bien lejano) es construir una nueva central de ferrocarriles en las afueras de la ciudad, y ese fabulosa estación pudiera convertirse en un museo. Una ciudad moderna con alto flujo de trenes no puede fluir con ese elevado.
Buen fotorreportaje, este país fue pionero y es una lástima que nos quedamos atrás en tantas cosas, que se viva importando y sin desarrollar las industrias. Interesantes fotografías, te encanta manipularlas.