Una arquitectura singular en La Habana

HAVANA TIMES – Los terrenos del otrora Country Club, sirvieron para construir la Escuela Nacional de Arte. Allí, en medio de la naturaleza se comenzó a erigir un proyecto que incluía varias escuelas: Danza, Bellas Artes, Artes Escénicas, Música y Ballet. La idea fue de Fidel Castro y el Che Guevara, en 1961. Entonces se contrataron a tres arquitectos Ricardo Porro (cubano), Vittorio Garatti y Roberto Gottardi (italianos).

El objetivo del ambicioso proyecto, era amalgamar estas edificaciones al entorno natural. Se utilizaron materiales como ladrillos y tejas de terracota, para que abarataran la construcción. La particularidad del diseño son las bóvedas catalanas, las estructuras serpenteantes, pabellones de forma ovalada, patios no rectilíneos, una plaza cubierta por láminas de vidrio, columnatas curvas, y largos pasadizos comunicantes. Desde afuera, y sobre todo desde una visión se puede observar una edificación fuera de lo común, semejante a una gran fortaleza. Un diseño que desafía las convenciones arquitectónicas.

Como pasa con muchos proyectos, este quedó sin terminar en 1962, durante la Crisis de los Misiles. A los arquitectos extranjeros los enviaron de vuelta a Italia, ya sin voz ni voto para continuar la obra. Dijeron que ellos trabajaban no acorde con los tiempos, sino que respondían a una concepción burguesa y elitista. Nada más lejos de eso. Por el contrario, aquella singularidad estaba ligada a lo imaginativo y práctico.

En 1999, sale el libro de John Loomis, Revolution of  Forms, donde habla de estas escuelas. Esta fue una manera de resucitar la historia, y se convocaron a los tres arquitectos. Sin embargo, por segunda vez, el proyecto se detuvo.

En este sitio se han filmado películas y telenovelas, y la gente acude a tomar fotografías. Yo he venido sólo tres veces, pero esta última no deje escapar la oportunidad de tomar mis propias fotos. Muy cerca de estas edificaciones amuralladas, un señor criador de cabras las deja pacer libres. Va acompañado con dos perros.

Aquí les dejo las imágenes.

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One thought on “Una arquitectura singular en La Habana

  • Aunque estudié Arquitectura, carrera que
    abandoné temprano, logré graduarme de técnico
    de nivel medio en un tecnológico de la construcción
    Y fe en ese sector donde hice la mayor parte de
    mi desempeño laboral. De modo que no dejan de
    atraerme las construcciones.
    Ésta, en particular, siempre me llamó la atención.
    No la encuentro particularmente bella, pero sí le aprecio
    un encanto singular, un aura, una atmósfera magnética,
    quizás un misterio; por lo inconcluso, por el esfuerzo
    Derrochado, por el abandono y hasta por la incógnita o la
    sospecha del desprecio

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