Un creador de arte cubano, formado en las ciencias

Por Regina Cano Orúe

Dioblan Hernández

HAVANA TIMES – Para Dioblán Hernández Torres, lo holístico marca todas nuestras relaciones. Y para acercarnos más a su visión artística de este universo, nos concede esta conversación.

¿Concepción de sus obras?

Dioblán Hernández: Esto comenzó a partir de una investigación de 10 años en Ciencia de Materiales, en la cual se utiliza un material compuesto en forma de pinturas, que tiene otra función industrial y se ha utilizado en arte también.

Detrás de cada color, de cada pintura que usemos hay descubrimientos y empeños de muchas personas en la historia de la humanidad.

Esos pigmentos, pinturas, que, en Ciencia de Materiales llamamos partículas o sólidos iónicos o covalentes, se mezclan con estos colores, en este caso acrílico, que es lo que mayormente utilizo, respetando el color de cada pintura.

Ahí he mezclado cuarzos, hierro en su estado de oxidación frente al oxígeno, óxido de cromo, aluminio, áridos, arenas naturales de playas cubanas, muchos son óxidos metálicos.

La primera justificación fueron los elementos de ciencia, a partir de figuras geométricas, de imágenes en textos, de ciencias de materiales y ciencias de los metales.

Pude utilizar esas figuras y lograr darnos cuenta de que no solo estábamos –en las clases que impartí en la Universidad- mirando una imagen metalográfica, en la cual se había hecho un tratamiento térmico, una conversión de austenita en martensita o viceversa.

En esas imágenes a veces encontramos rostros humanos, corazones alados, formas de serpientes, centauros, etcétera. Quería que el alumno viera un poco más allá, no solo ciencias, sino comenzar a motivarlos en el sentido holístico de todo lo que nos rodea en este universo.

Y se me ocurre la idea de empezar a mezclar sentimientos humanos con ciencia. Mostrarlos en la pintura, para ir buscando su símil. Rodar por ese filo de la navaja, que es tratar de buscar puntos de coincidencia entre los llamados aspectos objetivos de la vida, representados por las ciencias, en general, y los llamados aspectos subjetivos de la vida, digamos: religión, fe, mística, quizás determinadas filosofías de vida.

Aquellas que no son ciencias, porque no se ha demostrado que puedan repetirse la cantidad de veces requerida, dando el mismo resultado.

Y eso me motivó un día, mezclando esas partículas con pinturas y empezar a hacer cuadros, en lienzo, cartulinas, vidrio, cerámica, que fueran electromagnéticos. Porque también son partículas que absorben altas frecuencias, longitudes de ondas pequeñas y no solo funcionan en la parte visible del espectro electromagnético.

O sea, dándole más un sentido espiritual a ese intercambio obra-espectador, descargar todo lo que sentía y siendo respetuoso con los textos de ciencias. 

Y han sucedido cosas bonitas, he visto personas de ciencias -que es mi formación- cómo sus conceptos o las ecuaciones que me dicen, que representa esa imagen (en mis cuadros), se mezclan con la visión de quienes practican o profesan alguna religión africana o masones o los que se dedican a determinadas ramas del Yoga. Entonces, doy las gracias.

Para mí todo son tipos de energías y lo que he hecho es demostrarles todo ese vínculo que existe entre las diversas creencias en el mundo. Todos somos una sola raza, iguales seres humanos, lo más importante es la unidad dentro de la diversidad, la transparencia, nuestro amor.

La unidad nos debe caracterizar y no reservar los conocimientos y cuestiones propias de cada filosofía o religión, o aferrarse a ellas con fanatismo, porque estamos acá, para compartir eso, para aprender, saber escuchar, y ese ha sido el mensaje en todo momento.

No tengo formación como pintor de academia. Soy un Ingeniero Mecánico, con treinta y dos años de trabajo, que ha tenido la posibilidad de trasmitir un poco de enseñanza a sus alumnos de tercer, cuarto año –como profesor auxiliar de la Universidad-, en cuanto a ciencia de los metales y de materiales.

Ahora no solo doy ciencia pura, si no que trasmito un poco esto, para que los más jóvenes también aprendan a amar un poco más este universo. Que no estén solo pendientes de temas más mundanos, como lo material. Y que independientemente de la formación cultural que se tenga, tengamos esta vista sobre esta naturaleza y el mundo, que es lo que tanto, en mi modesta opinión, se necesita.

Así que cojo un soporte elegido y a la usanza de mi era analógica, con compases, cartabones, reglas T, como para hacer un proyecto o un plano ingenieril, a partir de determinada imagen, empezar a dar colores y descargar muy sinceramente todo lo que siento, buscando siempre que se note equilibrio y armonía.

Me dejo arrastrar solo hacia ese tema. No profundizo en temas filosóficos o religiosos, porque me gusta que me sorprendan, en el sentido de que me pregunten: “Qué es esto?” y yo diga: “Eso es una difracción de rayos X” y alguien me diga: “Wow, ahí están los símbolos de mi cultura Yorubá y el mío personal. Es imposible. ¿Usted es religioso?” “No, pero no hay problema (…), muchas gracias”.

“Este disco de cerámica se llama Escudo Fractal –respondí en una ocasión-, pensando en la teoría de los fractales…y el otro…se llama Espectro Electromagnético, pensando en el espectro conocido”. Y continuó: “¿Usted es religioso?” “No…” “Yo sí lo soy –respondió ella, una persona respetuosa, profesora de la Universidad- y agregó: “Son dos tableros de Orula, los que usted tiene hecho ahí”.

Ese es el mensaje identificable de unidad que siempre he querido dar, entre todos los criterios filosóficos, religiosos y la ciencia, para que las personas traten de vincular todas esas cuestiones.

Pienso que todo nos genera educación, talento, siempre que se haga con amor, en el sentido educativo, formativo, no destructivo.

¿La primera obra?

Dioblán Hernández: Fue un disco de cerámica, de 500 milímetros de diámetro. Ahí se mezclaron determinados sólidos iónicos electromagnéticos con barro en un experimento de ciencia.

Daba clases en la Universidad, estaba como en el octavo año de la investigación de ciencia, trabajaba como vicerector de Economía y Administración del Instituto Superior de Arte (ISA). Pero nunca dije nada en el ISA que me gustaba la pintura, ni que estaba pintando. Yo estaba muy imbuido en mis obligaciones como directivo de esa grandiosa y bella Universidad.

Tuve la posibilidad de cocer dos de estos discos en el ISA y un día estando en casa, realicé Escudo Fractal, la primera obra. Había un poco de acrílico blanco y azul y un poco de barniz. De ahí salió.

La madre de mi hijo estaba viajando. Yo estaba atendiendo a mi pequeño y lo doméstico. Y en un momento de descanso me dio la idea de ponerme a pintar.

Y después de Escudo Fractal, vino Espectro Electromagnético. Ella regresó del viaje y me pudo conseguir dos o tres colores más.

Siempre he contado con la cooperación de muchas personas para tener algún poquillo de pintura, algún que otro pincel, lienzo imprimado, vidrio bien cortado o cartulina, lo cual agradezco mucho.

No me dedico solamente a la pintura, lo que me gustaría mucho

¿El pintar para usted?

Dioblán Hernández: De alguna manera, casi sin darme cuenta, empecé a descubrir algo interno que tenía y era este mensaje que estaba diciendo constantemente -saber escuchar, para poder ir conduciendo una vida, lo más sana posible, equilibrada, lo más justa. Nadie tiene la verdad absoluta.

El pintar es una distención más del mundo, al igual que la meditación. La pintura es el acto de la creación, el resumen. Durante ese momento está presente la meditación.

Nuestras células son inteligentes. Uno instituye posiciones, horarios, lugares y también hay energía en eso, siempre una misma obra, un mismo lugar, una misma forma de hacer las cosas. Son patrones que llevamos como seres humanos. 

Pintar es ¡Wow!, algo que no puedo dejar de hacer. Cuando no lo hago, no me siento bien. Me reconforta, es un complemento inmenso en mi vida -independientemente del trabajo que tenga- al que dedico la mayor parte del tiempo, a veces hasta fines de semana.

En 2015 y 2016, ya tenía de 12 a 15 obras. Las mantuve escondida un año, porque me daba pena mostrarla, hasta que hablé con un compañero, Jorge Braulio, decano de la Facultad de Artes Visuales del ISA (Instituto Superior de Artes). Él me recomendó seguir trabajando para montar una exposición.

Al inicio Braulio revisó mis obras y se sorprendió, porque no se imaginaba que estuviera realizando esas pinturas. Él es parte de la familia, cada vez que termino algo, me da sus consideraciones y siempre está presente en mis exposiciones, si es muestra personal tengo sus palabras. Ha sido una ayuda tremenda.

¿Lo espiritual?

Dioblán Hernández: Empecé también desde un inicio un poco con esa idea más espiritual. No ha sido, la intuición, la única vía.

Hace alrededor de doce, trece años, tuve varias intervenciones quirúrgicas de columna vertebral. Me vi sujeto a grandes cambios y aprendí a hacer algunos tipos de meditación. En las obras se pueden ver visualizaciones de esta.

El conocimiento de lo energético y los chakras me fue impactante, le hice rechazo al principio, pero la ciencia médica, entre resonancias y diagnósticos, me respondió: “…aquí hay quistes cefalorraquídeos, que han desaparecido…”

Entre una etapa y otra, seis meses, conocí a una persona que me ayudó y estuve haciendo ese tipo de técnica.

Los cambios fueron muy notables. Y me decía: “Cómo es eso?”. Me impactó, y a su vez me motivó a ir cambiando un poco lo que durante años había estudiado y practicado…

La Ingeniería Mecánica, adentrarme en esta investigación de Ciencia de Materiales y a fundirme en 10 años de preparación, entre teorías, descubrimientos y demostraciones de ciencia, incursionar en la química de materiales, tratamientos térmicos, física cuántica y aprender, desde el punto de vista de la ciencia que me sugiere siempre el afán de conocimiento, incursioné mucho en ese aspecto electromagnético, donde hay cosas muy bonitas-

…y abrirme los ojos y darme cuenta de que debemos ser capaces de tener una mente muy abierta, pues todo es energía.

La salud y la ciencia fueron motivándome de conjunto, me sirvió después para, como hombre de ciencia, descargar sobre estas obras lo que sentía.

Quizás a muchas personas de experiencia en ciencias les parezca un poco absurdo o cosa de locos. Yo los respeto mucho a todos, como también respeto a las personas que han cultivando el talento de hacer arte.

He tratado humildemente de ser respetuoso con el sentimiento que he tenido y de tratar de ver ese sentido holístico, y pintarlo, ponerlo ahí, tratar de imbuir un poco a las personas, a mis alumnos de Metalografía, que siempre fueron los primeros en ver todas mis obras. Y a siempre tener un espacio, en medio de mucho trabajo, para hacerlo.

¿La Meditación?

Dioblan Hernández: Con más tiempo medito, al menos, una vez al día, para obtener beneficios para la salud o antes de acostarme, por un sueño más correcto y levantarme en mejor forma, para ser más útil.

Cuando hay menos tiempo, entre meditar y pintar, elijo pintar, dejándome arrastrar por lo que siento y es casi como si fuera un poco esa meditación.

Primero meditar por salud, pero a partir de ese sentido de vida, todo lo que está alrededor de uno, compañeros, familia, alumnos, pueden estar más acorde a esa energía que uno tiene -física, anímica, espiritual o energética-, que según esa literatura y muchas personas son el aura o tu vibración, y se sienten mejor contigo.

A veces puedo darme el lujo de hacer las dos: meditar sin pensar en que voy a pintar o que la meditación me de eso.

Si haces tu pintura sinceramente y conectado con el mensaje que quieres dar, pues las personas disfrutan las obras y perciben mejor lo que estás expresando.

¿Influencia de otros pintores?

Dioblán Hernández: No he dejado mucho tiempo al estudio de las artes visuales en general. Ojalá hubiera tenido también esa información.

Últimamente me han recomendado algunos textos y he visto como pintan algunas personas, pero he sido muy respetuoso con el sentimiento que tengo.

Preguntaba a Jorge Braulio: “¿Qué estilo es ese, ¿qué digo?”, porque mi técnica es mixta, con acrílico, óleo, trabajo a relieve. Él me ha dicho: “Ahí hay naif, primitivismo, expresionismo. Es una mezcla tremenda, en un estilo muy único”.

No ha influenciado sobre mí ningún artista en particular, ninguna forma de pintar o dibujar. Me ha gustado siempre ser un poco más auténtico.

Prefiero no investigar, porque uno se permea y cuando la obra está expuesta, escucho lo que las personas van diciendo y empiezo a investigar.

Todo puede ser parte del mismo mensaje, del sentido holístico de todo y que la teoría de los fractales, la física cuántica, los estudios sobre energía dimensionales, no son por gusto.

A veces uno está haciendo algo y ve que, a los seis meses, alguien pintó algo que se parece mucho a lo suyo.

He tratado de hacer lo que siento, como lo hago y ya.

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