Primero de mayo adelantado en La Sierrita, Cienfuegos

Fotorreportaje por Irina Echarry

HAVANA TIMES, 30 abr — Cuando se habla de Cienfuegos es común escuchar que es una ciudad bella, luego de recorrer la provincia una se queda pensando. No es que no sea bella, pero no solo es una ciudad.

En toda su dimensión Cienfuegos tiene lugares más hermosos que la clásica vista citadina del hotel Jagua, el Palacio de Valle, el Parque Martí, el teatro Terry o el Arco de Triunfo.

Es una de las tres provincias que acogen las montañas del Escambray. Por el circuito sur nos encontramos con el macizo montañoso Guamuaya; una de sus comunidades se llama La Sierrita.

Habitada por campesinos, La Sierrita tiene la ventaja de ver caer la lluvia a cada rato, algo que unos kilómetros más abajo, por ejemplo en la carretera que lleva a Trinidad es poco frecuente.

Paseando por sus estrechas calles tropecé con el Primero de Mayo adelantado. Pues sí, como lo oyen, la celebración del día de los trabajadores se realizó el 27 de abril.

Así, los que quieran (o aunque no quieran, no sé bien) desfilar el primero de mayo por la provincia o el municipio tienen la oportunidad de desplazarse y no dejar sin acto (no puede decirse que sea un desfile) a su localidad.

Durante los discursos (llenos de consignas y matizados con fragmentos de canciones de Silvio Rodríguez) vi gente seria deseosa de que aquello terminara rápido; pioneros muy responsables que aseguraban: nosotros los trabajadores daremos el paso al frente… etc.

Un señor que aunque tenía un par de botas delante prefería caminar y bailar descalzo sin percatarse de lo que estaba pasando (o tal vez sí); globos, pulóveres rojos, carteles, girasoles y banderas ponían colorido al acto.

Luego vino la fiesta: una pipa de cerveza y música era todo lo que necesitaban los pobladores para divertirse. Aunque no todos lo hacían.

Dos personas se me acercaron para preguntar por qué tomaba fotos. El primero muy serio, el segundo se interesaba más en conocer mi opinión sobre el acto. La mayoría de la gente observaba intrigada o asustada, muy pocos miraron la cámara fijamente.

Pensé que la vida en la Sierrita como en casi todos los pueblos de campo (sobre todo en las montañas cubanas) es sana y a la vez opresiva.

Imagino que a pocos se les pueda ocurrir pensar diferente, tendrían que enfrentarse al pueblo entero o irse a vivir a otra parte.

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