Parque Carlos Aguirre, el joven desconocido (16 fotos)
Fotorreportaje por Irina Pino
HAVANA TIMES – Los motivos para estar en un parque son disímiles, a veces, para hacer un alto en el camino y descansar, otras para sentirnos conectados con la tierra, hallar paz y armonía. También para conversar con amigos o hacer un picnic.
No recordaba haber estado antes en el Parque Carlos Aguirre, situado entre las calles Mazón, Aguirre, San José y Valle, cercano a la Universidad, y colindante con el estadio de la misma.
Es un área extensa, se puede percibir cómo varia el paisaje desde cada punto.
Allí se erige la estatua de un joven de rostro hermoso y porte elegante. Puedo afirmar que la gente que lo visita no sabe quién es, ni siquiera se han tomado el trabajo de investigar. Es una lástima que la inscripción tallada en la piedra esté ilegible.
El espejo de agua permanece seco, los niños juegan y corretean adentro. Este abandono es propio de muchos de nuestros parques citadinos, así vemos con tristeza las malas condiciones de muros y aceras, árboles talados, la vegetación descuidada, que solo recibe agua del cielo.
La historia
Carlos Federico Aguirre y Sánchez, nació en 1901, sus padres fueron Charles Aguirre, coronel del Ejército Libertador, y Fredesvinda Sánchez, cuñada de Orestes Ferrara, diplomático que trabajó al servicio del presidente Gerardo Machado, y dueño de la casa que luego se convirtió en el Museo Napoleónico.
Era un muchacho prometedor, comenzó a estudiar la carrera a los 17 años y a los 23 se graduó como Doctor en Derecho Civil, con notas de sobresaliente. Sus progenitores le regalaron un viaje a Europa.
Ocurrió en Bayona, Francia, el 2 de septiembre, cuando presenciaba una corrida de toros. Las gradas ardían, el sol estaba en su apogeo, sentada a su lado, Straus, una amiga norteamericana. A la jovencita le molestaba el sol y Carlitos amablemente le cedió su asiento.
El torero fijó su objetivo, mientras la multitud callaba, expectante. Fue directo al toro y le enterró la espada en la cerviz, el animal comenzó a agitarse, tratando de deshacerse del arma blanca, y entonces con toda su fuerza bruta se la arranco y la lanzó al aire. Pero sorpresivamente fue a clavarse en el pecho de Carlos, que murió instantáneamente. El hecho sería una noticia sensacionalista en los periódicos locales.
Su cuerpo fue embalsamado, las honras fúnebres se hicieron en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.
Era tanto el dolor que su padre quiso perpetuar su memoria y encargó la construcción del monumento al artista italiano Giovanni Nicolini.
Resulta curioso que debajo del pedestal haya dos enigmáticas placas: la primera muestra un despacho; la segunda, es una figura femenina con un pecho desnudo sosteniendo una espada; en el extremo inferior, se ve el rostro de un hombre con los ojos cerrados.
La inscripción original, que hallé en un artículo periodístico, reza:
“A Carlos Aguirre y Sánchez tempranamente arrancado a la vida por inconcebible tragedia cuando era vibrante ejemplo a la juventud. La mente vigorosa y fuerte voluntad eran presagio de indiscutible grandeza”.
Buenas Irina que historia más triste,así mismo están casi todos los parques de la Habana destruidos porque no lo cuidan ni dan mantenimiento, es una pena pero todavía los niños pueden jugar y quedan algunos árboles sobrevivientes del desastre y el abandono gracias por tu articulo muy buenas fotos
Fui museólogo especialista en el Napoleónico, recomiendo leer la autobiografía de Orestes Ferrara, un nonagenario que es parte insoslayable de la historia de Cuba aunque naciera y creciera en Italia. De hecho en el gobierno de Machado fue Ministro, ya en una etapa avanzada de su larga carrera política, pues llegó a ser Presidente de la Cámara de Representantes mucho antes, en tiempos de José Miguel Gómez, su amigo personal y antiguo jefe durante la guerra de independencia en Las Villas. Ferrara destacó por su valentía personal a toda prueba, elevada cultura, llegó a Vicepresidente de la ITT en los Estados Unidos y si, profesor universitario, historiador y escribió textos de gran valía sobre diplomacia. Fue amigo personal de varios presidentes norteamericanos.
Al final de su vida ejercía de Representante de Cuba ante la UNESCO, cesado por Fidel Castro. Murió en el exilio.
Nota, la familia Aguirre vivía muy cerca de la Casa de Ferrara, en la esquina de la calle Ronda, otro bonito edificio ahora bastante mal conservado.