Hotel Raquel (Fotorreportaje)

El Hotel Raquel de La Habana Vieja

Por Irina Pino

HAVANA TIMES – Raquel, en hebreo, significa Oveja. Este hotel es un homenaje a la matriarca judía que tuvo dos hijos tardíamente, con su primo Jacob. Siendo su hermana Lea, la primera esposa que le dio siete hijos.

Una historia de la biblia bastante complicada para las mujeres, que todos pueden investigar, aquí solo voy a hablarles de este inmueble bellísimo situado en Amargura 103, esquina a San Ignacio, La Habana Vieja.

Creado por el arquitecto venezolano Naranjo Ferrer a principio del siglo XX, fungió como un almacén de tejidos, que se importaban desde Francia, España, Inglaterra y los Estados Unidos. Tenía salones, biblioteca, un enorme sótano, y su propio tranvía para los traslados de mercadería.

Pasó por diferentes dueños, hasta que la Oficina del historiador de la ciudad decide restaurarlo en 1999 para convertirlo en lugar de alojamiento. Se inaugura en 2003.

La fachada es sumamente llamativa por su estilo Barroco, mientras que en su interior predomina el Art Noveau, con muebles, lámparas y vitrales.

Hay disímiles obras ornamentales de artistas plásticos cubanos, que son alegorías a la tradición hebrea, distribuidas en el lobby, el bar, y en las habitaciones.

Consta de tres pisos y 25 habitaciones. El rasgo peculiar es que cada una lleva un nombre bíblico, así el primer piso tiene a Abraham, Isaac, Jacob, Samuel, José, Benjamín, Rubén, Jeremías, Elías, Nehemías y David.

La segunda planta está presidida por las féminas: Esther, Rebeca, Sarah, Lea, Ruth, Miriam, Tamar, Séfora, Elizabeth y Hanna; más la suit Salomón. El tercero es la Tierra Santa: Galilea, Sinai y Jordan.

El lobby-bar se llama Lejaim (Por la vida), expresión usada al hacer un brindis. La boutique, Bezaleel (Bajo la sombra o protección de Dios); y El jardín del Edén, único restaurante donde se ofertan recetas de la cocina judía, está decorado todo en azul, que en el judaísmo significa un color divino, recordatorio del cielo, de Dios y los mandamientos.

Entre mis recuerdos están las horas en que permanecí sentada en uno de los sofás de este lobby, conversando con mi amigo David (casualidad su nombre), que se marchaba hacia los Estados Unidos.

Su vida, según él, ha cambiado para mejorar, incluso ha estado en Europa. Pero lo único que extraña es esta parte vieja de la ciudad, y la diversidad de su arquitectura.

Ojalá pudiera hospedarme en este sitio, degustar un plato tradicional, y quizás imaginar que estoy en el verdadero Jardín del Edén.

El que tenga bolsillo para venir al Hotel Raquel, no se prive, es encantador y goza de buenas reseñas. Aparte, puede hacer caminatas, visitar iglesias y museos cercanos.

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One thought on “Hotel Raquel (Fotorreportaje)

  • Esta vez Irina nos muestra un hotel de estilo original aunque se percibe que dentro hay piezas anacrónicas que no respetan el art noveou, y es una lástima porque seria ideal su conjunto. Gracias por sus fotografías y texto que ilustran parte de su historia.

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