Farmacias de La Habana colonial
Fotorreportaje por Daisy Valera
HAVANA TIMES — Las farmacias o boticas (como eran conocidas en tiempos de la colonia) alcanzaron su esplendor en Cuba a finales del siglo XIX e inicios del XX. No sólo se acudía a ellas para comprar los remedios recetados por los médicos; eran también un lugar de encuentro. Los habaneros se amontonaban en sus mostradores para hablar de política o de la vida cotidiana.
Las farmacias más importantes de La Habana Vieja fueron la Taquechel, la Johnson y La Reunión, las dos primeras ubicadas en la calle Obispo y la última en Teniente Rey.
Después de ser nacionalizadas el 15 de octubre de 1960, estas droguerías siguieron brindando servicios a la comunidad del municipio. No fue hasta finales de los años noventa que, como parte del proceso de restauración del casco histórico, comienzan a ser reparadas y convertidas en museos.
La Farmacia Santo Domingo, conocida ahora como Taquechel por el apellido de su último propietario comenzó a funcionar en el año 1871. Establecida en una casa de vivienda, fue continuamente remodelada hasta transformarse en una de las más lujosas de la época. Hoy exhibe una interesante muestra de frascos de porcelana francesa del siglo XIX.
La Reunión (o Sarrá), que debe su nombre al hecho de que fue la primera en ofertar productos de la farmacia alopática y de la homeopática. Fue fundada en el 1853 y llegó a ser a inicios del siglo XX la segunda más importante de su tipo en el mundo.
Entre los productos que la distinguieron estuvieron la magnesia efervescente y el preparado de aceite de hígado de bacalao. En su colección podemos encontrar un considerable número de libros de fórmulas o recetarios.
En el 1914, en una esquina de las calles Obispo y Aguiar, la reconocida firma Purdy & Henderson ejecutó la construcción del imponente edificio de acero y concreto que ocupa hasta nuestros días La Gran Farmacia Johnson. La Johnson se especializó en la elaboración de aceites y elixires del complejo B. Una de sus peculiaridades fue la producción de sustancias ajenas al mundo de la medicina como perfumes e insecticidas.
La posibilidad de recorrer estas farmacias-museos, que nos acercan a las añejas tradiciones de la farmacéutica cubana, forma parte de la Jornada del Adulto Mayor; iniciada el 20 de septiembre con el VII Festival de la Memoria y que se extenderá hasta el próximo primero de octubre.
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Solo en ciudades europeas se encuentra el allure de esas farmacias. No conoci ninguna de estas famosas farmacias, pero estoy segura que en cualquier barrio habia una.
Yo me acuerdo que en mi barrio habia una en Juan Delgado esquina Libertad y otra en Mayia y O’Farril. La estanteria de cristal y esos pomos de porcelana blanca eran todo un espectaculo.
Ahora solo les queda como museos, que pena tan grande, y que insulto a la civilizacion y al aire cosmopolita en el que Cuba se perfilaba como una joya.