El Parque Victor Hugo de La Habana

HAVANA TIMES – Cuando la naturaleza te convida, puedes sentir la fragancia de los árboles, el canto de los pájaros, en un espacio abierto, para darte cuenta de lo valioso que tienes alrededor.

Eso viene bien al visitar el Parque Víctor Hugo, enclavado en H, entre las calles 17 y 21, en el Vedado. La estatua del escritor, con un aspecto de hombre entrado en años, con una espesa barba, refleja una expresión de amargura. Pero la vegetación que rodea al monumento suaviza su tristeza.

Este es un tributo a la admiración que sintió por la isla, de la que dejó constancia en sus cartas, donde escribe sobre la lucha de los cubanos por su independencia y cómo no debían rendirse en su propósito de ser libres.

El artífice de la obra fue Juan José Sicre (1898-1974), escultor cubano. Quien se destacó también por la creación de la estatua de José Martí en la Plaza Cívica, nombrada luego Plaza de la Revolución.

Dicen que José Martí conoció a Víctor Hugo cuando el francés contaba con 80 años, y nuestro apóstol era apenas un jovencito de 21 años.

Del otro extremo, se erige una tarja dedicada a Leonor Pérez, la madre de Martí.

Muchos le llaman vulgarmente el Parque de los tarros, por las personas que vienen a solazarse con sus amantes. Pues siempre tuvo esos faroles de luz mortecina que apenas iluminaban. Ahora ni eso, reina una total negrura, y me imagino que las parejas puedan hacer más que abrazarse y besarse, si es que se atreven.

Yo solía venir a menudo cuando salía de la secundaria básica, aunque debía subir algunas cuadras, porque mi escuela (Carlos J. Finlay) estaba en Línea y G. La mayoría de las veces venía a sentarme en la hierba con un libro. La lectura siempre ha sido uno de mis placeres favoritos.

Hay una glorieta, sostenida por ocho troncos de árboles, que no son reales, sino  de cemento. A la gente le encanta sentarse allí para conversar. Si dices una frase en voz alta, notas que en el mismo centro existe una acústica.

A pleno día, se ve una fuente que en otra época tuvo agua, la cual lleva años seca y sin pintar.

Por lo general, en casi ningún parque habanero, quedan bancos, ya que sustraerlos es una actividad que no se detiene. Así que, si no ves algún banco libre, no queda más remedio que acomodarse en las escaleras de la glorieta o en la hierba.

Resulta raro ver aún el jardín infantil, que ha sobrevivido al tiempo. Es una especie de casa donde se cuidan a los niños antes de empezar el pre-escolar, en la primaria. Cuando paso cerca los miro jugar, y otras veces durmiendo en sus pequeños catres.

Es una lástima ver la manera en que se pierden nuestros parques, y que, a la institución pertinente, no le preocupe, ni se haga cargo de este desastre.

Estos ámbitos son necesarios, especialmente para los niños, que vienen a hacer sus juegos y a montar bicicleta.

Son bellos lugares donde tenemos historias, recuerdos de nuestra niñez y juventud. Su propósito es unirnos a la naturaleza, ser parte de su energía vital.

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One thought on “El Parque Victor Hugo de La Habana

  • Tania Martínez Vidal

    Desde ya tengo q visitar el parque !! Nunca fui !! No creo q hagas una justicia mejor de nuestras áreas abiertas y q necesario se nos hace esas críticas reales a nuestro abandono de lugares encantadores como lo es este ! Tenemos q seguir apoyando la lectura inteligente , los artículos audaces como este !!! Pues estamos cada vez más alejados de la naturaleza y su belleza !!

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