El gran basurero de La Habana

Fotos por Idania Cárdenas

HAVANA TIMES – En las afueras de La Habana, en las Ocho Vías donde el bullicio de la ciudad se desvanece en el horizonte, se extiende un lugar que pocos miran de cerca, el gran basurero de la capital. Una vasta extensión donde las montañas de desechos se levantan como testigos mudos de la vida de más de dos millones de habitantes. Este es un lugar, en apariencia dura y vibrante, donde la miseria y la resiliencia humana se entrelazan.

Aquí los camiones llegan sin descanso, vertiendo toneladas de desperdicios que alguna vez fueron útiles, muebles rotos, electrodomésticos inservibles. Pero entre estas montañas de desechos, se mueven figuras humanas, recolectores incansables que han hecho del basurero una forma de buscarse el sustento. Cuando llegué a este lugar uno de ellos me decía :»por cada saco de laticas que recojo me pagan 800 pesos en Materias Primas de la Habana y ya hoy llevo cuatro sacos, tengo 3200″.

Son buscadores que escarban entre los desperdicios en busca de materiales reciclables, o cualquier objeto con valor de cambio. Muchos viven alrededor en casas precarias conocidas en Cuba como llega y pon, son construcciones precarias hechas con materiales que encuentran de la basura.

A pesar del olor penetrante, el humo y las condiciones insalubres, estas personas encuentran en este vertedero un espacio de resistencia. Su día a día es un reflejo de las desigualdades que persisten en una ciudad que, desde la distancia puede parecer ajena a su existencia. En este rincón olvidado, la lucha por la supervivencia se libra con una dignidad conmovedora.

El basurero de La Habana no es solo un depósito de desechos materiales, sino un espejo crudo de las fallas estructurales, de la economía informal y de las carencias de quienes se han visto obligados a vivir al margen. Sin embargo, también es un testimonio del ingenio humano. En medio de las sombras, algunos transforman desperdicios en artesanía, otros encuentran piezas clave para reparar electrodomésticos o buscan botellas que puedan ser reciclados.

Este lugar, tan cargado de contrastes, no puede ser ignorado. Es una metáfora viva de cómo la sociedad enfrenta sus residuos -materiales y sociales- y de cómo aquellos que son relegados a los márgenes encuentran maneras de resistir, adaptarse y, en algunos casos, incluso prosperar.

El gran basurero de La Habana es un llamado a mirar más allá de las montañas de basuras, a reconocer la humanidad y las historias que florecen, incluso en el suelo más hostil. 

Vea más galerías de fotos aquí en Havana Times.