Deterioro y abandono del patrimonio histórico cubano

HAVANA TIMES – Ubicado en el Barrio capitalino del Vedado habanero este monumento a José miguel Gómez es la obra escultórica más hermosa de las que se encuentran en la avenida de los presidentes. Fue creada por el arquitecto italiano Giovanni Nicolini, inaugurada en el año 1936. Esta dedicada a uno de los líderes de la Guerra de liberación contra el colonialismo español, ascendido a Mayor General en el año 1898 y presidente de la República entre los años 1909 al 1913.

En su centro y a una altura de tres metros y medios la figura de José Miguel Gómez, a ambos lados seis figuras con expresiones heroicas que representan las antiguas provincias de la isla de Cuba. Otros elementos ornamentales que componen el Monumento a José Miguel Gómez son sus fuentes, bancos, terrazas, jardines y la Palma Real, el Árbol Nacional.

Actualmente el Monumento, es un claro testimonio del deterioro y abandono que afecta a muchos espacios históricos de la ciudad. Originalmente erigido para honrar a uno de los militares más importantes de la historia cubana, este monumento refleja la grandeza de su época, pero también la triste realidad del desinterés y la falta de conservación que lo azota hoy en día.

José Miguel Gómez fue muy criticado por escándalos de corrupción de ahí que recibiera el mote popular de Tiburón («Cuando se baña salpica», en alusión a la repartición de cargos públicos entre sus allegados) algunas autoridades del gobierno y el partido propusieron demolerlo y Eusebio Leal historiador de la ciudad (1942-2020) se opuso.

Este foto reportaje pone en evidencia el deterioro y abandono al que se ha visto sometido, en su interior las columnas están todas llenas de grafitis con espray que evidencian el poco respeto que se le otorga a este sitio histórico, por la noche duermen personas de la calle hacen fogatas para calentarse del frio, se drogan, hay agua estancada, fetidez, restos de basura.

Se pueden ver algunos extranjeros que entran curiosos y desorientados se toman fotografías y se van. Lo que fue antaño un símbolo de respeto y memoria histórica hoy yace víctima del abandono, el vandalismo y la indiferencia institucional.

Es un reflejo del olvido intencional de una parte de la historia de Cuba que no encaja en el discurso oficial. La memoria de la República, sus figuras y su legado han sido relegados a un segundo plano, y el estado actual de este monumento es una prueba tangible de ello. Si la preservación del patrimonio es un reflejo de la identidad y el respeto por la historia, entonces el abandono de este monumento nos deja una pregunta inquietante: ¿Cuánto más de nuestra memoria nacional está siendo erosionado por la indiferencia?

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