Cayo Hueso, un barrio de La Habana

Fotorreportaje por Ariel Glaria Enríquez

Fragua Martiana

HAVANA TIMES – Dos razones dan a Cayo Hueso, en La Habana, una doble centralidad dentro de la ciudad.
La primera, su ubicación urbana, lo señalan como el barrio más antiguo del municipio de Centro Habana.
La segunda, como esencia misma de la identidad habanera.

Declarado oficialmente como barrio en 1912, debe su origen  a la presencia de un gran número de tabaqueros cubanos que hacia finales del siglo XIX regresan del exilio en Tampa y Key West (repatriados diríamos ahora), para asentarse en el territorio que con el habanero nombre de Cayo Hueso se conoce hasta hoy.

Partiendo desde su centro, en el popular parque Trillo, limita en una parte con el Vedado y en otra con la calle San Lázaro. Su extensión hacia la parte antigua de la ciudad la alcanza en la calle Belascoain.

Entre los sitios que a un visitante no le será difícil encontrar, partiendo siempre del parque Trillo, están: La Fragua Martiana,  institución cultural más antigua del lugar; el Callejón de Hamel, proyecto comunitario de tradición africana; el Palacio de la Rumba; el edificio sede de la sociedad de torcedores de La Habana; un antiguo muro que conserva las huellas de los nichos del primer cementerio de la urbe, visible desde la calle San Lázaro, y muchos otros.

En el callejon de Hamel.

De todos, el Callejón de Hamel es el más frecuentado por turistas y curiosos.

 Allí entre esculturas, instalaciones, murales, frases escritas en las paredes, puntos de ventas de suvenir, gentes y, sobre todo, sol, mucho sol, me sorprendió por la espalda, en inconfundible habanero, la pregunta más típica  que recibe un extraño en cualquier lugar de capital cubana: ¿Guat tu yu fron, amigo?. La sombra de mi desaliñada estampa proyectada como escuadra entre la acera y la pared, pero, especialmente, mi genética hambre habanera de las diez fueron suficientes para comprender de inmediato que la pregunta no iba dirigida a mí.

Pero Cayo Hueso es más que sus tradicionales callejones o antiguos edificios. En él vivió hasta su muerte María Teresa Vera, se creó el filin y se formaron los Zafiros.

Con estas referencias quedan abiertas al viajero las puertas de este barrio centenario de La Habana.

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