Casa Blanca, La Habana
Fotorreportaje por Idania Cárdenas
HAVANA TIMES – Desde el siglo XVI, en Casa Blanca, se construyó un depósito para guardar los objetos que no cabían en los Almacenes de la Habana. Según cuenta la tradición, ese edificio siempre estuvo pintado de blanco. Es en la falda meridional de la fortaleza de La Cabaña, que la Real Hacienda construye dichos depósitos para el almacenaje de objetos sobrantes que no cabían en los construidos en la ciudad.
Al estar pintados de color blanco, muy singular para ese tipo de edificaciones, para llegar hasta el almacén, los pobladores y trabajadores, tenían la costumbre de decirle al botero; «Llévame a la Casa Blanca», a fuerza de uso y la costumbre, quedó bautizado de por vida y así llego el nombre de este pueblo hasta la actualidad. Realmente en la Habana se pronuncia como Casablanca, sin embargo, los textos le asignan Casa Blanca.
Un incendio redujo todo a cenizas en el año 1785. En 1792, ya nuevamente crecido el caserío, el maestro de ribera José Tiscornia edificó el muelle y un carenero para buques menores, ejemplo que, seguido por otros maestros, dio como resultado que toda la parte oeste de su litoral marítimo se cubrió de arrimos entablonados de madera dura sobre horcones. Siguió la marina del gobierno con un almacén y carenero para guardacostas y se estableció una fábrica de pólvora.
Sobre el horizonte de La Habana en la colina de Casa Blanca, el Cristo nos contempla. Se realizó una convocatoria para realizar la obra y Jilma Madera presentó su boceto que fue el seleccionado. Así se trasladó a Carrara, Italia, pues la obra se talló allí debido a que el mármol de esta región es de los mejores del mundo. Fue en la navidad, el 25 de diciembre de 1958, cuando fue develada la estatua del Cristo. Con sus quince metros de altura y un pedestal de tres, el Cristo de La Habana, es desde la mestiza expresión de su rostro y de sus formas, uno de los símbolos de La Habana, es el registro de noches y días sobre el mar, es canto entre el amor y la fe, la fe y la vida.
Este pueblo, ubicado al Este de la entrada de la bahía de La Habana, que fuera un sitio inicialmente de carpinteros y marinos relacionados con la actividad comercial, está repleto de interesantes historias, batallas por la defensa de la ciudad cuando la toma de la Habana por los ingleses en 1762, revueltas y conspiraciones antiesclavistas e independentistas del siglo XIX, luchas sindicales del siglo XX y mucho más.