Botes cubanos: escapando a Estados Unidos

Fotorreportaje de Bill Klipp

HAVANA TIMES – Bajo el manto de la oscuridad, a lo largo de la costa norte cubana, grupos pequeños de hombres, mujeres y niños suben a botes hechos a mano de manera improvisada, conocidos como chugs (botes) cubanos, mientras los familiares y amigos les desean buena suerte y los empujan a la mar. Será un viaje peligroso e impredecible cuando la embarcación trate de realizar el recorrido de 90 millas a través de las traicioneras aguas del estrecho de la Florida.

La esperanza es sobrevivir primero y segundo, desembarcar en los cayos de la Florida, pues si son interceptados en las aguas (“Pie mojado”) entre los dos países serán deportados a Cuba. Pero si tienen suerte y logran tocar tierra (“Pie seco”) la política de Estados Unidos llamada “Pie mojado, pie seco” les dará asilo y los agilizaría el camino para el estatus de residentes permanentes legales y, más tarde, la ciudadanía estadounidense. Este tratamiento es exclusivo para los refugiados cubanos y no está disponible para ningún otro inmigrante.

Los Chugs llegan en todas formas y tamaños y en realidad son embarcaciones improvisadas para las cuales se utilizan motores de automóviles, pequeños motores de diesel e incluso motores de cortadoras de césped.

Algunos son fabricados con tablas de madera envueltas con lonas, cinta adhesiva e inyectados con espuma, otros son de metal e incluso pueden utilizar carrocería de automóviles. Son una viva muestra del ingenio y la creatividad del cubano, pero reflejan la desesperación, porque el viaje tiene un gran riesgo para la vida.

Son primitivas y rudimentarias en el mejor de los casos y están lejos de ser adecuados para navegar. Empaquetados entre las personas desesperadas se encuentran bolsas o mochilas como únicas posesiones, sacos de botellas de agua, pequeñas cantidades de alimento, combustible, y algunas piezas de repuesto.

Cuando lleguen serán recogidos por la Guardia Costera o la Aduana de Estados Unidos y transportados para ser procesados hacia una nueva vida en Miami. Aunque la cifra exacta no está disponible, fácilmente son varios los miles de cubanos que han intentado este viaje.

Como los viajeros tienen poca o ninguna habilidad de navegación, los chugs toman violentamente diversos rumbos, algunos desembarcan en las playas turísticas de Key West, mientras muchos terminan en una de las muchas remotas islas de manglares deshabitadas que rodean los cayos de la Florida. Cuando son recogidos por las autoridades estadounidense son obligados a dejar todas sus posesiones detrás; a veces la Guardia Costera quema las embarcaciones, pero en cualquier caso el resultado es montones de botellas plásticas y de basura en islas vírgenes y remotas.

Mi galería tiene imágenes de todo tipo de chug cubano, así como algunos de los contenidos abandonados por estos pasajeros valientes y desesperados que tratan de escapar de lo que debía sentirse como una situación desesperada. Esperemos que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se normalicen y sus ciudadanos sean tratados como nuestros otros vecinos del Caribe, hasta entonces, parece que más y más cubanos se dirigen hacia el mar.

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