Un poco de historia sobre presos cubanos

Fernando Ravsberg

La Calle Muralla de La Habana. Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 15 julio – La excarcelación de los presos políticos cubanos me lleva atrás en la memoria, a aquellos días de la primavera del 2003 cuando los periodistas nos juntábamos fuera de los tribunales para tratar de obtener algún retazo de información sobre lo que ocurría dentro.

Pero a decir verdad para poder entender lo sucedido habría que remontarnos más atrás, a las actividades del nuevo representante diplomático de EE.UU. e incluso un poco más, a la captura y juicio en Miami de una red de agentes cubanos.

Según cuentan, la detención de la Red Avispa se produjo gracias a las informaciones que el propio Fidel Castro ordenó que se le entregaran al FBI.  Esperaban que éste actuara contra los grupos anticastristas que realizaban acciones violentas contra la isla.

En vez de eso, los investigadores estadounidenses utilizaron la información para ubicar a los agentes cubanos de Miami y arrestarlos.  La mayoría de los detenidos llegó a acuerdos con la fiscalía pero 5 de ellos se negaron y fueron condenados a durísimas penas.

Durante un tiempo el gobierno cubano hizo gestiones discretas con la esperanza de lograr un acuerdo extrajudicial, similar al obtenido recientemente por los agentes rusos.  Sin embargo, Washington les aplicó todo el rigor de la ley, incluso más, permitiendo que el juicio se realizara en una ciudad con tantos prejuicios como Miami.

La situación de estos 5 cubanos presos era el mejor reflejo del deterioro de las relaciones bilaterales. En el 2003 aparece en la sede diplomática de EE.UU. en La Habana, James Cason, sin lugar a dudas el más escandaloso y pintoresco de todos los jefes que han pasado por la SINA.

Hace pocos días leía que documentos desclasificados prueban que su misión era romper las mínimas relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU., limitadas a las Oficinas de Intereses, creadas durante las negociaciones entre Fidel Castro y Jimmy Carter.

Su primera acción fue comenzar a reunirse con los disidentes cubanos antes de presentar cartas credenciales al Ministerio de Relaciones Exteriores, rompiendo todas las reglas de protocolo. Y no solo lo hizo en La Habana, también salió a recorrer las provincias.

Poco después el gobierno cubano lanzaba un operativo masivo contra esos disidentes, los acusaba de mercenarios por recibir dinero del gobierno de EE.UU. e iniciaba un proceso contra 75 de ellos, una cifra que no casualmente era múltiplo de 5.

Varios de los opositores más connotados, como los periodistas Néstor Baguer y David Orrio, se revelaron como agentes del gobierno infiltrados en la disidencia y aparecieron ante los tribunales como principales testigos de la fiscalía.

La confrontación estaba en su apogeo.  Recuerdo que la agente Odilia Collazo -quien hasta ese momento había sido una reconocida líder opositora- me dijo que no sentía lastima por los condenados porque a “ellos tampoco les tembló la mano” para pedirle a EE.UU. que mantenga el Embargo Económico contra Cuba.

Algunos comenzamos a pensar que estas detenciones tenían que ver con la situación de los 5 agentes cubanos presos en EE.UU.  Se lo pregunté directamente al entonces Canciller Felipe Pérez Roque, pero lo negó rotundamente.

Sin embargo, el tiempo pasa y casi todo lo “desclasifica”.  Apenas Raúl Castro asumió oficialmente la presidencia ofreció el canje de presos a EE.UU. Lo hizo a través del primer visitante extranjero que llegó a Cuba, el enviado del Papa, Cardenal Tarcisio Bertone.

Washington no aceptó el trueque y el Presidente Raúl Castro se enfrentó a la disyuntiva de qué hacer con esos presos. Internacionalmente eran reconocidos como prisioneros de conciencia y, a raíz de la muerte de otro en huelga de hambre, la campaña por su liberación se había intensificado.

Hay quienes creen que el gobierno cubano libera los presos forzado por la actividad de las Damas de Blanco y la huelga de Fariñas, otros son de la opinión de que fue producto de la negociación tripartita y también están los que dicen que es una decisión unilateral de La Habana.

Al margen de quien tenga razón, lo cierto es que con las excarcelaciones se benefician todos, en primer lugar los presos y sus familias.  Pero también Madrid fortalece su posición negociadora en Europa y la Iglesia Católica se reafirma como interlocutor privilegiado.

Por su parte, Raúl Castro consolida su relación con España y el Vaticano.  Además, hace un gesto clave en el momento preciso, cuando la Unión Europea se muestra dispuesta a revisar su política y el Congreso de EE.UU. discute una ley que autorizaría el turismo a Cuba.

Publicado con la autorizacion de BBC Mundo.