Trump denigra al gobierno de Cuba y ofrece “ayuda” al mundo

Por Fernando Ravsberg

HAVANA TIMES – El presidente de los EE.UU., Donald Trump, habló la pasada semana en las Naciones Unidas insultando al Gobierno de Cuba y el periódico Granma -órgano oficial del Partido Comunista- publicó integró el discurso para que todos los cubanos lo puedan leer.

No se trata de un descuido del aparato de censura, sino todo lo contrario, es uno de sus pocos actos de lucidez. El tono y el contenido de ese discurso están tan fuera del tiempo y de la realidad que despertó un amplio rechazo entre los cubanos.

Trump ni siquiera fue muy original: “El flagelo de nuestro planeta hoy día es un pequeño grupo de regímenes canallas que violan todos los principios en los que se basan las Naciones Unidas”, dijo copiando casi literalmente a George W. Bush.

Fue incluso más allá que su antecesor, “EE.UU. tiene gran fuerza y paciencia, pero si se ve obligado a defenderse a sí mismo o a sus aliados, no tendremos más remedio que destruir totalmente a Corea del Norte”, expresó ante los delegados de todo el planeta.

Trump amenazó con una guerra que nos afectará a todos. Un enfrentamiento militar entre dos países con armamento atómico solo puede derivar en una nube radioactiva de proporciones incalculables.Gane quien gane, todos perdemos.

En Afganistán se lanza con una “nueva” estrategia: “Nuestros intereses de seguridad dictarán la duración y el alcance de las operaciones militares, (…) y no los calendarios establecidos por los políticos”. Más tropas por más tiempo con más muertos.

Cuando Trump habla de ayudar a América Latina nos vienen a la mente recuerdos de otras ocasiones en las que intervinieron en la región.

Desde Alejandro Magno, todas las potencias invasoras de Afganistán se han empantanado en largas y sangrientas guerras, antes de ser expulsados. Una historia similar a la de Vietnam, con lo cual EE.UU. seguiría tropezando con la misma piedra.

Hacia Venezuela sigue con el mismo patrón de potencia salvadora del mundo, proclamó que “como vecino y amigo responsable, nosotros y todos los demás, tenemos un objetivo: ayudarlos a reconquistar su libertad, recuperar su país y restaurar su democracia.”

En América Latina conocemos cómo se traduce la “ayuda” estadounidense. Muchas veces nos “ayudaron” con golpes de estado e invasiones en Guatemala, en Brasil, en Granada, en Chile, en Panamá y en República Dominicana, para solo nombrar unos pocos casos.

En el Cono Sur también nos “ayudaron”. Coordinaron el Plan Cóndor, gracias al cual las dictaduras lograron capturar, desaparecer (asesinar) a decenas de miles de personas. En Uruguay nos “ayudaron”enviando especialistas en el uso “científico” de la tortura.

Más allá de lo que ocurra en Venezuela, las naciones latinoamericanas deberían pensar muy bien qué hacer. Aceptar el liderazgo del Norte en la “búsqueda de soluciones” a la crisis venezolana sería como encargar a un pedófilo que se ocupe de la educación de un hijo problemático.

John Foster Dulles, secretario de estado del Presidente Eisenhower, afirmó que “EE.UU. no tiene amigos, sino intereses”. Y ese principio se ratifica hoy cuando, hablando de democracia, condenan a Venezuela y arman hasta los dientes a Arabia Saudita.

En su discurso de la ONU, Trump criticó a algunas naciones por violaciones a los DDHH y mencionó elogiosamente su viaje a Arabia Saudita, país que pisotea los derechos políticos, civiles, religiosos, que condena a muerte y ejecuta a disidentes pacíficos.

Riad castiga la homosexualidad y trata a la mujer como a un menor de edad bajo la tutela de su padre o marido. El único “paso adelante” que puede mostrar en DDHH es la reciente autorización a las mujeres para asistir de forma excepcional a un partido de futbol.

Evidentemente, la mejor propaganda política que podía hacer la prensa cubana era publicar este discurso íntegro para que no quede la menor duda del “ideario” y de las características personales del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Si se logra evitar una guerra nuclear en Corea, aún queda una mala noticia: Trump dice que Cuba es uno de “los regímenes canallas” que combatirá. La buena noticia es que son tantos y algunos tan complejos que no le dará tiempo, ni con dos mandatos, para poder “ayudarnos” a todos.

 

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