Temas tabúes en la historia cubana

Fernando Ravsberg

HAVANA TIMES — En el capitalismo uno nunca sabe lo que pasará y en el socialismo nunca se entera de que fue lo que pasó, decía el gran escritor y periodista cubano Lisandro Otero. Parece una broma pero en la isla cualquiera sabe que se trata de una verdad grande como un templo.

La historia de Cuba no termina de escribirse completamente y cuando alguien intenta tocar alguno de los temas tabús, le caen los guardias de la censura en manada, como lobos hambrientos tras una presa fácil que se apartó de la ruta que sigue el rebaño.

Al blog del Proyecto Arcoíris, lo expulsaron durante 1 mes de la plataforma bloguera “Reflejos”, por violar la Sección 6 de las Normas de Participación. En otras palabras, los sacan del aire por reclamar una disculpa del gobierno a los presos de las UMAP.

Estas Unidades Militares de Apoyo a la Producción surgieron en los años 60 como granjas-prisiones de trabajo, donde se concentró a homosexuales, bisexuales, religiosos y cualquier otro personaje que se saliera del molde prefabricado de revolucionarios.

El Pastor Suárez recientemente contó su historia en la UMAP a un joven historiador cubano. Foto: Raquel Pérez Díaz

Realmente todas estas personas -el Cardenal Jaime Ortega, el Reverendo Raúl Suárez y el cantautor Pablo Milanés, entre muchos otros- merecen una disculpa. Pero más aún, merecen que se termine de escribir la historia de ese momento oscuro de la nación y de sus vidas.

Advirtió Friedrich Nietzsche que “Las verdades que se callan se vuelven venenosas” pero algunos parecen no cansarse de morir envenenados con sus propios silencios. Es común que los temas tabús se convierten en un boomerang que se estrella en la cara de los olvidadizos.

A estas alturas de la historia, ninguna nación escapa a haber cometido falacias contra otros pueblos o contra sus propios ciudadanos. Sin embargo, la mayoría parece comprender lo vano que resulta intentar esconder esas barbaridades.

La Santa Inquisición, la esclavitud, la masacre de indios en América, las persecuciones religiosas, el holocausto, la guillotina de la revolución de los Derechos Humanos, las armas de destrucción masiva de Irak, el Plan Cóndor y un sinnúmero de casos más.

Gracias a la censura, el blog “Proyecto Arcoíris” ha recorrido el mundo y la historia de las UMAP vuelve a aparecer.

Cierto es que hay historia no escrita en otras partes del mundo y también allí uno desconfía cuando nos dicen que las investigaciones sobre el asesinato de aquel Presidente no se desclasificarán hasta decenas de años después del magnicidio.

Casi nadie se ha disculpado como reclama el “Proyecto Arcoíris”, los poderosos no acostumbran a pedir perdón. Sin embargo, en general la historia está ahí, como advertencia para las generaciones futuras en su camino por mejorar el mundo.

El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetir los errores de sus padres y abuelos. El pueblo que no es capaz de escribir su propia historia está condenado a que otros la escriban por él. El pueblo que no aprende de su historia comúnmente pierde el rumbo.

Y la historia de Cuba se acabó en 1959, llevamos 60 años con poquita historia. No se escribe sobre las diferencias entre los revolucionarios, sobre los errores económicos, sobre las broncas con los “hermanos” socialistas, sobre la relación con los guerrilleros de América Latina.

Las UMAP son solo una mínima parte de la historia que se mantiene “clasificada”. Sin embargo, en el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo se acaba de tratar a fondo el tema y el Reverendo Suárez se decidió a hablar sobre su experiencia con un joven historiador cubano.

En el mismo momento en que se publican los libros “1984” y los reportajes de una escritora y periodista emigrada, se castiga a quienes hablan de historia. Foto: Raquel Pérez Díaz

Siguiendo la lógica del castigo al blog del Proyecto Arcoíris, me pregunto si piensan clausurar el Centro Cristiano o si van a prohibirle a Raúl Suárez dar nuevas entrevistas. Seguramente no harán nada, esas presas son más grandes que el valor de los lobos.

Cuando las editoriales cubanas publican el libro “1984” y otro con los textos de la escritora emigrada Uva de Aragón, lo ocurrido al Proyecto Arcoíris parece una incomprensible contradicción. Señales opuestas que siembran de desconcierto la nación.

Pedirle explicaciones al Presidente de la República no es una falta de respeto, es el derecho de todos los ciudadanos cubanos y rendir cuentas a la ciudadanía es uno de los deberes de los representantes del pueblo. Reprimir ese diálogo entre iguales conduce a la simulación.

Nadie debería ser castigado por mencionar hechos históricos y ni ninguna publicación censurada por decir la verdad. Opinar diferente debe dejar de ser un estigma si se quiere que algún día todos los cubanos participen en la construcción de su sociedad.

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