Salarios y productividad: La piedra fundacional

Fernando Ravsberg*

Los médicos son altamente productivos sin embargo se les mantiene con los mismos salarios. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES — El principio de incrementar la productividad como paso previo al aumento de los salarios parece desde la economía, un principio irrebatible. Sin embargo, no es del agrado de aquellos cubanos que se ven obligados a “inventar” para llegar a fin de mes.

Pero aun aceptando ese principio como válido, muchos se preguntan por qué no se aumentan los salarios de las personas que trabajan en sectores que ya son productivos, algunos de los cuales tienen desde hace años fabulosos rendimientos económicos.

La Salud Pública, por ejemplo, aporta la mayor parte de las divisas del país. Juntos los ingresos de los 2 millones de turistas y las remesas familiares del 1.5 millones de emigrados, se quedan por debajo de la cifra obtenida por los médicos en el extranjero.

No se puede pedir más productividad a pesar de lo cual sus salarios continúan siendo insuficientes para vivir. Los pacientes lo saben y por eso cuando van a la consulta llevan algún regalo, desde una colada de café o una merienda hasta un cerdo entero.

Algunos médicos que cumplieron misiones en el extranjero se quejan porque ahora se niegan a pagarles una compensación de U$D 50 mensuales, algo que al parecer les habían prometido antes de enviarlos a trabajar dos años alejados de sus familias.

El periódico oficial Granma publicó un artículo con los costos de la atención de salud para que el ciudadano sepa lo que está recibiendo como “salario social”. Es buena idea pero también podrían decir cuánto se le paga a un médico por cada una de esas consultas.

Trabajan mucho, hacen guardias, participan en cuanta misión en el extranjero se les propone e ingresan por esa vía miles de millones al Estado, entonces ¿por qué no se les aumenta el salario?, ¿por qué reciben lo mismo que los sectores improductivos?.

Y no son los únicos, hace poco fui a explorar la cueva Santo Tomás, la más grande de Cuba, ubicada en Pinar del Río. Por el camino visité un bohío sin electricidad, no tienen ni siquiera un refrigerador donde conservar los alimentos y enfriar un poco de agua.

La dueña de casa es la compradora de la empresa de habanos en esa zona. Durante todo el año controla la siembra, los cuidados y, tras la cosecha, decide sobre calidades y precios. Gana solo U$D 18 al mes a pesar de las enormes utilidades que reporta al país.

En el sector del tabaco los ingresos también son muy altos pero los ingresos de los campesinos siguen siendo bajos. Foto: Raquel Pérez

También los pequeños campesinos son muy productivos, se invierte muy poco en ellos y obtienen resultados muy superiores a las granjas estatales, esas que la gente en broma compara con el Vaticano “porque en medio siglo solo han dado 5 papas”.

Pero no fueron los guajiros los que crearon esas granjas, impusieron una distribución absurda o nombraron a los dirigentes del sector, gracias a los cuales se siguen perdiendo cosechas de arroz, tomate o plátano, como denuncia el periódico Granma.

Por eso muchos cubanos sienten como una injusticia que sean los trabajadores quienes sufran los bajos salarios. Consideran que la escasa productividad es responsabilidad del gobierno, que es quien crea los mecanismos ineficientes y promueve dirigentes ineptos.

Una economista cubana me decía que cuando se analiza la improductividad de una empresa se debería definir si es por responsabilidad de los trabajadores, por mal desempeño de sus dirigentes o porque el modelo no les permite desarrollarse.

El contable de uno de los hoteles con mayor ocupación de la capital, me explica que su empresa es “improductiva” porque entregan sus divisas al Estado y este se las canjea en moneda nacional a una tasa de 1×1 cuando, según el cambio real, deberían darle $24 por cada dólar.

Al gobierno le toca liberar a las fuerzas productivas de un modelo-corsé que ya no las deja respirar. Ayudaría también que en la producción y los servicios se promuevan a los dirigentes pensando en la idoneidad profesional y no solo en la confiabilidad política.

Y mientras el modelo termina de “ajustarse” se podrían pagar mejores salarios en los sectores que, como los médicos o los tabaqueros, ya son productivos. No habría que temer a la desigualdad porque  esta seguramente se convertirá en aliciente para los demás.

Hace unos años el gobierno definió que la justicia social no se basa en que los ciudadanos reciban iguales ingresos sino en que todos tengan las mismas oportunidades, garantizando que los más pobres cuenten con lo básico para vivir como seres humanos.

Una piedra sobre la que se podría fundar una nación.
—–
(*) Publicado con la autorización de BBC Mundo.

 

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