Rendir cuentas a la opinión pública
Fernando Ravsberg
HAVANA TIMES — Un viejo proverbio dice que errar es humano y de sabios rectificar. Otros reiteran que dar la cara, asumir responsabilidades y ofrecer disculpas son distintivos de las personas honradas. Una honradez que debería ser un requisito para todos aquellos que ostentan cargos públicos.
Durante las últimas semanas Cuba ha vivido un par de situaciones en las que funcionarios del Estado se equivocaron y rectificaron pero tratando de evitar pedir disculpas. Acusan a otros de lo ocurrido o lo corrigen sin mencionar tan siquiera el error cometido.
Los laboratorios Labiofam recibieron un fuerte tirón de orejas del gobierno cubano por presentar dos perfumes que llevarían los nombres del legendario guerrillero argentino Ernesto Che Guevara y del expresidente venezolano Hugo Chávez.
Rápidamente la dirección de la empresa emitió un comunicado en el que acepta a regañadientes sus culpas e intenta acusar a una periodista extranjera de fomentar un “show mediático” en torno a las dos fragancias que ellos mismos presentaron públicamente.
Un periodista cubano, Omar George, les responde que “El show se promovió mucho antes, cuando en un congreso, al que por cierto tuvo acceso la prensa internacional, se inició una acción de marketing cuyos fines no podían ser otros que los de llevar ambos productos al mercado”.
Los directivos de Labiofam intentaron politizar el asunto, apareciendo como víctimas de “los mezquinos intereses de una prensa (extranjera) que miente y ataca”. Sin embargo, fueron refutados por la propia página web de la Unión de Periodistas de Cuba.
Me pregunto si no hubiera sido más digno y sencillo asumir la total responsabilidad por el error, pidiendo disculpas a las familias de los comandantes y también a los muchos cubanos que cuestionaron la iniciativa político-mercantil de la empresa.
Labiofam es un exitoso laboratorio cubano que exporta bienes y servicios a muchos países del mundo. Equivocarse en uno de los tantos rubros que maneja no es pecado pero intentar una maniobra política para descargar la culpa en otros sí lo es.
Algo similar ocurrió en la Terminal 3 del aeropuerto José Martí, donde la dirección del mismo había prohibido la entrada de los acompañantes a las instalaciones, argumentando que así lo exigían las normas internacionales.
La medida despertó las protestas de intelectuales, artistas, académicos y blogueros cubanos. El ciberespacio se llenó de cuestionamientos porque no convencieron a casi nadie las explicaciones que las autoridades dieron en todos los medios de difusión.
Ahora, como si nada hubiera pasado, una jefa aeroportuaria anuncia en el periódico Juventud Rebelde que “se reabrieron las salas de espera a los acompañantes de los pasajeros de la Terminal 3 del Aeropuerto Internacional José Martí”.
Caridad Miranda, lectora del periódico, recuerda que otro alto directivo había asegurado antes que la prohibición “se basó en normativas internacionales que exigen cierta cantidad de metros cuadrados por pasajero para garantizar que las operaciones de embarque se puedan realizar correctamente”.
Agrega que “ahora ofrecen esta información- que aplaudo- pero como si lo dicho anteriormente nadie lo hubiera escuchado. Si la medida tuvo que ser rectificada, lo más decente es que se diga, que se asuma públicamente el error y no tomen a la opinión pública como mentecatos”.
Alberto, otro lector, comenta que sería “de elemental respeto sí finalmente fue necesario rectificar decirlo públicamente, no es un deshonor, antes más bien enaltece y habla alto de aquellos que creen tomar la opinión del pueblo al que dicen servir, y pedirle disculpas llegado el caso”.
Nunca ha sido muestra de debilidad escuchar al pueblo y rectificar errores. Por el contrario, se trata de un necesario ejercicio democrático que todo funcionario del Estado debería llevar a la práctica porque, lejos de restarles poder, prestigia a las instituciones.
Este señor se resiste a darse cuenta de algo muy simple: Que la tiranía le perdió hace mucho, pero mucho rato, el respeto al pueblo. En cuba hay ciertas nociones que están completamente de cabeza: Que es el gobierno quien sirve al puebloo, y no lo contario, es la principal de ellas.
Pretender que el gobierno cubano y las instituciones oficiales actúen como servidores y no como amos, suena muy bonito al oído; y sería lo correcto, pero la tozuda realidad demuestra contundentemente lo contrario: Actúan como los antiguos señores feudales dueños de vida y hacienda. Y hasta hay quien llama a eso «revolución»
¡Solavaya!
Nada, que hay que cambiar de gobierno, no queda de otra.
Y la culpa de haber DESTROZADO y dejado EN RUINAS al entero país ¿de quién es?
Y sobre todo ¿cuándo los responsables del desgarramiento de la nación cubana van a reconocer sus errores y van a pedir públicamente disculpas?
Hay todavía mucha familia separada, mucha gente que no pudo estar en los últimos momentos de vida de sus seres queridos, los que sufrieron en las UMAP, mucha gente que recibió los restos de un familiar en una caja cerrada, mucha gente que murió y muere tratando de encontrar un futuro diferente, toda esta gente y tantos otros del pueblo cubano AÚN ESTÁN ESPERANDO un gesto de humildad y respeto.
Pero ya se sabe, los dictadores no piden jamás disculpas porque, según ellos mismos, nunca se equivocan.
Fidel Castro durante la crisis de octubre pidió en una carta a Nikita que lanzara los misiles nucleares antes de un inminente ataque por USA. Es decir iniciar la desaparición de la raza humana. Cuando se lo recordaron años después (desclasificado el documento) dijo que fue un error del traductor, que el no quiso decir eso. Esa fue su disculpa ante el mundo cuando se supo la verdad.
Se sabe que los rusos como respuesta a la carta, se llevaron los misiles y lo dejaron fuera de las negociaciones por irresponsable.
Ya se sabe que El Che es un santo para la izquierda mundial, un individuo representado con una imagen mística rodeada de halo. Mira al cielo como hacen las vírgenes católicas. Su estampita se guarda en la cartera del izquierdoso como las figuras de santos que guardan los creyentes en sus carteras. El Che es un santo laico.
Ese gesto, esa mirada que se eleva contrasta con las figuras de los héroes soviéticos en las estatuas gloriosas de piedra. Estas últimas tienen un gesto muy distinto. Parece que están sobre la taza luchando contra el estreñimiento. Las estatuas soviéticas muestran el esfuerzo por evacuar.
Lo curioso es la elevación a la santidad populista de Chávez, algo que solo funciona en Latinoamérica; porque en Europa, Chávez tiene dos problemas:
1- no era blanco.
2- era cristiano y se le notaba mucho.
Por cierto, ese intento de producir agua bendita revolucionaria parece que fracasó.
Todavía en Cuba se está esperando que «alguien» se responsabilice con la políticas erradas que llevaron al país a la ruina, que alguien asuma la autoría intelectual de los actos de repudio y las golpizas en 1980, todo esto asumido con nombre y apellido, para que no se quede en una nebulosa como sucede hasta el momento. En el caso de los perfumes la autoría es evidente, Ya destituyeron al director de Labiofam? Respecto a la Terminal 3 es un claro ejemplo de irrespeto y maltrato, de los muchos que sufren a diario los cubanos en su tierra ; va y para completar la mentira de la absurda y draconiana prohibición de entrar a los acompañantes ahora dicen que:- en solo una noche los aguerridos constructores del Contingente tal ampliaron el área de la Terminal, en correspondencia con los estándares internacionales. Ajajajaja, saludos.