Pobrecitos los cubanos (I)

Fernando Ravsberg*

Para unos un sueño, pero no para todos. Foto: Caridad

HAVANA TIMES, Feb. 24 — Leyendo algunos comentarios veo que se repiten criterios sobre la realidad cubana que ya no están vigentes, aunque hayan sido verdades de otros tiempos. Uno de ellos es la proclamación de que todos los cubanos viven en la pobreza.

Es verdad que existe pobreza. La mitad de la población se mantiene con salarios ínfimos y se ve obligada a robar en sus centros de trabajo para sobrevivir. Sin embargo, es un error pensar que esa es la realidad de todos los ciudadanos.

La tan mentada “pobreza de los cubanos” implica una generalización que desconoce que el 50% de la población reciben ingresos en moneda dura además de su salario y que excluye a quienes ganan mejores sueldos que los que se pagan en Miami, por ejemplo.

Se llega incluso a la paradoja de que algunos cubanos residentes en la isla financian a sus familiares en el extranjero. Una peluquera del Hotel Nacional mantuvo desde Cuba a su hija psicóloga mientras ésta convalidaba su titulo en La Florida.

Pero no es el único caso que conozco, la dueña de una casa de alquiler en La Habana, le envía dinero cada mes a su hija y su yerno para que puedan sobrevivir en EE.UU., mientras un buen amigo mío pagó los gastos de su hijo en España con las ganancias de su cafetería.

Dueños de paladares y cafeterías, campesinos, pescadores, músicos, pintores y empresarios privados ganan mensualmente desde US $300 hasta decenas de miles, sé de uno que logró reunir en su cuenta bancaria más de US $3 millones.

Me consta que varios están empezando a invertir su dinero en el extranjero, comprando propiedades y negocios que les permitan seguir creciendo económicamente, pero lo hacen sin abandonar su fuente de ingreso en Cuba.

Podría contar muchas anécdotas de estos hombres de negocios, como que uno de ellos llevó a su esposa embarazada a Miami solo para que pariera allí -a un costo de US$5,000- y después regresaron juntos a Cuba donde viven todavía.

Hay que tener en cuenta que eran cubanos los que se hospedaron en las suites de uno de los hoteles de 5 estrellas de La Habana el mismo día en que se anunció el fin de la prohibición, como también lo son los que alquilaron automóviles BMW.

Tampoco se les puede vincular a todos con la clase dirigente, porque muchos no tienen ningún parentesco.  Son solo personas más o menos exitosas en su sector que han sabido moverse entre las limitaciones legales que existen en Cuba.

Hay muchas formas de hacerlo, conozco a quien tiene una empresa que importa mercadería de China en contenedores, para lograrlo le paga un salario a un europeo que aparece como dueño nominal del negocio ante las autoridades.

Igual que en el resto de América Latina, esa clase de ricos son una minoría, pero también en Cuba existe una clase media compuesta por cientos de miles de personas que reciben mayores ingresos que el resto de los trabajadores y en moneda dura.

Hay que ser ciego para no haber visto las colas de cubanos tratando de obtener una línea de celular cuando el gobierno los autorizó, fueron un cuarto de millón los que disponían de los US$200 que se cobraban por la conexión y el equipo.

Los periodistas que cubrimos el fin de la prohibición vimos como se agotaban en las tiendas las motos eléctricas, vendidas a US $1000, y las computadoras chinas que costaban US $800. Y la gran fiesta está aún por llegar, será cuando autoricen la venta de automóviles.

Es que el ingreso de un buen mecánico ronda los US $1000, un campesino tabaquero exitoso supera esa cantidad, un camarero de un hotel turístico ingresa más de US $600 y un pescador con barco propio anda por los US $700 al mes.

Este sector tiene un nivel de vida muy aceptable, entendiendo como tal una buena alimentación, dinero para vestirse bien, comprar -de forma legal o ilegal- un vehículo muy usado y pasarse 15 días de vacaciones en la playa una vez al año.

Evidentemente, cuando de ingresos se trata, ya no se puede hablar de “los cubanos” en general, como a nadie se le ocurriría meter en el mismo saco a los millonarios mexicanos y a los obreros agrícolas de ese país que viajan a EE.UU. en busca de trabajo.

*Orginalmente publicado el 11 de junio, 2009 por BBC Mundo.