No es para menos

Fernando Ravsberg

HAVANA TIMES, 10 feb. — Es increíble como un país tan pequeño como Cuba -más chiquito que Uruguay incluso- puede hacer tanto ruido en el mundo. Sea por la política, la medicina, la cultura o simplemente por sus habanos, el nombre de la isla se nos aparece siempre.

Voy al cine en Madrid a ver un policiaco sobre el Vaticano y salen feligreses con una bandera cubana, subo a un taxi en México y el chofer va oyendo a Celia Cruz, viajo a Montevideo y veinteañeras me preguntan por Silvio Rodriguez.

Los diplomáticos de la ONU discuten cada año 2 mociones sobre la isla, una condenándola por la violación de los derechos humanos y la otra condenando a EE.UU. por el embargo económico al que la tiene sometida desde hace medio siglo.

En el Tercer Mundo, desde Haití hasta Pakistán, los gobiernos agradecen la ayuda médica que llega desde la isla, mientras que los países desarrollados parecen decididos a hacer de los disidentes cubanos los opositores mas premiados del universo.

Ahora está en el bombo el caso de Wikileaks y varios de los cables secretos hacen referencia a Cuba. Sin embargo, no es la única vinculación. Anna Ardin, la sueca que acusa a Julian Assange de violación habría trabajado con la disidencia cubana.

Las primeras noticas sobre esta extraña relación resultaron confusas porque aparecen en artículos plagados de errores. Sin embargo, fuentes de la disidencia me confirmaron que Ardin apoyó durante años a la oposición en Cuba.

“Ella encabezaba un grupo de inteligentes jóvenes socialdemócratas que servían de contacto entre nosotros y el partido sueco”, nos confesó Manuel Cuesta, dirigente del Arco Progresista, y agregó que el vinculo político se mantuvo desde el 2004 al 2006.

Las actividades de la sueca en Cuba tenían poco que ver con las de un turista normal. Asegura el líder opositor que los “asesoraba sobre como formar un partido político, intercambiábamos bibliografía y nos daban una mínima cooperación económica”.

Durante esos años el grupo de Anna “sostuvo económicamente la comunicación con la revista Consenso” y en el exterior crean “la Asociación Cuba-Europa en Progreso para apoyar, difundir y divulgar nuestras posiciones”, nos explica Cuesta.

Al parecer todo fue muy bien hasta que pretendió “pasar factura” por sus servicios. Según el opositor, “ella intentaba influir con demasiada fuerza en cómo nosotros debíamos conducir Arco Progresista. Nuestra negativa generó cierto malestar de su parte”.

Manuel Cuesta la describe como una mujer muy bella, “auto centrada, de fuerte de carácter, comprometida, inteligente y muy euro céntrica. Su principal virtud es la determinación y su peor defecto es la arrogancia euro centrista”.

Nos explica que en el 2006 Anna da un sorpresivo viraje político, “dejó de ser miembro del Partido Socialdemócrata sueco y enfiló a una posición socialcristiana. Probablemente así estableció algún vínculo con Carlos Alberto Montaner”.

Arco Progresista tiene pocas certezas y muchas sospechas. Nos dice Manuel que todo esto “entra en una zona intrigante del juego político y me asombra un poco. Estamos pensando hacia atrás para atar cabos porque si es evidente que hay algo raro en todo esto”.

Raro o no lo cierto es que por estos días Julian Assange está siendo reclamado por las autoridades suecas para ser juzgado por la violación de Anna, proceso que coincide con las revelaciones de los cables secretos de EE.UU. en Wikileaks.

En realidad se trata de muchas coincidencias, tantas que hasta los opositores cubanos que trabajaron con ella se llenan de dudas. Habrá que esperar a ver si Wikileaks o algún otro revela algún día todo lo que se esconde tras bambalinas.

Pero esta historia es solo un ejemplo para confesar que no se cómo se las arreglan esta pequeña isla y sus 12 millones de habitantes para estar siempre en el candelero, concentrando los focos de atención del todo el mundo.

Las cosas llegan a grados realmente insólitos cuando durante medio siglo todos los candidatos a presidente de la mayor potencia económica y militar de la historia de la humanidad se ven obligados a incluir el tema Cuba en sus campañas electorales.

Yo les cuento a mis amigos cubanos que su país y EE.UU. son los únicos sobre los que todo el mundo tiene una opinión. Pero eso a ellos les parece lo más lógico, están convencidos de que son una importante nación habitada por gente muy especial. Y no es para menos.

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Publicado con la autorización de BBC Mundo.