Los desertores de Cuba
HAVANA TIMES, Feb. 20 — Vivo en un barrio de cubanos, parecía un lugar tranquilo, pero me he dado cuenta de que estoy rodeado de “desertores.” El señor que trabajaba en Cubana de Aviación, la doctora enamorada, nuestra dentista, aquel campeón de boxeo y medio equipo de voleibol.
Tengo hasta una vecina a la que, desde hace cinco años, no le permitían visitar el país, su delito fue “desertar” en un viaje a España. Ella no era militar, funcionaria, ni siquiera deportista o médico, solo formaba parte de un grupo de jugadores de dominó.
Me picó la curiosidad y busqué la definición de “desertor” en varios diccionarios y todos coinciden en que se trata de un “soldado que deja su puesto sin permiso.” Sin dudas en Cuba se interpreta diferente porque ninguno de estos vecinos era militar.
Pero las reglas migratorias cubanas van mucho más allá de castigar al “culpable.” En 2007 un joven solicitó permiso de salida en la todopoderosa Dirección de Migración y se lo negaron rotundamente, aduciendo que su padre es un “desertor.”
La locura era total, hacía 18 años que ellos no vivían juntos y 10 que no se veían, es más ni siquiera sabía que su padre se había ido del país. Finalmente, la familia le confirmó que su progenitor se quedó en el extranjero cuando reparaba un barco.
Las autoridades de migración fueron tajantes, como castigo por lo que hizo el padre no le otorgarían permiso de salida por cinco años al hijo. Yo mismo hablé con un oficial y le expliqué que una medida así no parece ser demasiado justa ni muy legal.
El oficial de migración no se molestó en responder, no les hace falta, saben que tienen todo el poder sobre el destino del emigrante. Mientras que los funcionarios políticos a los que apelé no hallaban cómo defender una directriz que castiga a los familiares del infractor.
La realidad es que nadie sabe a ciencia cierta cuáles son sus derechos y a ningún cubano le pasa por la mente discutir una resolución de la Dirección de Migración. Si no les dan el permiso se van a casa a esperar que pase el tiempo y volver a intentarlo.
Todos saben que les sería muy difícil encontrar un abogado dispuesto a iniciar un pleito contra ese organismo (tendría que ser un letrado al que no le guste viajar) y en caso de conseguirlo, resultaría aun más complicado lograr que un tribunal tramite la demanda.
Además hay otros factores a tener en cuenta como la existencia de reglamentos no públicos. En una acalorada discusión, dos oficiales de migración me dijeron que no podían explicarme algunas cosas porque “existen regulaciones secretas,” que sólo conocen ellos.
Así que pueden apelar al secreto cada vez que lo consideren necesario, sin que el ciudadano sepa en realidad a que tiene derecho y a que no. De esta forma, sólo nos queda contar con la honestidad y el apego a la ley de estos funcionarios-militares.
Lo triste es que no todos son de fiar. En una de las oficinas de Migración, conocida popularmente como “La Cueva de las Lobas,” resulta que se pueden solucionar casi todas las trabas. Si no son demasiado grandes o políticas basta con menos US$1000.
Hablamos con una de las “lobas” -ya retirada pero con buenos contactos- y explicó que los problemas más comunes que resuelven tienen que ver con la “Carta de Liberación” del trabajo o la “Baja de las Fuerzas Armadas,” pero agregó que “casi todo tiene solución.”
No dudo de que la gran mayoría de los oficiales sea gente honesta pero ¿qué ocurre cuando el ciudadano da con uno de los otros? ¿Cómo puede defender sus derechos y cumplir sus deberes cuando una parte de ellos son secretos?
Desde hace bastante tiempo se anuncia que la nueva ley migratoria está escrita, pero los meses pasan y se convierten en años y los cubanos no recuperan su derecho a viajar fuera del país sin tener que solicitar y pagar un permiso del gobierno.
A lo mejor, a partir de este blog, mis permisos de salida se empiecen a “trabar,” no sería la primera vez que tengo dificultades de este tipo. Sin embargo, valía la pena escribirlo porque callarse sólo sirve para que los “lobos” engorden en paz.
*Este comentario fue originalmente publicado el 18 de febrero por BBC Mundo