La prensa en Cuba, el vocero y la voz-cero

Fernando Ravsberg

Funcionarios cubanos pocas veces utilizan bien el acceso a la prensa. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES, 22 dic — “No me interesan mucho las cifras”, es una frase aceptable en boca de un poeta o de un pintor pero cuando la dice un funcionario ligado al comercio exterior en medio de una conferencia de prensa, el asunto se torna preocupante.

Pero este político cubano no solo se niega a hablar de números, tampoco menciona el nombre de los países a los que Cuba exporta servicios y nos recomienda buscar la información en el noticiero de la TV y en la Oficina de Estadísticas.

Nos dice que “en el 2010 mejoramos respecto al 2009, pero al hablar de mejoramiento nosotros queremos mejorar más y más y mucho más porque a veces los valores están mejores pero hay que crecer en valores y en cantidades porque las cantidades mejoran los valores”.

Sobre las relaciones con Japón afirma que “la venta se compra y cuando digo que la venta se compra es de los dos, el que la compra la necesita y el que le vende tiene que adaptarla para esos consumidores pero es más responsable el vendedor que el comprador”.

Antes de las preguntas nos había leído un montón de páginas con nombres de productos cubanos de exportación, fundamentalmente farmacéuticos, pero lo hizo manteniendo el secreto sobre cuánto dinero reportan o donde se venden.

Terminó su exposición con una elaborada metáfora: “veo a Cuba como una colmena donde sus abejas, laboriosas y saludables, trabajan junto a su apicultor”, haciendo una sutil referencia al pueblo y al Presidente, General Raúl Castro.

Yo, que acababa de llegar de vacaciones y acudía a mi primera rueda de prensa, me sentí en casa. Es la realidad que vivimos los periodistas en la isla y son esas fuentes oficiales las que luego se quejan porque no escribimos sobre “las cosas buenas de Cuba”.

Aquella conferencia fue una verdadera lástima porque había mucha información interesante que podría haberse difundido sobre la venta de servicios cubanos en los 5 continentes, convertida ya en la principal fuente de ingresos de la isla.

En algunas conferencias de prensa se informa poco y mal. Foto: Raquel Pérez

Pero a nuestros jefes de redacción no les basta un simple “vamos bien e iremos mejor”. Puede que sea cierto pero es imposible publicar informaciones sin datos, basadas solo en la “fe” que puedan despertar las palabras de un político.

No se trata de crucificar a este hombre porque él no es una excepción, incluso yo diría que aun con sus limitaciones fue capaz de sentarse frente a nosotros mientras otros nos evitan aduciendo viajes urgentes o enfermedades sorpresivas.

Además un buen funcionario de gobierno no tiene por qué ser un buen comunicador, aunque los hay. Pero lo cierto es que hoy Cuba es dramáticamente estéril a la hora de aprovechar los espacios que tiene para hacer oír su voz en el mundo.

Claro que en en el resto de los países los políticos juegan con la ventaja de ser asistidos por gabinetes de prensa y cuentan con voceros que sacan la cara cada vez que se espera un bofetón. Una experiencia que funcionó bastante bien incluso aquí.

La Cancillería tuvo durante un periodo varios voceros, el primero de ellos fue el experimentado diplomático Miguel Alfonso, quien siempre llenaba el vacío informativo oficial, incluso para decir que “no hay comentarios al respecto”.

Pero el trabajo de Alfonso iba mas allá de las conferencias de prensa, mantuvo una relación estrecha con los periodistas. Nos conocía muy bien y nosotros a él, al punto de llamarnos a cualquier hora para debatir sobre cualquier tema.

Miguel hablaba sin miedo, no temía equivocarse y repetía que los voceros son “descartables” no solo por sus propios errores sino también por estrategias políticas. Siempre tuve la impresión de que le preocupaba más su país que su cargo.

No se trata de que periodistas y vocero nos tiráramos flores por el contrario nunca saltaron tantas chispas como en sus conferencias de prensa pero era un hombre capaz de sentarse después a tomar café cualquiera corresponsal.

Lamentablemente para nosotros la ONU lo contrató como experto y más tarde una muerte prematura se lo llevó. Sin embargo, dejó tras de sí una escuela, una forma de hacer las cosas que debería ser imitada para beneficio de todos.

Publicado con la autorización de BBC Mundo.